“El apoyo a la ciencia, la innovación y la tecnología no es propio de los países ricos, sino parte de la explicación de por qué esos países son ricos”, explicó José Miguel Benavente, director de la división de Innovación y Competitividad del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y ex vice presidente del Consejo Nacional de Innovación, durante el seminario “Además del cobre, ¿qué?”, organizado por la entidad internacional, la OCDE y el Gobierno de Chile.
Hoy, el país está en una encrucijada: sí o sí debe diversificar su canasta exportadora, que depende fuertemente de la minería. De hecho, en 2013 las exportaciones del país sumaron US$ 81.116 millones. De ello, más de US$ 40 mil millones se generaron sólo por cobre, según cifras del Banco Central. Es más, dentro de los 10 productos más exportados, ocho pertenecen al sector minero. Dato no menor, considerando que los costos están creciendo, la ley del mineral está bajando y se estima una caída en los precios en los próximos años, y que se suma a la baja productividad que presenta el país.
Para los expertos, es hoy el minuto en que Chile debe pensar en su futuro y potenciar aquellos nuevos nichos donde el país tiene potencial y que, a través de la innovación e investigación, pueda contar con una nueva oferta de valor agregado al mundo. “La estructura productiva es prácticamente la misma que hace 50 años, dependiente de recursos naturales. Centrar la canasta en ello y mantener la estructura, limitará el crecimiento en los próximos años”, señala Andrés Zahler, jefe de la División de Innovación del Ministerio de Economía. Por ello, destaca la creación de la agenda de Productividad, Innovación y Crecimiento, donde se pretende construir mediante la selectividad, las “ventajas comparativas dinámicas en sectores intensivos de conocimiento”, agrega.
Claudio Wernli, director ejecutivo de la Iniciativa Científica Milenio, añade que lograr la diversificación es relevante, porque “constituye un seguro contra los cambios y vaivenes globales en materia económica y social. Y por otro lado, la exploración y concreción de nuevos nichos abre posibilidades de desarrollar líneas generalmente exitosas y rentables para la economía y su desarrollo”. El diagnóstico está claro y el desafío es hacia dónde apuntar. Para los especialistas, en el país están florenciendo ventajas naturales que hay que saber aprovechar. Y mencionan las industrias de la energía, astronomía, alimentos o servicios como las de mayor potencial.
Chile: Laboratorio natural
Gonzalo Rivas, presidente del Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad (CNIC), señala que Chile debe sacar provecho de los laboratorios naturales que posee, refiriéndose al auge de la astronomía, donde el 70% de la observación mundial se hará en territorio nacional. Los desarrollos que ahí se pueden hacer, acota, pueden extenderse a varias industrias. También menciona la ciencia antártica para la producción de microorganismos o la energía, en especial la solar. “La energía es una preocupación mundial, para Chile es un problema por su escasez, pero a la vez una oportunidad para crear soluciones de utilidad global”, dice. Coincide Marcos Kulka, gerente general de Fundación Chile, al indicar que apuntar a las energías renovables no convencionales (solar, geotermal o del mar, es hoy vital. “Contribuyen a crecer como país emergente en forma sustentable, que es una ecuación del mundo moderno”. Destaca eso sí, que no hay que dejar atrás a la minería.
“Su rol trasciende al de un sector que solo brinda altos recursos al Fisco. Es una industria muy sofisticada, donde hay que aprovechar su efecto multiplicador y desde ahí transferir know how hacia otros sectores. Si tomamos la experiencia de Australia, Finlandia o EEUU, vemos que la minería ha sido la cuña de industrias de exportación basadas en conocimiento como la del software”, señala. De hecho, los 217 proyectos acogidos a marzo de 2014 a la ley de incentivo tributario para I+D por $ 33.130 millones, minería destaca entre los sectores que más ha presentado proyectos en cuanto a cantidad (9,8% del total) y montos involucrados con $6.329 millones. Destaca también el área de medioambiente y agropecuario.
Soluciones tecnológicas
El sector de servicios globales también presenta altas potencialidades. Sin embargo, para Luis Stein, presidente de la Asociación Gremial de Empresas Chilenas desarrolladoras de Software (Gechs) aún existen muchas “barreras arancelarias, poca claridad en los impuestos y en las retenciones que se tienen que pagar cuando ingresa mano de obra o cuando llevamos capital humano especializado al exterior en temas de software”, que impiden un mayor despegue de la industria.
En el rubro de alimentos, Ronald Bown, presidente de la Asociación de Exportadores de Chile (Asoex) indica que, en particular, el sector frutícola tiene una oportunidad interesante. “Estamos trabajando temas importantes desde el punto de vista de lo que son las nuevas variedades en el área de las manzanas, los nectarines, las frambuesas, las cerezas y de la uva de mesa. Eso significa mejores oportunidades para el país que no cuenta con variedades propias. Lograr tener más de una, obviamente generará mejores resultados desde el punto de vista de su competitividad”.
Sin embargo, aclara que “los cambios de políticas de I+D en las últimas administraciones, han generado una especie de freno al mayor desarrollo. Se debiera fijar una meta de alcanzar al menos el 1% del PIB en inversión en I+D en el mediano plazo, además de establecer políticas de largo plazo”.