El conflicto entre Rusia y Ucrania, además de la anexión de Crimea a la Federación Rusa, ha devuelto el foco de atención a una región que fue durante siglos el centro del comercio mundial. La delgada línea que separa Europa de Asia concentró, entre otros productos, el comercio de oro como objeto privilegiado. Sobre esta cuestión, puede contemplarse la Exposición “Crimea: Oro y secretos del mar Negro” en la capital de los Países Bajos, Ámsterdam.
Los préstamos o cesiones de colecciones de arte no son hechos excepcionales en Europa. Se trata de una práctica corriente entre países, en la cual los museos nacionales y las colecciones privadas buscan patrocinadores que costeen los gastos de traslado de las piezas y las exhiben en prestigiosas casas de arte extranjeras. A pesar de que la colección de piezas de oro de Crimea se ha hecho bajo este marco, en este momento existe un conflicto no pequeño para dilucidar a quién pertenece este oro. El traslado se firmó con una Crimea ucraniana. Sin embargo, el retorno se produciría con una Crimea rusa.
“Los objetos se cedieron con un gobierno. Ahora se supone que volverán y lo harán con otro gobierno”, asegura Oksana Alpashkina, conservador del Museo Nacional Bakhchysarai de Crimea. Esta respuesta entra en conflicto, hoy por hoy, con las opiniones manifestadas por fuentes oficiales del gobierno de Kiev, las cuales exigen la vuelta de la colección a Ucrania y no a Crimea: “Todos los objetos de los museos que hayan sido cedidos al exterior deberán volver a Ucrania”, apunta Yevhen Nishchuk, ministro de Cultura de Ucrania.
El hogar de acogida actual de las piezas hasta finales de agosto –la Universidad de Ámsterdam– confirma que el traslado se hará conforme a los estándares legales y a su “legítimo propietario”. Sin embargo, no se ha aclarado quién, a su juicio, tiene esa legítima propiedad.
El valor de las piezas es extraordinario, originarias de un conjunto de pueblos que se establecieron entre los mares Negro y Ural entre el 600 antes de Cristo y el año 300 de nuestra era. La colección está compuesta de material de guerra y enterramientos suntuarios con el oro como elemento central de honra y honores en aquella cultura. Los objetos prestados a Holanda son de los más preciados y trabajados durante años por los conservadores de los museos crimeos, aunque las piezas sólo representan el 1% de los inventarios totales.
Crimea vuelve a estar bajo el foco de atención por un conflicto territorial que hunde sus raíces en los primeros años de nuestra era. Ocupada por griegos, romanos y bizantinos, fue anexionada a Rusia en 1783 por la Zarina Catalina La Grande. Así se mantuvo hasta 1968, año en el que el presidente soviético Nikita Jruschov decidió integrar Crimea en la región de Ucrania, la cual se independizó años después en la disgregación de la Unión Soviética