Repsol ha celebrado hoy la junta de accionistas, en la que se ratificó el acuerdo con Argentina sobre la compensación por la expropiación del 51% de YPF y el blindaje de los estatutos contra una posible excisión de la petrolera, propiciada por Pemex, accionistas de Repsol con un 9,3% del capital. El representante mexicano negó tal intención, pero votó en contra del blindaje.
Además de las cuentas del año pasado, el pacto sobre YPF y la retribución al accionista, el orden del día incluía una propuesta para refuerzar las mayorías (hasta el 75%) para aprobar una modificaciones sustantivas o cambios estructurales de los estatutos, como la división de la división de exploración y producción (upstream) propiciada por Pemex. Un riesgo que, en palabras del presidente de Repsol, Antonio Brufau, “está aquí”.
El máximo ejecutivo se explayó en este punto, adelantándose a la intervención posterior del representante de Pemex, el abogado Julio Poulat, y defendió a ultranza la integración del grupo. Para ello esgrimió ventajas como las economías de escala; facilidad en la financiación; negocios complementarios; la retribución al accionista, la estabilidad y el menor riesgo de estar integrados. En este sentido, aseguró que como el upstream es generador negativo de caja, es necesario el downstream que sí la genera. Brufau aludió a los intentos de hace unos años controlar Repsol “sin pagar el valor de la compañía”, en alusión al acuerdo de Pemex y Sacyr. “Si una operación de segregación es buena, el consejo la va a aprobar, el problema es cuando es buena solo para algunos”, subrayó.
Teniendo en cuenta que la asistencia habitual es del 65%, “lo que estamos pidiendo es que la mitad de los accionistas refrenden una segregación”, aseguró antes de añadir que “si alguien quiere controlar parte de los negocios de Repsol, debe lanzar una opa”. Y aunque reconoció que la medida no es del gusto de todos los expertos, protege a las minorías.
En su intervención el abogado de Pemex, felicitó al consejo por el acuerdo con Argentina y destacó el apoyo de Pemex, como socio fundador de Repsol”, en las negociaciones. Poulet negó “de forma terminante” que la petrolera mexicana “tenga interés en promover o secundar una división de los negocios de Repsol”. Al contrario, señaló, “Pemex cree que la integración es el modelo de negocio más adecuado” y que, por tanto, “la polémica es artificial.
Sin embargo, rechazó el modelo “encorsetado y estático” que le resta “fortaleza ante los retos de la competencia” que se deriva de los blindajes. Estos, en su opinión, “destruyen valor para los accionistas y pone a la compañía en manos de una minoría”. En palabras de Poulat, que votó en contra, “no hay ninguna compañía con una restricción semejante”.
Sobre el acuerdo de compensación por YPF, que Repsol selló en febrero con el Gobierno de Cristina Fernández, Brufau dijo desear “lo mejor para Argentina, pese a todo lo que hemos sufrido” y que el país restablezca su balanza energética. El acuerdo, que supone el pago de 5.000 millones de dólares en bonos públicos, le sirve a Repsol para “focalizarse en el crecimiento orgánico y la posibilidad de crecimientos inorgánicos”, y a Argentina, para atraer a inversores extranjeros.
En su discurso, Brufau ha considerado que el acuerdo “crea valor para el accionista”, ya que los bonos que recibirá proporcionarían, de no ser monetizados (aunque la idea es ejecutarlos en dos años) una retribución anual de 400 o 500 millones. El consejo valoró, antes de aprobarlo, todas las opciones de un acuerdo “meditado y trascendente”. Esencialmente dos: la ventaja de un acuerdo en estos momentos con una compensación menor pero que entraría ya en caja u otro mejor económicamente para dentro de seis u ocho años. Finalmente, se optó por no esperar a un acuerdo en el futuro fruto de un laudo que obligaría a una nueva negociación para cobrar.jese el tribunal arbitral”.
La petrolera pasa página al conflicto argentino
Tras el carpetazo al contencioso sobre YPF, Repsol podrá dedicarse “en cuerpo y alma” a la gestión de la compañía y centrarse en el crecimiento orgánico, aseguró esta mañana el presidente de Repsol, Antonio Brufau, en la junta general de accionistas. El acuerdo debe ser reatificado ahora por el Congreso argentino.
Brufau explicó que la compañía mantendrá la política retributiva del scrip dividend por aproximadamente un euro por acción. Teniendo en cuenta el dividendo abonado en 2013 y la evolución de la acción, el retorno a los accionistas de la compañía “se encuentra muy por encima de los competidores de Repsol”. En concreto, un 26% más, frente a un 15% de media en el sector.
La junta también aprobó cambios en los estatutos para prohibir a los consejeros hacer públicas posibles discrepancias y puntos de vista críticos que no se hayan puesto de manifiesto antes en el seno del órgano de dirección de Repsol. Así como una reducción de capital del 2,05 % para evitar la dilución. Uno de los intervinientes pidió que se evite situaciones indeseables como la de las preferentes de las cajas.
Por su parte, la junta dio su visto bueno a la reelección como consejeros de Paulina Beato Blanco, Artur Carulla Font, Javier Echenique Landiríbar, Henri Philippe Reichstul y Pemex Internacional España.
Capital de Madrid. Por Julián González
El presidente de Repsol, Antonio Brufau, ha salido reforzado tras la junta de accionista del viernes pasado y ha zanjado definitivamente el asunto con el accionista de la compañía Pemex que tantos quebraderos de cabeza le ha provocado en los últimos tres años. Brufau ha dejado claro a los mexicanos que, si quieren seguir en la compañía, tendrán que acatar lo que mayoría decida -cualquier decisión relevante deberá contar con el apoyo del 75% de los accionistas- y si no tienen plena libertad para abandonar la petrolera. Han pasado los tiempos de mantener las formas por el conflicto que la empresa tenía con el gobierno argentino tras la expropiación del 51% de YPF a focalizarse ya en el crecimiento orgánico de la petrolera. La multinacional española invertirá este año 3.624 millones de euros, la mayor parte destinada a proyectos de exploración y extracción de crudo (upstream).
Lejos de criticar al Gobierno, Brufau atribuyó la mejora que está sufriendo la economía a las reformas del Gobierno de Mariano Rajoy y dijo que el primer trimestre estaba resultando mejor que en 2013 en cuanto a la demanda de carburantes. Por tanto, todas sus críticas fueron destinadas esta vez al accionista que ha intentado levantarle la silla.
El máximo ejecutivo llevaba tiempo deseando descubrir todas las cartas y dar una lección de lealtad al resto del accionariado -la Caixa (11,82%), Sacyr (9,23%) y el fondo de Singapur (6,26%)-, tras los ataques recibidos en los últimos tiempos por los directivos de la petrolera mexicana. El intento de asalto que Pemex y Luis del Rivero intentaron hace dos años y medio, más el conflicto que la empresa ha vivido con el Gobierno argentino de Cristina Fernández de Kirchner, han servido para madurar a Brufau y foguearse en dos batallas en las que, a la postre, ha resultado ganador.
Resueltas estas dos peleas, toca ahora a Brufau, tal y como lo anunció en la junta de accionistas, dedicarse "en cuerpo y alma" a la gestión de la compañía y centrarse en la expansión de la petrolera. El simple hecho de haber cerrado el acuerdo con Argentina por el 51% de YPF le permitirá generar 5.000 millones de dólares "para acometer un salto cualitativo". El yacimiento de Vaca Muerta donde Repsol tenía centrado todos sus objetivos tiene que ser sustituido por otro que sirva para recuperar la confianza de los accionistas y de los inversores. El valor se ha anclado en los 18 euros -el viernes cerró a 18,60- pero no logra repuntar.
Hasta ahora, la simple amenaza de Pemex de estar dispuesto a salir de la compañía si no se cambiaba la gestión ha sido una espada de Damocles que, en nada, ha beneficiado a la petrolera. Los mexicanos tienen un 9,30% de las acciones y la guerra de sables que ha existido en el consejo por parte de los representantes aztecas no ha hecho más que generar inestabilidad a la acción. Ahora bien, el acuerdo con Argentina situará a la compañía en una "posición de solvencia fuerte", en palabras de Brufau. Algo que de no haberse producido podría incluso haber perdido poder al actual presidente.
Con el problema argentino resuelto, a Pemex no le quedan de momento más argumentos para atacar la gestión del actual equipo directivo ni tampoco dispone de aliados dentro de la empresa para exigir el nombramiento de un consejero delegado y debilitar el poder de Antonio Brufau. Ni la Caixa ni Sacyr van a interferir en sus decisiones y Pemex volvió a quedarse sola votando en contra del blindaje del 75%.
Precisamente, Brufau advirtió que la propuesta de un blindaje estatutario para elevar al 75% el apoyo necesario del accionariado para una eventual escisión de las actividades "upstream" y "downstream" de la empresa tiene por objetivo que "quien quiera tener una parte del negocio deberá lanzar una OPA". "Si una operación es buena y es de segregación, ustedes la van a aprobar y el consejo también, el problema es cuando es solamente buena para unos", afirmó.
Por eso, Pemex queda ahora atada de pies y manos para poder maniobrar en el consejo. Habrá que ver el camino que eligen los actuales directivos mexicanos. Algunos analistas dan por hecho que la petrolera azteca no tiene la intención de seguir en Repsol y que antes o después abandonará la compañía. La forma de operar de Pemex es muy ministerial, dependiente del poder político, pero sin un equipo gestor que se mueva como una empresa internacional. La nueva política liberalizadora del nuevo presidente de México, Enrique Peña Nieto, es cierto que ha dado un giro en la forma de operar de Pemex pero le falta cintura en los negocios.
Sánchez Galán abandona la polémica
Después de lo ocurrido en Londres sobre la españolidad o no de Iberdrola, no cabía esperar demasiadas sorpresas por parte del presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, en la junta de accionistas en Bilbao, y así ha sido. Galán ha enterrado esta vez el hacha de guerra y no ha sido tan duro contra la política energética del Gobierno. Eso sí, ha vuelto a recordar al presidente Mariano Rajoy que las reformas energéticas impuestas por el Ejecutivo le van a suponer a la eléctrica 1.300 millones de euros en la cuenta de resultados de este año y que, fruto de las normativas regulatorias impuestas, "puede haber riesgos en el suministro eléctrico a largo plazo".
A Galán le llovieron las críticas cuando defendió los intereses de la compañía al anunciar que la mayor parte de sus inversiones irían fuera de España y ahora ha querido pasar de puntillas este tema aunque ha vuelto a quedar demostrado que la apuesta de la empresa está en el exterior. Hasta 2016, la eléctrica va a invertir 9.600 millones de euros y un 60% de ese dinero irá destinado a Estados Unidos y Reino Unido. En cambio, un 20,8% del total se destinará a España.
El presidente de Iberdrola se ha quedado bastante solo en toda esta cruzada que había emprendido contra la política energética del ministro de Industria y Energía, José Manuel Soria, y no ha tenido más remedio que moderar su mensaje. La mayoría de los presidentes que conforman el Consejo Empresarial para la Competitividad ha bajado bastante el diapasón y no están siendo apenas críticos con la política del Ejecutivo, de ahí que Galán también haya preferido utilizar un tono menos beligerante. Aun así no hay quien le impida manifestar que las medidas implementadas por Soria y del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, "se han limitado a recortar ingresos y aumentar tributos a las empresas de esta industria".
La Junta aprobó por gran mayoría la operación de blindaje de Brufau, un cambio estatutario para que cualquier operación de escisión, segregación o enajenación que suponga que la petrolera deje de ser una empresa integrada y tenga que contar con el voto favorable de tres cuartas partes del Consejo de Administración y, posteriormente, del 75% la Junta General de Accionistas.
Ante la Junta Brufau señaló que “no será la primera vez que nos enfrentamos a operaciones no muy transparentes. Estos riesgos están ahí, están hoy aquí, porque hay mucho ruido, mucha crítica que no se entiende bien”.
Brufau hizo una declaración categórica: “el que quiera realizar el negocio tendrá que lanzar una OPA”, un desafió que ya formuló otras veces a Pemex. La petrolera mexicana, propietaria del 9,3% de las acciones, votó en contra del blindaje pero señaló que no tenía previsto avanzar sobre el control del upstream.