La incertidumbre, el no entender el negocio minero al momento de decidir esta medida y el mal momento para introducirla son los principales argumentos de los expertos.
En cuatro años, Chile ha caído 22 puestos entre las zonas más atractivas para la inversión minera mundial, según el ranking anual de Fraser Intitute.
En ese mismo tiempo, la cartera de proyectos detenidos escaló hasta cerca de US$ 70 mil millones y, además, el superciclo de los commodities mineros definitivamente desapareció y todas las materias primas han visto sus precios caer con fuerza.
En ese escenario es que se incluyó dentro del proyecto de Reforma Tributaria del Gobierno de la Presidenta Bachelet la eliminación del DL 600.
Todo esto está cerca de ser una "tormenta perfecta" para la inversión minera. Y así lo han hecho ver los mineros que, desde que se anunció la decisión a eliminar la medida, han advertido de sus externalidades negativas.
Pero, ¿en realidad la eliminación del DL 600 afectará la competitividad minera de nuestro país? Los expertos dicen que sí.
Alana Wilson, economista senior del Instituto Fraser, y coautora del ranking de competitividad de empresas mineras preparado por esa reconocida institución, dice que "es difícil predecir cómo este cambio afectará el atractivo general del país, porque esta calificación también depende de otros factores tales como la infraestructura, la estabilidad política y el sistema legal".
Sin embargo, el no consultar a los gremios mineros sobre la utilidad de esta herramienta puede tomarse como un indicativo del daño que podría hacerle a la actividad.
"Las empresas mineras no se oponen a pagar impuestos ni a seguir regulaciones sensatas, pero sí rechazan los cambios y las políticas inciertas", comenta.
En lo mismo coincide Steve Ralbovsky, Global Mining Tax Leader de PwC en EE.UU.
"Las empresas mineras son particularmente sensibles a los cambios en las leyes fiscales, ya que la exploración y la extracción de minerales toma muchos, muchos años. Los planes y los presupuestos en esta industria se establecen a principios de este tipo de proyectos, incluidos los elementos tributarios, y los cambios fiscales desfavorables y la incertidumbre causan preocupación para las empresas mineras y pueden hacer que se replanteen si quieren invertir en el país, especialmente en un momento como el actual, cuando los precios del cobre vienen bajando", explica Ralbovsky.
Pero el impacto concreto de esta medida es aún, antes de que se apruebe la reforma, difícil de cuantificar.
En todo caso, advierte Alana Wilson, la trayectoria que ha venido teniendo el país es claro: "(Para nuestra encuesta) pedimos a los participantes votar, en una escala de 1 (alienta la inversión) a 5 (no alienta la inversión) cómo el régimen de tributación afecta sus decisiones de inversión. El mayor porcentaje de los encuestados en 2009 y 2010 seleccionó 2, mientras que en 2013 solo el 8% de los encuestados dijo que el régimen fiscal de Chile alienta la inversión. En 2009 ese porcentaje llegaba al 25%", precisa la experta.
Más tajante es Ralbovsky, quien dice que la "estabilidad significa mucho para los operadores mineros, que siempre están buscando un compromiso a largo plazo para el proyecto (y por tanto al país anfitrión)".
¿Y eso podría dejar de pasar con Chile?
"Las empresas mineras buscan países mineros establecidos, tales como Chile, esperando que estos comprendan la importancia de la estabilidad para el negocio".
"Entiendo el deseo de su gobierno para aumentar los impuestos, pero una tasa de impuestos más alta de Chile en un proyecto minero no significa nada si esa mina se construye finalmente en otro país. Fomentar, en lugar de desalentar las mineras para venir a Chile podría producir más ingresos fiscales (así como crear nuevos puestos de trabajo) que un aumento de la tasa de impuestos. Y aumentar la competitividad del país", indica.