La petrolera brasileña Petrobras puso hoy en operación una nueva plataforma marítima de producción, con capacidad para extraer diariamente 160.000 barriles de petróleo y 6 millones de metros cúbicos de gas natural, informó la compañía.
La P-62, una gigantesca estructura de 60.500 toneladas del tipo FPSO (unidad de producción, almacenamiento y transferencia de petróleo, por sus siglas en inglés), fue anclada en el campo productor de Roncador, una importante área productora en la cuenca marina de Campos, según un comunicado de la empresa.
La nueva plataforma, montada sobre el casco de un antiguo navío petrolero, será conectada a 14 pozos productores de petróleo y de gas natural en una región del océano Atlántico frente al litoral del estado de Río de Janeiro en la que la profundidad alcanza los 1.600 metros.
La empresa no tiene previsión de cuándo la unidad, conectada inicialmente a un pozo inicial, alcanzará su capacidad máxima de producción.
La P-62 se sumará a otras tres unidades de Petrobras (P-52, P-54 y P-55) que ya operan en el campo de Roncador.
El petróleo extraído por la unidad será trasladada a navíos de apoyo para su envío al continente, en tanto que el gas será transportado por un gasoducto que Petrobras ya opera en la cuenca de Campos.
La entrada en operación de la nueva unidad coincidió con el anuncio de la presidenta de Petrobras, Graça Foster, de que la compañía mantuvo su previsión de que la producción de la empresa crecerá un 7,5 % este año.
Foster dijo en una rueda de prensa de que la producción promedio de la empresa en el primer trimestre fue de 2,01 millones de barriles de petróleo y gas natural gracias a la entrada en operación de nuevas plataformas marítimas, que hasta ahora han agregado a la empresa una producción promedio de 120.000 barriles diarios.
"Ya conectamos hasta ahora 20 pozos a esas nuevas plataformas y nuestra previsión es que terminemos el año con 65 pozos conectados a las nuevas unidades, lo que se reflejará en la producción", afirmó la presidenta de la empresa.
La meta de la empresa es terminar este año con una producción diaria promedio de 2,08 millones de barriles y elevarla a 3,2 millones de barriles en 2018 y a 4,2 millones de barriles en 2020.
El aumento de la producción en los últimos meses ha sido impulsado principalmente por la extracción en el llamado presal, un nuevo horizonte de explotación que Petrobras descubrió en aguas muy profundas del océano Atlántico por debajo de una capa de sal de dos kilómetros de espesor.
En el presal, cuyas reservas pueden convertir a Brasil en uno de los mayores exportadores mundales de crudo, Petrobras extrajo en marzo un promedio diario de 395.000 barriles, igualmente un récord y un volumen en un 2,4 % superior al de febrero.
Esta plataforma, con capacidad para producir 180.000 barriles diarios, está operando actualmente con tres de quince sus pozos previstos, de los que extrae un promedio diario de 50.000 barriles.
Apuntalada por algunos de los mayores descubrimientos de petróleo de este siglo, Petrobras se integró al grupo de los principales productores mundiales de energía. Ejecutivos en la empresa paraestatal hicieron alarde de que ésta incluso pudiera superar a Apple como la empresa más valiosa del mundo que se comercializa públicamente. Dirigentes políticos locales aseguraron que Brasil estaba en la cúspide de la independencia energética.
Ahora, Petrobras está llegando a simbolizar algo más: el caos que presenta la lenta economía de Brasil y la reevaluación de las perspectivas de crecimiento de los mercados emergentes por todo el mundo.
La producción petrolera de Petrobras se ha estancado, acrecentando la dependencia de Brasil del petróleo importado. Petrobras está empantanada con investigaciones de corrupción y reclamos de incompetencia administrativa. Además, su deuda se está disparando. Actualmente califica como la empresa más endeudada del mundo.
"El deterioro de Petrobras ha sido pasmoso, expedito y doloroso", dijo Fabio Fuzetti, socio en Antares Capital Management, empresa de inversión en São Paulo. "Esta es la empresa de energía que sirvió como el modelo para otras en países en desarrollo", dijo. "Ahora es el ejemplo preciso de lo que no se debe hacer".
Con todo y estos problemas, ejecutivos en Petrobras destacan que la empresa aún tiene claros puntos fuertes. Si bien sigue siendo lucrativa en general, a pesar de crecientes pérdidas por la importación de combustible, es una de las pioneras en exploración en aguas profundas. De manera similar, Petrobras controla codiciados activos por todo el mundo, incluyendo reservas de petróleo y gas de aproximadamente 13.000 millones de barriles.
En una declaración, un portavoz de Petrobras dijo que los niveles de deuda vienen creciendo a medida que la empresa invierte en petróleo frente a las costas y en acrecentar la capacidad de refinación. "Tendremos un punto de inflexión en nuestra deuda a partir de 2015, cuando la generación de ingresos supere la inversión, dando comienzo a una trayectoria de reducción de la deuda", dijo Paula Almada, la portavoz.
Hasta ahora los tenedores de bonos, que actualmente financian un histórico 43 por ciento del gigantesco programa de inversión de la empresa, han sido notablemente pacientes. Sin embargo, analistas advierten que buena parte de esta prodigalidad ha sido impulsada por la saturación de liquidez global. Si las complicaciones de Petrobras siguen creciendo, podría encontrar resistencias en mercados internacionales.
Los males que afectan a Petrobras -demasiada deuda y gasto a cambio de muy poco rendimiento- reflejan una inquietud mayor en el sentido que la era dorada para Brasil, China, Rusia y Turquía, en otra época la vanguardia del auge del mercado emergente, está llegando a su fin.
"El problema con Brasil es que los días de crecimiento de 4 por ciento ya se fueron", dijo Tony Volpon, experto en América Latina en Nomura Securities, quien prevé que la economía del país crezca muy por debajo de 2 por ciento este año.
Los problemas en Petrobras, cuyo 60,5 por ciento pertenece al gobierno brasileño, se han puesto de relieve claramente en semanas recientes, a medida que la empresa enfrenta dificultades con un animoso escándalo en torno a su adquisición de una refinería localizada en Houston, Texas, iniciada en el año 2006 y completada años más tarde, a un costo estimado de 1.190 millones de dólares de propiedad de Astra, sociedad comercial del petróleo belga que compró la refinería por 42,5 millones de dólares en 2005.
Aunado a esto, la policía local arrestó en fecha reciente a uno de los ex ejecutivos más poderosos de Petrobras, Paulo Roberto Costa, quien encabezó operaciones de refinación hasta 2012. Los investigadores dicen que él estuvo involucrado en una extensa conjura de lavado de dinero y pudiera haber recibido sobornos relacionados con la construcción de una refinería cuyo costo se ha disparado por los cielos, yendo de 2.500 a 18.500 millones de dólares.
La lista continúa. Petrobras enfrenta investigaciones en torno a reclamos de que sus empleados recibieron 139.000 millones de dólares en sobornos de SBM Offshore, proveedora holandesa de pozos petroleros. Petrobras informó recientemente que una auditoría interna no había arrojado evidencia de los sobornos, pero investigadores federales siguen estudiando el tema. Otra investigación está indagando sobre alegatos de cobros excesivos en un contrato por 825 millones de dólares con Odebrecht, el gigante brasileño de la construcción y servicios petroleros.
A pesar de los escándalos, Petrobras sigue siendo la compañía más poderosa de Brasil. Incluso, a medida que la compañía apunta a invertir alrededor de 220.000 millones de dólares en los próximos cinco años, Volpon destaca que la mayoría de las otras empresas en Brasil no está siguiendo ese ejemplo. En el escenario mundial, dice, empresas brasileñas, impedidas por altas tasas de interés, inflación y una divisa cara, se están volviendo menos competitivas.
Luego de aducir el aumento en la carga de deuda, Moody`s redujo la calificación de la deuda de la empresa en octubre pasado a Baa1, el tercer índice más bajo de inversión ofrecido por la dependencia de crédito.
El efecto sobre las expectativas de financiamiento de Petrobras ha sido mínimo. Casi un año después de fijar una marca para un mercado emergente con una venta de bonos por 11.000 millones de dólares, la empresa aprovechó el mercado de bonos el pasado mes de marzo, para realizar otra oferta monstruo. Petrobras captó 8.500 millones de dólares, la mayor oferta de deuda corporativa del año.
En el ínterin, conforme los escándalos de corrupción atrapan a Petrobras, la compañía está teniendo dificultades para elevar la producción de petróleo y gas que cayó 2,2 por ciento en 2013 hasta un promedio de 2,55 millones de barriles al día. Existen señales este año de que Petrobras pudiera finalmente estar teniendo éxito para revertir ese tipo de descensos; la producción petrolera de la compañía en Brasil subió 0,3 por ciento en febrero respecto del mes anterior.
Quizá el mayor desafío de Petrobras es que no es solo una empresa de energía. Está también en el corazón de un feroz debate en torno al alcance del gobierno brasileño para hacer uso de su riqueza a fin de alcanzar objetivos políticos y económicos.
En un esfuerzo por impedir que la inflación se acelere durante un año electoral, el gobierno de la Presidenta Dilma Rousseff ha impedido que Petrobras suba los precios de los combustibles para cubrir el costo de importar gasolina refinada y gasoil. Al mismo tiempo, el consumo interno de combustibles ha subido desde que las autoridades brasileñas ofrecieron incentivos a fabricantes de automóviles para elevar la producción.
El resultado es que las pérdidas de Petrobras en su refinación, transporte y operaciones de marketing ascendieron a 8.000 millones de dólares en 2013.
Petrobras sigue estando lejos de los niveles de tensión política y opacos tratos que ahora caracterizan a Petróleos de Venezuela, el productor de petróleo agudamente politizado que pertenece al gobierno venezolano y que, en otra época, fue considerado un líder de la industria y un bastión de experiencia técnica.
Sin embargo, algunos arguyen que Petrobras también está siendo llevada al máximo por las ambiciones políticas de Brasilia. "Los pesares de Petrobras son el resultado de políticas gubernamentales bien definidas", dijo John Forman, ex director de la dependencia reguladora que supervisa a la industria petrolera de Brasil.