Hace falta un programa integral que inserte a los mineros informales en una visión de minería moderna. Y el Gobierno de liderar ese cambio con participación del sector privado. Sino se formalizarán y seguirán destruyendo el medio ambiente, advirtió el economista Adolfo Chiri.
Richard Manrique
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La formalización de la pequeña minería corre el riesgo de quedarse en el papel, sino se logra que esta actividad mejore sus prácticas productivas y se integre a la visión de una minería moderna, opinó Adolfo Chiri, economista e investigador de CENTRUM-Católica.
En su análisis, el problema es de doble naturaleza: 1) el Gobierno no ha logrado que los mineros informales tomen consciencia de que están depredando el ambiente y su propio hábitat; y 2) tampoco los ha persuadido de que su nivel de vida puede mejorar si cambian de actitud hacia una explotación minera moderna, con alta tecnología y productividad.
Chiri planteó la necesidad de implementar un programa nacional con participación pública y privada para “rescatar a este sector y realmente hacer que aporte a la sociedad”. Las universidad podrían aportar con capacitación, las ONG en temas ambientales y la gran minería con tecnología y canales de comercialización. Pero esto requiere un liderazgo y allí el Gobierno debe entrar a tallar.
De lo contrario, Chiri advirtió de un posible escenario que nadie desea: “Si nos centramos en los papeles, pensando que con la formalización atacamos el problema fundamental, estamos equivocados. Mañana seguirán trabajando de la misma manera, destruyendo el medio ambiente y comercializando a través de canales ilegales e informales. La acción del Estado se perderá y el resultado será el mismo”.
Cambio de visión
El economista saludó la iniciativa del Gobierno de crear una planta de beneficio de minerales, porque está en la línea de incorporar a los mineros informales al circuito de calidad productiva.
Chiri dio cuenta que hay miles de personas vinculadas a la minería informal que tienen sueldos de subsistencia, porque los intermediarios y comercializadores son los que se llevan la tajada más grande del dinero.
Según Chiri, el Gobierno debe convencerlos que cambiando de visión productiva pueden tener mayores réditos. Puso el ejemplo a los emprendedores de Gamarra que, aunque pertenecen a un sector diferente, comenzaron siendo informales y ahora que tienen sus marcas registradas salen a defenderlas ante Indecopi.
Desde esa perspectiva, este sería el escenario ideal para la pequeña minería: “Cuando el minero entienda que ese es su patrimonio, que gracias a ello está mejorando el nivel de vida de su familia y de la sociedad, será el primero en defender su integración a la minería moderna”.