Si alguna certeza hay respecto del futuro desarrollo productivo de Catamarca, es que éste tiene vínculos sólidos e indisolubles con la actividad minera. El potencial de la provincia en este aspecto es insospechado, no sólo porque una buena parte de su territorio permanece inexplorado, o al menos no dimensionado en la magnitud de la riqueza que alberga, sino además porque permanentemente se descubren nuevos minerales, o nuevas aplicaciones para minerales ya conocidos.
Uno de los denominados minerales del futuro es el litio, la esperanza blanca, y Catamarca es una de las principales productoras a nivel mundial. Junto a Salta y Jujuy, integra una región que concentra el 20% de la reserva mundial.
La Secretaría de Minería de la Provincia acaba de anunciar la firma de la Declaración de Impacto Ambiental del proyecto denominado Sal de Vida, lo que representa un importante avance en el proyecto que se propone extraer litio de un yacimiento ubicado en el departamento Antofagasta de la Sierra. Este proyecto se sumará, en el futuro cercano, al que desde hace dos décadas explota la empresa FMC en el Salar del Hombre Muerto, también en Antofagasta de la Sierra, y ha convertido a nuestra provincia actualmente en el tercer productor mundial de litio.
La empresa encargada de llevar adelante el proyecto Sal de Vida ha estimado que invertirá alrededor de 370 millones de dólares en el proyecto, que prevé el inicio de la explotación para dentro de tres o cuatro años y una producción anual de 25.000 toneladas de carbonato de litio y 25.000 toneladas de cloruro de potasio.
En la etapa de construcción, el emprendimiento generará mucha mano de obra, alcanzando un pico de hasta 500 operarios. El compromiso asumido por la empresa ante la Provincia es que al menos el 70% de la mano de obra sea catamarqueña.
Ese será uno de los réditos. Otro será el ingreso por regalías, aunque el impacto en ese sentido será muy inferior a la envergadura del proyecto. El emprendimiento del Salar del Hombre Muerto actualmente en marcha, le deja a la provincia apenas 3 millones y medio de pesos por mes. No es una claudicación provincial en la negociación, sino la aplicación de la Ley nacional de Inversiones mineras que rige actualmente.
De modo que en el caso del litio, tanto como para el resto de los minerales que se extraen en la provincia, el objetivo a lograr es que en vez de exportarlo como producto primario, se le agregue valor promoviendo su industrialización.
Al respecto existe la experiencia de una fábrica de baterías de litio en El Pantanillo, que tuvo un comienzo auspicioso pero luego encontró escollos para su desarrollo por las restricciones al ingreso de algunos productos importados necesarios para su fabricación.
El procesamiento de los minerales en territorio provincial es un paso indispensable para afianzar la actividad como generadora de riqueza. Las políticas oficiales deberían concentrar sus esfuerzos en este aspecto tanto como en la promoción de inversiones para la explotación de los yacimientos con los que cuenta la provincia y que permanecen, aún, inexplorados.