Si hay un dato que repiquetea en la cabeza de todos los funcionarios vinculados al área energética (aún cuando entre ellos no coincidan sobre cómo maniobrar lo que se viene) es que en la segunda quincena de junio todo el sistema estaría al borde del colapso.
Aunque el pronóstico augura, en promedio, un invierno cálido en el mercado hay informes técnicos que advierten que para los últimos días de junio por primera vez en 12 años habría problemas de oferta. Las advertencias ya llegaron a los escritorios de varios funcionarios que analizan cómo afrontar una demanda que superaría los 180 millones de metros cúbicos de gas, mientras que suele estar cercana a los 160 millones de metros cúbicos. Se produciría por una combinación de factores que van desde los manotazos improvisados por poner al día de un saque las tarifas congeladas hace una década hasta la salida forzosa de una planta en el sur que comenzaría una explotación en junio limitando en más de 10 millones de metros cúbicos la oferta por más de 10 días en dos meses. Actualmente, todo en el sistema energético funciona tan milimétricamente al límite que hasta una buena noticia como una nueva explotación pondría en jaque la totalidad del suministro.
Los mismos técnicos aseguran que habrá muchos cortes, en especial en industrias y usinas. Las fábricas se la ven venir y desde ahora recargan las tintas sobre el empleo. El presidente de la Unión Industrial (UIA), Héctor Méndez, dijo que hay prejuicio en el Gobierno sobre el empresariado y que si no nos dejan generar, no van a distribuir nada. El vicepresidente José Urtubey ratificó que no se están creando nuevos puestos de trabajo y que la Argentina transita un delicado equilibrio entre a inflación y la caída de la actividad.
La propia presidenta Cristina Kirchner salió, implícitamente, al cruce en la cadena nacional del miércoles (la número 12 en lo que va de este año). Tenemos que entender que hay que mantener este modelo, dijo al anunciar un aumento del 40% en la Asignación Universal por Hijo. Es decir: en el Ministerio de Planificación y de Economía apuestan a un aumento de tarifas generalizada presentada ante la opinión pública como recorte de subsidios. Luego de 12 años sin actualización tarifaria, la suba en las boletas del agua y del gas se hizo a los ponchazos y habrá que ver ahora si se repetirán los mismos errores en los aumentos para la electricidad.
El aumento del gas, por ejemplo, no resultó equitativo a la hora de repartir nuevas ganancias entre transportistas y distribuidoras. Eso generó ausencias en la solicitada del último fin de semana que anticipan cómo algunas compañías comienzan a patear el tablero y otras analizan recurrir a la Justicia por discriminación.
En el reparto de la nueva tarifa del gas además hay ganadores y perdedores. Gracias a la intervención del CEO de YPF, Miguel Galuccio, Metrogas por ejemplo sumaría casi 600 millones de casi un 200% en su facturación en un año y podría salvar las cuentas al rojo vivo que hoy la tiene al borde de la quiebra. En cambio, otras empresas como Litoral, Cuyana o Gas Nor tendrían suerte inversa y un impacto casi nulo. Son advertencias de los informes que circulan en el mercado.
Otro error fue dejar crecer la desproporción de la tasa que cobra el Energas todos los años y que pagan las empresas para que las controlen (un rol ya totalmente desvirtuado). Eso fue subiendo tanto que ya representa casi el 10% de la facturación.
Lo que parece tener muy en claro el Gobierno es que el tarifazo tendrá un impacto positivo para las arcas fiscales nacionales, provinciales y municipales: todas engordarán de la mano de la suba en las tarifas; en especial cuando lleguen los incrementos en la luz porque el 44% de la tarifa del Gran Buenos Aires está compuesta por impuestos y cargos; y lo mismo pasa con el 27% de las boletas en los hogares porteños. El otro elemento que se copiaría para la luz del esquema de subas del agua y el gas es que el impacto en el bolsillo será en tres cuotas. De todos modos, el sablazo para la luz será mayor que el del gas porque hay más argentinos subidos al tendido eléctrico que a la red nacional de gas natural.
Hubo un dato que no pasó desapercibido para nadie este semana: la difusión en la Bolsa de Comercio de que Edesur y Edenor arrojaron (otra vez) pérdidas millonarias en el primer trimestre. Unos 1.100 millones de pesos en el primer caso y unos 700 millones de pesos en el otro. Hay algunos economistas del Gobierno que pretenden apurar el recorte de subsidios eléctricos; originalmente se planeaba para septiembre.
En esta línea estaría Galuccio, quien esta semana logró sumarle valor a las acciones de YPF en Wall Street pero también recibió cuestionamientos del grupo de ex Secretarios de Energía. YPF está aumentando sus activos a costa de subir los precios de las naftas el doble que la inflación, (casi 20% desde enero), calificó Jorge Lapeña. Su colega Daniel Montamat señaló que en este corrimiento de precios de las naftas tal vez se apunta a una nueva devaluación.