Fue la propia presidente, Cristina Fernández de Kirchner, quién aseguró hace dos años que aumentaría el corte de biodiesel para uso automotor, la generación de energía eléctrica y para la utilización de la maquinaria agrícola, luego de conocer las represalias de España – y más tarde de la Unión Europea - a los productos nacionales por la expropiación de Repsol en YPF.

En ese momento la mandataria consideraba que el país estaba preparado para absorber las ventas que anteriormente se destinaban al viejo continente. Sin embargo, como advertían empresarios del rubro por ese entonces, los anuncios quedaron en palabras y de a poco las empresas de gran escala fueron reduciendo el nivel de actividad.

En este contexto de dificultades operativas, que se llevó al fondo del mar a varias empresas no integradas – entre ellas, Explora, Patagonia y Unitec - la Cámara Argentina de Biocombustibles (CARBIO) exige una reducción de las retenciones a las exportaciones como aliciente para ganar en competitividad con otros países que hoy reemplazaron a la Argentina como líder en este segmento.

“Las exportaciones a nuevos destinos, necesarios para compensar la controversial e importante pérdida de las importaciones de la Comunidad Europea (CARBIO ha destacado el significativo apoyo de la Cancillería argentina en este litigio), se encuentran seriamente afectadas ya que los altos niveles de las alícuotas de derechos de exportación dificultan significativamente la posibilidad de realizar ventas al exterior y la búsqueda de nuevos mercados”, señala un comunicado de la entidad.

Con las alícuotas móviles vigentes, del 27,6 por ciento para marzo, las compañías que manejan todo el proceso de producción -grandes e integradas-, no están en condiciones de instalarse en el negocio internacional. Así lo demuestran los datos oficiales: desde 2012 a la fecha las colocaciones al exterior cayeron de 1,7 millones a 1,1 millón de toneladas.

Por otro lado, la operatoria en el mercado interno tampoco atraviesa su mejor momento. Desde CARBIO advierten que con “los valores actuales de los precios publicados para las empresas integradas no cubren los costos”, lo que desencadena en pérdidas del ejercicio comercial. Perciben $5.319 por tonelada, cifra casi idéntica a la de noviembre de 2011.

Las promesas de los funcionarios del área de reemplazar con biodiesel importaciones de gasoil y gas para la generación de energía eléctrica no se cumplió. Lo mismo ocurrió con la pretensión de llevar al 20 por ciento el corte para maquinaria agrícola, anunciada públicamente en varias oportunidades.

Como salida de fondo, los empresarios piden nivelar el trato impositivo con el diésel traído de otros países, exento de impuestos internos. Sería una alternativa para que las petroleras se interesen por este combustible de origen vegetal.

“Como consecuencia de la combinación de esos factores perjudiciales, las principales empresas productoras y exportadoras de biodiesel funcionan con una elevada capacidad ociosa o directamente se encuentran paralizadas, cuando podrían estar generando divisas con agregado de valor y sustituyendo importaciones de gasoil con un producto renovable 100 por 100 de producción nacional, sosteniendo por otra parte los precios de la principal cadena de exportación como es la de la soja”, sostienen desde la cámara empresaria.

Mientras tanto, en lo que a Pymes respecta, las expectativas de encontrar previsibilidad en el mediano y largo plazo se van desmenuzando. Hace apenas semanas la Secretaría de Comercio Interior que dirige Augusto Costa se comprometió en persona con actualizar las referencias para la plaza local antes del día 10. Transcurriendo el 8 de abril aún no se conocen los valores de marzo.