El antiguo economista jefe del Banco Central Europeo (BCE) y vicepresidente del Bundesbank, Jürgen Stark, pronunció un discurso extraordinariamente importante ante los asistentes a su conferencia en el Bayerischer Hof, en Múnich, el pasado sábado. En su conferencia Stark recomendó protegerse frente a un probable colapso del sistema monetario mundial.
El marco donde pronunció la conferencia era propicio a hacer discursos de este tipo. La organizadora, el Ludwig von Mises Institute en Alemania y por tanto, puede utilizarse un lenguaje directo sobre los riesgos que encarna el actual sistema. A juicio de Stark, los Bancos Centrales “han perdido por completo toda capacidad de control y perspectiva sobre la situación económica”.
El sistema monetario actual fue salvado “in extremis” en 2011 mediante una acción concertada de todos los Bancos Centrales importantes. Según el profesor Stark, “todo el sistema se basa en la ficción pura, dando palos de ciego desde 2008 para evitar un segundo Lehman, el cual si vuelve a suceder, el sistema no sobrevivirá”.
La cuestión de fondo no es la sucesión de acontecimientos de los últimos años sino precisamente el mismo sistema es el que está puesto en cuestión. El papel moneda, además de imprimirse sin un respaldo real como puede ser la producción de bienes y servicios en la economía, crece sin control posible del Banco Central dados los mecanismos de transmisión de la política monetaria y el multiplicador monetario. Los bancos comerciales, en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia, pueden crear dinero mediante la emisión de títulos.
En este sentido, la “pura ficción” de la que advierte Stark puede ser afrontada con una diversificación correcta de la cartera de los inversores, destinando una parte de ella a la inversión en “valores refugio” como el oro y la plata, entre otros. Volver a fundamentar el sistema monetario en un activo de reserva es tarea esencial que, hoy por hoy, los Bancos Centrales no están dispuestos a llevar a cabo. A pesar de las avalanchas de liquidez y la abundancia de ésta en este momento, no debemos confiarnos en tener un sistema sólido.
Ha bastado un “estornudo” de Deutsche Bank –la entrada del vehículo de inversión de la Familia Real de Qatar en el capital con 8.000 millones de euros– para que los bancos en Europa cojan neumonía en la Bolsa. Todos los grandes bancos se desplomaron ayer empezando con Commerzbank, UniCredit, Société Générale, BBVA o Barclays.