Abril aún guarda en su interior una cita económica de envergadura. La protagonizará la Reserva Federal (Fed), el banco central de Estados Unidos, que mañana y pasado celebrará la tercera reunión de política monetaria del año. Será, además, la segunda presidida por Janet Yellen y, sobre todo, la cita en la que la entidad dará el cuarto tijeretazo consecutivo a su tercer programa de expansión cuantitativa (QE3).
En concreto, se espera que la Fed lo pode, al igual que en las tres ocasiones anteriores, en 10.000 millones de dólares. De ese modo, quedaría reducido a 45.000 millones de dólares al mes. O lo que es lo mismo, aunque el banco central norteamericano prolongará la moderada operación repliegue (tapering) de sus estímulos más extraordinarios, todavía seguirá dedicando 45.000 millones de dólares cada mes a la adquisición de deuda pública e hipotecaria. De este modo, y pese a que sigue reduciendo unas compras que entre diciembre de 2012 y el mismo mes de 2013 ascendieron a 85.000 millones de dólares al mes, el banco central estadounidense continuará engordando su balance, que roza ya los 4,3 billones de dólares.
Esta vez, y a diferencia del estreno de Yellen en marzo, el resultado de la cita sólo se conocerá mediante el comunicado oficial que la institución difundirá a las 20 horas -en horario español- del 30 de abril. En esta ocasión, o habrá revisión de sus previsiones sobre la economía y los tipos de interés ni rueda de prensa a cargo de la presidenta.
En este comunicado, además de la decisión que adopte sobre el QE3, el mercado centrará su atención en tres aspectos adicionales. El primero, el diagnóstico que ofrezca sobre la evolución de la economía. Después de que la climatología haya condicionado varias estadísticas de comienzos de 2014, los inversores querrán saber cómo define la Fed la recuperación económica y la situación del mercado laboral.
El segundo se detendrá en los tipos de interés. En su debut, Yellen dejó la sensación de que podría subir los tipos antes de lo previsto y las propias previsiones de la Fed mostraron que además el repunte podría ser más intenso de lo esperado. Esta combinación sorprendió al mercado, que interpretó que la Fed estaba en un modo más halcón que paloma, Posteriormente, las actas de aquella reunión matizaron esas prisas, y ahora el mercado esperará una nueva confirmación de esta mayor serenidad en la cita de finales de abril.
Es decir, confiará en que la Fed renueve el compromiso con mantener los tipos como están para cumplir su doble cometido de garantizar la estabilidad de los precios -algo que ahora pasa por evitar la aparición de presiones deflacionistas- y promover el máximo empleo posible. Por ahora, lo que está fuera de dudas es que el precio del dinero seguirá en el 0-0,25% en el que lleva anclado desde diciembre de 2008.
En cuanto al tercero, consistirá en saber qué grado de consenso existe en el seno del Comité Federal del Mercado Abierto (CFMA), el órgano de la Fed que define la política monetaria en EEUU. En marzo, uno de sus miembros, Narayana Kocherlakota, se opuso al cambio de estrategia que adoptó la Fed por mayoría. Esa variación consistió en dejar de usar una orientación futura (forward guidance) sobre los tipos de corte cuantitativo -no subirlos mientras el paro estuviera por encima del 6,5%- para pasar a utilizar otra cualitativa, vinculada a un abanico de estadísticas más amplio y más volcado hacia los precios, pero sin explicitar obtjetivos concretos. En opinión de Kocherlakota, este viraje genera "una incertidumbre" que puede afectar a la actividad económica. Habrá que comprobar si sigue siendo la única voz disidente del CFMA o si crece la disensión entre sus integrantes.
Por Ann Saphir y Jonathan Spicer
La Reserva Federal continuará la próxima semana reduciendo su masivo programa de compra de bonos, pero por debajo de la superficie de una esperada decisión unánime se encuentra una Fed profundamente dividida que lucha por sentar las bases de cara a las difíciles decisiones futuras.
La presidenta de la Fed, Janet Yellen, dio una pista de la agenda del banco central de Estados Unidos hace un par de semanas al exponer tres "grandes" temas que necesitan un seguimiento: el nivel de flacidez del mercado laboral, el hecho de si la inflación está aumentando de nuevo hacia la meta de la Fed del 2 por ciento y los factores que podrían hacer descarrilar la recuperación económica.
Inesperados "giros", dijo Yellen, podrían obligar a la Fed a modificar su plan para terminar con las compras de activos a finales de este año y elevar las tasas de interés en 2015.
Yellen y el resto de funcionarios de la Fed están debatiendo qué condiciones económicas podrían sentar las bases para un aumento de tasas, si la Fed debe empezar a dejar que su balance se reduzca antes o después de que actúe para hacer subir los costos de endeudamiento y si debe responder ante la posibilidad de burbujas de activos en algunos mercados.
Los funcionarios de la Fed, que se reunirán el martes y el miércoles, discrepan fuertemente de las respuestas a estas preguntas y, en consecuencia, sobre el mejor plan a largo plazo para un alza de las tasas.
Sin embargo, a diferencia del Banco Central Europeo (BCE), que se enfrenta a una amenaza de deflación, los funcionarios del banco central de Estados Unidos están bajo poca presión para dar un giro rápido a su política monetaria.
"Dudamos de que surja una modificación importante" en la declaración de política monetaria de la Fed, dijo Annalisa Piazza, estratega de renta fija de Newedge. La declaración, que se dará a conocer a las 1400 GMT del miércoles en la clausura de la reunión, no será acompañada por nuevas previsiones económicas o una conferencia de prensa, eventos que forman parte únicamente del programa trimestral.
Datos recientes han corroborado gran parte de la presunción de la Fed respecto a que una desaceleración económica a mediados del invierno boreal se debió a un inusual clima gélido en grandes zonas de Estados Unidos.
Las condiciones del mercado, además, no están amenazando con socavar el impulso de la mayor economía del mundo. Esta relativa estabilidad hace que la decisión de la Fed sea fácil, por lo que recortará sus compras mensuales de bonos en 10.000 millones de dólares por cuarta reunión consecutiva.
Esto dejaría las compras en 45.000 millones de dólares y pondría a la Fed en mitad de su camino para poner fin al programa de alivio cuantitativo.
(Reporte adicional de Richard Leong en Nueva York. Editado en español por Rodrigo Charme)