Techint ganó la compulsa por Sidor en 1998, cuando en Caracas ya se palpitaba que Hugo Chávez iba a ser el próximo jefe de Estado. La siderúrgica, con puerto en el Orinoco, fácil y económico acceso a la materia prima e ingreso al estratégico mercado de Estados Unidos y Canadá, le permitió escalar en tamaño al grupo ítalo argentino que se hizo cargo del 60% de Sidor y de su manejo. El otro 40% correspondía a la estatal Corporación Venezolana de Guayana y dentro de ese paquete, 20% era de los trabajadores.
En poco tiempo, Sidor se transformó en la segunda empresa de Venezuela después de PDVSA. Sidor tenía el doble de tamaño de la planta de Siderca en Campana y era la gran plataforma para la producción de aceros planos en América latina. Allá se producían aceros para la industria automotriz, para la línea blanca del hogar, laminados en caliente y en frío, estañado y cromado para envases y tapitas y aceros largos.
Entre 1998 y 2007 Sidor incrementó la producción de acero hasta alcanzar el récord de 4,3 millones de toneladas. En esos años, hubo inversiones por US$ 950 millones, que permitieron alcanzar los más altos estándares de competitividad en la región y consolidar una mejora en la gestión. Los despachos de Sidor aumentaron 63% de 1998 a 2007 alcanzando 3,9 millones de toneladas entre el mercado local y las exportaciones.
La gestión de Techint se caracterizó por una intensa capacitación del personal con un promedio de 300 mil horas hombre anuales, casi 3% del tiempo disponible. La productividad, definida como producción por empleado, llegó a las 786 toneladas por trabajador, una de las más altas en la industria, duplicando el registro de 1998.
Pero pese a estos registros y a las mieles iniciales, los problemas con Chávez arrancaron en 2005. Durante la Cumbre de las Américas en Mar del Plata, en noviembre de aquel año, Néstor Kirchner tuvo que oficiar de mediador. Una primera disputa entre Chávez y Techint fue por el precio del mineral de hierro, insumo básico del acero. Chávez ya había amenazado con la nacionalización en medio de una ola que afectó a empresas brasileñas y mexicanas.
El 6 de mayo de 2007 Chávez desafió públicamente: “Que Paolo Rocca se tome un avión y venga a Venezuela, quiero mantener una conversación directa. Le voy a decir vamos a hacer una ley por la que te vamos a obligar a suministrar primero el acero venezolano al mercado nacional antes de que te lo lleves a otros países. Y si no estás de acuerdo se acabó, yo agarro la empresa y te pago lo que cueste porque yo no te voy a robar”.
Casi un año más tarde, en abril de 2008, se definía la nacionalización de Sidor y Techint comenzaba con el reclamo de pago de US$ 3.600 millones por el 60%. Recién a fines de 2010, terminó de cobrar pero US$ 1.610 millones.
La nacionalización de Sidor en 2008 no sólo interrumpió el crecimiento de inversiones y producción de la empresa: la sacó del mapa global. Desde que la estatizaron, la producción bajó a niveles de sólo 1,6 millones de toneladas, 64% menos en relación a 2007. Las ventas disminuyeron un 63% a 1,4 millones de toneladas. Hoy Sidor solo entrega al mercado venezolano 1,3 millones de toneladas de acero obligando a importar. También redujo sus exportaciones a 100.000 toneladas, cuando exportaba 2 millones y era el principal proveedor de la Comunidad Andina. Eso sí, lo único que creció fue la nómina de empleados. Entre 2008 y 2013 aumentó más de 200% alcanzando 17 mil entre operarios, supervisores y administrativos. La productividad se derrumbó 88%, de las 786 a 92 toneladas por empleo.
Y una de las últimas novedades es que el Estado venezolano está ofreciendo comprar el 20% de las acciones que tienen los empleados en Sidor. El 20% del paquete accionario está en mano de 15.000 empleados y exempleados. Durante la gestión Techint cada uno de esos 15.000 accionistas recibió dividendos por US$ 26.700. Ahora el gobierno de Nicolás Maduro les ofrece US$ 4.500.
