El titular de la empresa provincial de hidrocarburos viajó a Houston para cerrar inversiones en el mayor yacimiento de la Cuenca Neuquina, eje de los planes de YPF para recuperar el autoabastecimiento energético. Hubo importantes con Exxon, Chevron y Shell. La puja con Sapag por las leyes provinciales y nacionales para controlar los recursos naturales.

Por Nicolás Fiorentino/@nicolasioren. Mientras crecen los tironeos entre el Gobierno de Neuquén y el titular de YPF, Miguel Galuccio, por los negocios hidrocarburíferos en Vaca Muerta, una información difícil de tragar le llegó desde Houston al ingeniero responsable de la petrolera de bandera.

En esa ciudad se encuentra el ministro de Energía y Servicios Públicos de la provincia, Guillermo Coco, encabezando reuniones privadas con los lobbystas de las principales empresas hidrocarburíferas del mundo. Su plan es atraer inversiones para Vaca Muerta. Justamente, el yacimiento donde el Gobierno nacional tiene puestos todos sus cañones en busca del tan ansiado autoabastecimiento energético.

Coco se instaló en Houston, la capital mundial del petróleo, enviado por Sapag. Organizaron en el Hotel Hilton de esa ciudad la IV Ronda de Concursos de Áreas Hidrocarburíferas, entre el martes y miércoles de esta semana, según consta en la página oficial de Gas y Petróleo de Neuquén (GyPN), la empresa estatal de hidrocarburos. El funcionario, mantuvo reuniones con al menos 14 de las principales petroleras del mundo, con las que intentó llegar a acuerdos para invertir en Vaca Muerta, el principal yacimiento de la Cuenca Neuquina, en sociedad con GyPN, empresa que también preside.

Según pudo saber LetraP, al menos cuatro de esas grandes compañías mostraron un gran interés. Son las americanas EOG Resources, Exxon y Chevron (ya socia de YPF en el mismo yacimiento) y la anglo-holandesa Shell. Las tres ya operan en Vaca Muerta, pero tienen planes de fortalecer su presencia allí.

No son las únicas: otra empresa que tiene un serio interés en poner dólares en Neuquén es Pan American Energy (PAE), la principal productora argentina en la que se asocian Bridas, propiedad de la china NCOOC y los hermanos Bulgheroni, y la British Petróleum. La misma que acaba de sellar un pacto de paz con el Gobierno de Chubut luego de largos días de disputas por la denuncia por presunto pago de coimas en la renegociación de 2007, que tramita ante la SEC norteamericana.

Las áreas que Coco llevó en su carpeta para promocionar son Parva Negra Oeste, Santo Tomás, Portezuelo Minas, El Churqui, Pampa Trill, Los Álamos, China Muerta, Loma de las Piedra y Collón Cura Bloque II. Lo que propone Neuquén a las empresas es una participación importante de GyPN en los yacimientos de hidrocarburos convencionales (hasta el 50%) y una menor en los de inversiones de mayor riesgo, los no convencionales.

Cortocircuitos

El viaje de Coco a Houston no llega en un momento cualquiera. Las relaciones entre el gobierno de Sapag y Galuccio pasan por su peor momento, luego que trascendiera que el gobernador neuquino tiene un borrador para reformar la ley de hidrocarburos provincial y dotar de mayor poder a GyPN sobre los yacimientos provinciales. Entre ellos, claro está, Vaca Muerta. 

Según trascendió, entre las nuevas facultades que quiere imponer Sapag es que una vez finalizadas las distintas concesiones vuelvan automáticamente a la órbita de GyPN. Esto encendió la alarma en YPF, ya que debería estar compitiendo en forma permanente por cada zona licitada con las multinacionales petroleras más poderosas del mundo. No sólo eso, sino que, por ejemplo, quedaría mano a mano en la puja por una concesión después de que la misma empresa de control estatal desarrollara las perforaciones y pusiera en marcha la extracción de gas y petróleo sheil, en caso de que la labor de Galuccio tenga éxito en Vaca Muerta.

La reforma a la ley provincial de Neuquén, por ahora, estaría en stand by. Lo que no descartan en el mundo de los negocios es que sea el Gobierno nacional el que busque avanzar con modificaciones a la ley nacional de Hidrocarburos, limitando el poder de fuego de los gobiernos y las empresas provinciales que administran las explotaciones petroleras y gasíferas. La traba que tienen en este sentido es que, en tal vez uno de los peores errores cometidos en la reforma, la Constitución nacional desde 1994 deja el control de los recursos naturales en manos provinciales.