La huelga minera en el sector del platino de Sudáfrica entró en su cuarto mes con pérdidas para la economía nacional de unos 900 millones de dólares y sus repercusiones tienen impacto negativo en miles de familias trabajadoras.
Luego de 10 semanas desde que se inició la protesta de unos 50 mil obreros en el llamado cinturón del platino en la región de Rustenburg, provincia North West, los huelguistas han dejado de ingresar casi 300 millones de dólares por diferentes variantes de pagos.
La dejación de labores fue convocada el 23 de enero por Joseph Mathunjwa, líder del sindicato Asociación de Mineros y Gremio de la Construcción (Amcu) y circulan denuncias sobre presuntos casos de agresiones a obreros que quieren volver al trabajo.
El foro Amcu no pertenece a la federación progubernamental Congreso de Sindicatos de Sudáfrica (Cosatu, integrante de la Triple Alianza oficial), que ha criticado la protesta por su excesiva duración y por enrarecer el contexto social a pocas semanas de elecciones parlamentarias.
Muchas familias tienen hambre, los niños ya no van a las escuelas, y numerosos pequeños negocios asociados a la actividad minera han tenido que cerrar, explicó en la televisión una mujer pariente de un trabajador vinculado al paro.
Es muy irresponsable llevar a los mineros a esta huelga tan extendida y cuando ya se ha visto que no existen muchas perspectivas de ganar el pleito, comentó la entrevistada, sin mostrar el rostro frente a las cámaras.
Las tres empresas metalúrgicas afectadas son Impala, Anglo American Platinum y Lonmin, cuyos ejecutivos han rechazado las exigencias de los trabajadores en cuatro ocasiones y las pláticas se paralizaron desde inicios de marzo.
Pese a la mediación de delegados gubernamentales y líderes de asociaciones tribales, las patronales alegan que un aumento salarial de hasta mil dólares mensuales significaría el doble del sueldo promedio de un minero y más de tres veces el salario mínimo en Sudáfrica.
En su reciente discurso sobre el Estado de la Nación, el presidente Jacob Zuma exhortó a las partes interesadas en el sector minero a ser conscientes del impacto perjudicial que la actual inestabilidad en la industria induce en el resto de la economía doméstica.
No podemos mantener un conflicto sindical o laboral que afecte en general y por concomitancia a nuestra macroeconomía, subrayó el gobernante, aseveración que interpretada como un cuestionamiento ante las demandas de Amcu en el conflictivo eje metalúrgico de Marikana.
Por lo pronto, la huelga minera en Sudáfrica está lejos aún de hacer peligrar el record mundial para este tipo de protesta que pertenece a un sindicato de Colorado, Estados Unidos, el cual mantuvo durante cuatro años (1910-1914) a tres mil trabajadores fuera de las minas de carbón del estado norteamericano.