Ni una sola de las miles de perforaciones hechas en EEUU para extraer gas no convencional mediante la fractura hidráulica ha causado contaminación en las aguas subterráneas, uno de los principales riesgos de esta tecnología que aún alimenta la controversia en el país después de décadas de utilización.
Es una asociación que “ayuda a los reguladores”, han explicado Paque y su predecesor en el cargo, Stan Belieu, durante una jornada técnica celebrada en la sede del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, organizada por la Asociación por la Defensa de la Calidad de las Aguas (Adecagua). La explotación del gas no convencional -atrapado en la roca madre (pizarras y esquistos), por lo que la extracción necesita una fracturación de la misma mediante la inyección a presión de agua con arena y aditivos químicos- puede tener “muchos riesgos”, pero hasta hoy es “un hecho fehacientemente establecido de que no ha habido ni un solo caso” de contaminación de acuíferos, ha asegurado Paque. “Esto es muy importante para nosotros, porque nosotros velamos por la salud de la población”, ha subrayado el director de esta organización, que hace un seguimiento de todo el ciclo del agua y hace verificaciones sobre el terreno. También reciben información de más de 600 empresas, por ejemplo, sobre las sustancias químicas que utilizan en las perforaciones. La fractura hidráulica (fracking) se empleó por primera vez comercialmente en 1949 en Hugoton (Kansas) y Duncan (Oklahoma). Tanto Paque como Belieu han coincidido en que esta tecnología sigue desatando reacciones muy emotivas y pasionales entre la población estadounidense, por lo que han apostado por la “transparencia absoluta”. Con esa intención han desarrollado la web FracFocus.org, que requirió una inversión de millón y medio de dólares, en la que se ofrecen “datos científicos y objetivos” sobre la mayoría de los lugares en los que se está perforando en EEUU -actualmente tienen registrados más de 68.000 sitios-. Por otro lado, el presidente de la Asociación por la Defensa de la Calidad de las Aguas, Manuel Suárez, ha asegurado que el control sobre las empresas estadounidenses existe, y ha apuntado a la anécdota de que a una de estas compañías -propietaria de mil pozos- se le detectaron 700 incumplimientos, “no sé si administrativos o importantes”. En su opinión, España posee una administración ambiental “muy bien formada” y ofrece “garantías de que las cosas se hagan bien”.