A pedido de Obama, el G-7 se reunió ayer en La Haya y suspendió a Moscú del poderoso grupo; reemplazan la cumbre en Sochi por otra en Bruselas
Los líderes de las siete economías más desarrolladas del planeta decidieron ayer excluir indefinidamente a Rusia del G-8, por primera vez en 15 años, por la reciente invasión de Crimea , decidida por su presidente, Vladimir Putin .
En un comunicado conjunto emitido desde La Haya, los dirigentes de Estados Unidos , Gran Bretaña, Canadá, Francia, Alemania, Japón e Italia anunciaron también el reemplazo de la cumbre del G-8, prevista para junio próximo en la ciudad rusa de Sochi, por una reunión en Bruselas en la misma fecha.
"La existencia del G-8 es posible porque comparte valores y responsabilidades. Las recientes acciones de Rusia no responden a esos principios", afirma el texto.
El G-7 (G-8 menos Rusia) se reunió ayer a pedido del presidente Barack Obama, con el objetivo de estudiar nuevas medidas contra el Kremlin. La conferencia se organizó al margen de la cumbre internacional sobre seguridad nuclear, que debía contar con la participación de medio centenar de países, incluida Rusia.
Obama también se reunió con el presidente chino, Xi Jinping, para tratar de obtener su apoyo, aunque la Casa Blanca es consciente de que difícilmente Pekín se sume a las sanciones. El gobierno chino está en una delicada situación frente a la crisis en Ucrania. Por un lado, debido a sus propios conflictos en el Tíbet y Taiwán, rechaza toda interferencia extranjera en los asuntos internos de los Estados. Por el otro, siempre acuerda con Moscú su posición en las Naciones Unidas, mientras que Rusia le vende una parte sustancial de la energía que consume.
En ese contexto de extrema tensión, Putin decidió permanecer en Moscú y enviar a La Haya a su ministro de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, que ayer se reunió con su par ucraniano, Andrei Dechtchitsa, al margen de la cumbre. Ese encuentro constituye el contacto diplomático de más alto nivel entre ambos países desde el comienzo de la crisis bilateral.
Después de conocido el comunicado del G-7, Lavrov estimó que la evicción de Rusia del G-8 "no será una gran tragedia".
"Si nuestros socios occidentales piensan que ese formato está superado, que así sea. No nos aferraremos", dijo Lavrov.
Por la mañana, Obama había dejado en claro sus intenciones. "Europa y Estados Unidos actúan solidariamente para apoyar al gobierno ucraniano y a su pueblo. Estamos unidos para hacer pagar a Rusia el precio de las acciones que ha decidido hasta el momento", señaló.
Hasta ahora, Estados Unidos y la Unión Europea (UE) adoptaron sanciones contra funcionarios rusos y allegados a Putin. La Casa Blanca también incluyó en la lista al banco Rossiya, considerado la institución financiera al servicio del círculo íntimo del presidente ruso.
"Hubiésemos preferido no llegar hasta aquí. Pero las acciones rusas son simplemente inaceptables. Es necesario que haya consecuencias", explicó Obama, en una entrevista acordada antes de su arribo a La Haya. Estados Unidos querría, sin embargo, más firmeza y unidad en las sanciones occidentales contra Rusia, aunque el presidente se abstiene de criticar a los europeos.
"Las sanciones norteamericanas sólo serán eficaces si son imitadas por los europeos", afirma Jeremy Shapiro, especialista de la Brookings Institution. A su juicio, la distribución del esfuerzo debería ver "a los británicos aplicar sanciones financieras, a los franceses golpear en el terreno del armamento y a los alemanes, en el de la energía".
Para aliviar la presión sobre Europa, en caso de que Putin decidiera utilizar el arma del gas, Obama autorizó la venta de un tercio de las reservas estratégicas de petróleo de Estados Unidos. Los europeos quisieran que Washington vaya más lejos, autorizando la exportación automática de gas natural hacia el Viejo Continente, como sucede actualmente con los países que concluyeron un tratado de libre comercio con Estados Unidos.
La crisis ucraniana trastocó el orden del día de la cumbre internacional sobre seguridad nuclear de La Haya. Prevista hace tiempo, esa reunión de jefes de Estado y de gobierno terminó transformándose en reunión de urgencia sobre la situación en Ucrania.
A pesar de todo, Obama aprovechará la ocasión para movilizar a la comunidad internacional sobre la seguridad nuclear, iniciativa emblemática de su presidencia, originada en su discurso de 2009 en Praga, sobre un mundo sin armas atómicas.
El G-8, el grupo de las naciones más industrializadas del mundo, se convirtió otra vez en G-7, tras romper con Rusia, que era el último integrante de ese club de los ricos. Fue como consecuencia de la decisión de Kremlin de anexionarse la estratégica península de Crimea en Ucrania.
En una cumbre sobre Seguridad Nuclear en La Haya en la que participación los mandatarios del Grupo de los Siete, el más destacado el norteamericano Barack Obama, se resolvió dar por cancelada la reunión prevista del G-8 en Sochi, en Rusia. Y que en su lugar se celebre una cumbre pero del G-7 en Bruselas, la capital política de la Unión Europea a la que no se invitará a Rusia.
El grupo, que es la pata más consistente del más amplio G-20 que integran naciones en desarrollo, entre ellos Brasil, China, India o Argentina, advirtió que está dispuesto a aprobar sanciones conjuntas contra el Kremlin.
La reacción rusa se produjo casi de inmediato. “Nadie puede expulsar a alguien del G-8”, dijo el canciller moscovita, Serguei Lavrov, en La Haya. “El G-8 es un club informal, nadie distribuye los carnets de inscripción y nadie puede expulsar a sus miembros, explicó.
De todos modos, sostuvo que los principales problemas pueden ser discutidos “en otras sedes como el G-20” y concluyó que la eventual salida de Rusia del G-8 “no constituye una tragedia”.
Lavrov aprovechó para agradecer a sus socios del llamado BRICS, Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, por “la comprensión de la posición rusa sobre Crimea. Los BRICS sostuvieron una reunión paralela en La Haya. ’ Los integrantes del G-7 dijeron en un comunicado que “las acciones de Rusia en las últimas semanas no son congruentes” con los principios del G-7. De tal modo que la próxima reunión en Bruselas excluirá a Rusia, aislada por las principales potencias debido a la estrategia que ha aplicado en relación con la península ucraniana de Crimea.
El comunicado condenó el referéndum prorruso celebrado en Crimea, destaca que la anexión de la península viola el derecho internacional y que el paso no es reconocido por el grupo.
Asimismo, destaca que los integrantes del organismo evaluarán la aprobación de sanciones conjuntas “significativas” que tendrían un importante impacto en la economía rusa en caso de que el Kremlin siga adelante con una estrategia que hace aumentar la tensión en la región.
“Suspenderemos nuestra participación en el G8 hasta que Rusia cambie de curso y el contexto vuelva adonde el G8 es capaz de sostener una discusión significativa”, destaca el escrito publicado hoy.
El G7 está integrado por Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Japón y Canadá.
El presidente estadounidense Barack Obama y la canciller alemana Angela Merkel se reunieron aproximadamente una hora al margen del encuentro de Seguridad Nuclear en La Haya para debatir la anexión rusa de la península en el Mar Negro.