Lo dice un informe de la AGN. Era un crédito del BID, que debían usar las secretarías de Minería y Medio Ambiente.
Desde hace 20 años, cuando se menciona a la localidad de Abra Pampa, en Jujuy, se habla de contaminación. No es exagerado: la zona ganó fama por los altos niveles de plomo concentrado en sus suelos, en sus ríos, en las casas de la gente. Las familias coexisten con esta situación desde 1990, cuando la empresa Metal Huasi (dedicada a la extracción y fundición de plomo) quebró y dejó toneladas de desechos tóxicos a la intemperie, provocando un deterioro notable del medio ambiente y de la salud de sus habitantes.
En el año 2006, se detectó que el 81% de los niños sufría de saturnismo (envenenamiento por plomo en sangre). Tres años más tarde, después de un serie de crónicas sobre el caso publicadas por Clarín, expertos de la Universidad de Texas denunciaron serias violaciones a los Derechos Humanos de los Abra Pampeños. En noviembre del 2007, el Gobierno Nacional recibió un préstamo de u$s 50 M del Banco Interamericano de Desarrollo para ejecutar un plan de remediación de las áreas impactadas. Traducido: todo ese dinero quedó a disposición de la Secretarías de Minería y Medio Ambiente de la Nación para ser destinado a “curar” la realidad contaminada de aquel pueblo. Pero no se hizo nada.
Ahora, la Auditoría General de la Nación acaba de determinar que sólo se aplicó el 17% del total de los fondos previstos, que los niveles de contaminación en sangre de la gente de Abra Pampa siguen siendo altos y que la amenaza contaminante continúa.
El organismo difundió el informe esta semana (se puede ver completo en el sitio web), y las conclusiones son potentes: desnudan la desidia por parte de las dependencias del Estado comprometidas con la solución del tema. También que sólo se ejecutó un 12,76% del total de las inversiones planificadas y un 17,08% del monto máximo; que la estructura de profesionales armada para ejecutar el programa “es más reducida en cantidad y perfil profesional que la prevista por el contrato con el BID”; y que la remediación parcial de Abra Pampa –remoción de escorias, escombros, suelos impactados– se hizo a medias, sin incluir un plan de salud para los afectados, que siguen en la mayoría de los casos con la sangre enferma de la misma manera.
“Se sabía desde hacía tiempo que en Abra Pampa la situación era grave. Y se empezó tarde a intentar remediarlo, pero se hizo mal. De la auditoría surge que sólo se removieron desechos. Remover no es remediar. Cuando sólo se remueve se dispersa más la contaminación. Pero también hallamos que se pagó más de 500 mil dólares a una consultora para hacer solo informes”, explicó el Auditor General de la Nación, Alejandro Nievas.
“Usaron u$s 100 mil en la compra de un aparato para medir plomo en sangre –siguió–. Se hicieron 103 pruebas. Todas dieron mayores niveles de plomo que los permitidos por la OMS. Pero eso no derivó, como se preveía, en un seguimiento sanitaria. A un chico que está contaminado con plomo hay que darle dos litros de leche por día, para suplir carencias. No lo vimos. No vimos fichas de seguimiento de la salud de los enfermos, ni estudios psicológicos de la población. La gente sigue expuesta”.
El informe es extenso. Al final, exhorta al Gobierno Nacional a trabajar con el Gobierno Provincial para que “los habitantes de Abra Pampa puedan gozar de su derecho constitucional al medioambiente sano y equilibrado”. Una realidad que por falta de voluntad política, les resulta esquiva