Los casi 550.000 usuarios residenciales que ya perdieron o renunciaron a los subsidios deberán afrontar a partir de este mes unaumento tarifario del 37% en los servicios de agua y cloacas que presta la estatal AySA y una suba acumulada hasta agosto en las facturas de gas que oscilará entre el 86% y 140%.
Pese a que el Gobierno había anunciado que se trataba sólo de una reducción parcial de subsidios, las normas que reglamentaron el ajuste incluyeron fuertes incrementos en las tarifas de los servicios de gas y agua que no sólo afectan a los hogares que ahora van a tener una poda, sino también a todos los clientes residenciales que dejaron de recibir esos beneficios económicos a principios de 2012.
En el caso de AySA, el aumento del 37% que corre desde el 1 de abril para los usuarios hogareños que ya están pagando las boletas sin subsidios fue aprobado por medio de la disposición 4 de la subsecretaría de Recursos Hídricos.
Dicha norma elevó de 3,73 a 5,11 el valor del denominado “coeficiente de modificación K”, el componente tarifario clave que determina los cargos fijos y variables de las facturas de AySA.
En tanto, los incrementos acumulados de hasta el 140% en las facturas finales de gas surgen de las resoluciones del Enargas que establecieron los nuevos cuadros tarifarios para las distribuidoras privadas que prestan el servicio en las distintas regiones del país.
El ente regulador aprobó hasta agosto una serie de aumentos en el precio del gas hogareño que, según los niveles de consumo, oscilan entre el 158% y el 700%.
Según calculan los técnicos de las distribuidoras, esos ajustes en el combustible y en los cargos fijos implicarán una suba acumulada del 86% para los hogares de categoría más baja (R1) que no reduzcan sus consumos, Y de hasta 140% para las franjas de clientes residenciales que demandan más de 1.000 metros cúbicos anuales.
Para evitar o limitar esos aumentos en facturas finales, los usuarios hogareños que no reciben subsidios deberán bajar más de un 20% sus consumos con respecto al mismo bimestre de 2013, Si “ahorran” entre un 5% y 20%, abonarán sólo la mitad de las subas programadas. Y si no alcanzan un “ahorro” mínimo del 5%, tendrán que hacer frente a la totalidad de los aumentos en juego.