Durante los últimos meses se habla de los efectos que causa la acción del banco central estadounidense que, al retirar parte de la abundante liquidez con la cual sostiene el volumen de las operaciones en los mercados, empuja hacia arriba las tasas de interés. Por lo tanto a todos los inversores en bonos soberanos y privados de nuestro continente les importa saber cuál puede ser el impacto de semejante cambio de contexto.
Por cierto a quienes más afecta dicha situación es a aquellos países que dependen para financiarse de la asistencia de los capitales internacionales. Y ello es así debido a que, si sube el costo del dinero en el mercado financiero más grande del planeta, los jugadores de menor envergadura- y también de mayor riesgo de crédito- deben elevar sus tipos de interés para obtener recursos de los inversores.
Y prueba de ello lo constituye la importante salida de fondos, desde diversas naciones de nuestro continente hacia los países más desarrollados, que ya alcanza por lo menos a los u$s12 mil millones durante las últimas semanas según informa Bloomberg.
Además, y como paso necesario para cumplimentar dicho proceso, se venden las monedas domésticas y demandan mayor cantidad de divisas por parte de los inversores extranjeros que buscan repatriar las mismas a sus países/bancos de origen.
Por tanto el valor de los signos monetarios locales, como el real por ejemplo, pierden valor dado el aumento en la oferta de los mismos.
Vale recordar que dichos problemas crecen en intensidad desde los primeros días del actual año 2014.
Y, si bien desde un comienzo afectan a Brasil – tanto como Indonesia, Sud África y Turquía- actualmente el daño a las monedas nativas alcanza también a Argentina e incluso a Chile.
Aun así, vale aclararlo, la mayoría de los analistas se resisten hasta hoy a hablar de riesgos de “contagio” en la región.
Sin embargo la sumatoria de los reajustes en el valor de los signos monetarios, unido al empinamiento de las tasas de interés en buena parte del mundo, obliga a entender cuáles países se encuentran simplemente en proceso de acomodarse a dichos cambios y que otros están frente a reales problemas para sus economías.
En el caso de Argentina el ajuste en el tipo de cambio lidera en magnitud a cualquier otro en la región. Y aunque se esté fuera del mercado internacional de capitales, el impacto de la volatilidad para los inversores locales resulta significativo.
Quizá por esa razón Bloomberg señala la fuerte subida en el rendimiento de los bonos locales con vencimiento en el año 2015, a sus niveles más altos desde el año 2012, lo cual macra la significativa caída en los precios ocurrida durante las semanas pasadas.
Y algunos analistas atribuyen al déficit de cuenta corriente nacional- esto quiere decir que salen del país más capitales que los que ingresan- la causa de semejante shock en los valores de la deuda soberana.
Sin embargo es bueno recordar que nuestro actual número negativo por dicho concepto es “menos” malo -1.270 millones de pesos a finales del año 2013- que el de otras naciones las cuales, aun con peores números que Argentina, se encuentran lejos de verse sacudidas por el ataque a sus monedas.
También es cierto que – según reflejan otras opiniones- el problema que agita a nuestro mercado puede atribuirse a la necesidad de mayor credibilidad en la política económica y monetaria vigente.
¿Y qué pasa en Chile?
Nuestro vecino siempre goza de la aceptación de los capitales de inversión porque mantiene abiertos sus mercados y la política de su banco central resulta, desde hace años, constante y creíble.
Por otro lado, y para seguir con el análisis estrictamente financiero, por cada dólar que debe Chile tiene igual número de divisas guardadas en las reservas de su banco central lo cual, sin dudas, ayuda a calmar los nervios de los inversores extranjeros
Así mismo existe cierto consenso en que la nación trasandina utiliza el dinero que recibe para inversiones productivas y evidentes mejoras en la productividad de su economía.
Claro que- cuestión al margen o no tanto- la desigualdad del ingreso en dicha sociedad es materia ausente en el análisis e los inversionistas que ponen el foco en las ganancias a obtener y el recupero de sus capitales y solo marginalmente en las cuestiones de tipo social.
En resumen y si bien la afectan las salidas de capitales foráneos nadie cree seriamente que su futuro resulte incierto desde el punto de vista económico.
Y cómo le va a Brasil
Parece que al gigante del cono sur lo atenazan dos problemas importantes.
Por un lado el crecimiento de su economía es menor que en años anteriores, lo cual lleva a la obtención de menor producto bruto interno, y se espera apenas arañe el 2% durante el año 2014.
Y además de ello por cada 100 dólares que ingresan a la nación brasileña proveniente de inversores del mundo salen 104 unidades de la moneda americana que eligen retornar a las economías desarrolladas.
En síntesis el déficit de cuenta corriente ronda casi el 4% y la evolución del mismo a futuro es una incógnita porque, además, este se conjuga con la caída del valor del real frente al dólar por casi 18% durante los últimos catorce meses lo cual encarece las importaciones para su economía.
La ventaja es que gran parte del endeudamiento es en moneda local.
Y la porción que pueden reclamarle sus acreedores en divisas se acercan a los u$s50 mil millones de dólares mientras que, según informa la agencia Reuters, su banco central tiene reservas por 5 o 6 veces dicho valor.
Además la brasileña es la séptima economía del mundo y produce, según los últimos datos que da a conocer el Banco Mundial, bienes y servicios por más de 2,2 trillones de dólares
Por todo lo cual bien parece que el deterioro de la moneda local tanto como las expectativas poco favorables en ese lugar del mundo obedecen más que nada a las expectativas a futuro antes que a problemas actuales en sus principales indicadores económicos.
Por todo lo expuesto queda claro que, a quienes eligen invertir en el sur de nuestro continente, les conviene mantener un ojo puesto en las decisiones del banco central norteamericano.