El río Neuquén corre por el centro de Vaca Muerta, permitiendo que la explotación no convencional cuente con todo el agua necesaria, contrariamente a Estados Unidos, donde el 40% de los pozos fueron realizados en zonas sin acceso al agua.
Según explica el Instituto Argentino del Petróleo y del Gas (IAPG), la puesta en marcha de un pozo suele demandar entre 10.000m3 y 30.000 m3 de agua, dependiendo de la geología específica, por única vez en la historia de cada perforación.
En Neuquén, el abastecimiento de agua para la actividad está regulado por la legislación provincial y sólo se pueden utilizar cursos superficiales (ríos y lagos) y está prohibido el abastecimiento mediante acuíferos subterráneos de agua dulce.
Se calcula que la explotación intensiva y en plenitud de Vaca Muerta requeriría de menos del 1% del recurso hídrico de Neuquén, frente a un 5% que requiere la población, la industria y el agro de la provincia.
En Estados Unidos la falta de agua puso a varias áreas de explotación no convencional en una situación compleja, debido a que obviamente se priorizó el consumo humano y agrícola, obligando a las empresas a tomar costosas soluciones como usar camiones para transportar agua hasta los pozos.
No es el caso del epicentro del desarrollo de Vaca Muerta, donde el agua es tomada desde el río Neuquén, bombeada hasta la meseta en cercanías de Añelo, por medio de una tubería instalada por YPF, para luego ser llevada hasta los pozos en camiones a cortas distancias.
Cabe señalar que solamente el 5% del agua del río Neuquén es utilizada, llegando el resto hasta el mar, por lo que se entiende que su uso no pone en riesgo el uso humano, agrícola o industrial, ubicando a Vaca Muerta en una posibilidad inmejorable para la explotación del shale.