Sorpresivamente la Unidad Ejecutiva Interdisciplinaria de Monitoreo sobre el biodiésel, que conduce Axel Kicillof, redujo ayer a la mitad las retenciones a ese combustible. Así, las recortó desde el 21,75 % al 11%, en lo que es “una decisión muy positiva”, de acuerdo con Claudio Molina, director Ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno.
La decisión del ministro de Economía se produce tras la fuerte presión de una industria que no existía hasta 2007 y que en 2012 exportó por US$ 2.065 millones.
Desde entonces, con mayores retenciones y cierres de mercados externos, la producción se derrumbó y cerraron algunas plantas. Molina destacó ayer que en la pelea por menores retenciones consiguieron el apoyo del área de Planificación y Energía.
Es que las exportaciones en el primer trimestre de 2014 se derrumbaron y para todo el año iban a arrojar unas 800.000 toneladas frente a 1,6 millones de 2012.
Actualmente la capacidad instalada es del orden de 4,6 millones de toneladas de producción anual, de las cuales se utilizó en el primer trimestre solo un 35 %, “ un valor que es indicador de la crisis que vive la industria”, dijo Molina a Clarín.
Esta semana el Congreso trató una rebaja en la alícuota del biodiésel que se utiliza en la generación eléctrica.
Con inversiones de 1.000 millones de dólares en los últimos cinco años, se construyeron más de veinte plantas de biodiésel que toman como materia prima el aceite de soja. El aceite, junto con la harina de alto contenido proteico, son los dos productos principales que arroja la molienda de la oleaginosa.