Bajaría a la mitad el volumen de subvenciones al sector energético y caerían las importaciones por menor demanda.
Mientras el Gobierno espera el momento táctico en términos políticos y mide el impacto económico para anunciar una poda gradual de los subsidios a las tarifas de gas y electricidad, un estudio privado exclusivo para PERFIL estableció que de retirarse totalmente los subsidios sobre los precios mayoristas de la energía, habría subas de hasta 300% y 400% para los hogares residenciales de Capital Federal y Gran Buenos Aires.
De acuerdo con el trabajo elaborado por Diego Petrecolla, consultor de GPR Economía, si la Casa Rosada no modifica el valor de las boletas residenciales de gas y luz, los subsidios saltarán de US$ 5.200 millones en 2013 a más de US$ 6.300 millones en 2014, profundizando el agujero fiscal que presiona sobre la emisión, alimenta la inflación y deriva en más presiones sobre el tipo de cambio. Así, se ha convertido en un deber ineludible en las etapas de correcciones en las que ha entrado el modelo.
Gas. Los usuarios residenciales de gas –el segmento por el que comenzaría la reducción de los aportes del Estado– pagan una tarifa promedio de US$ 1,40 por millón de BTU. El valor final de la boleta depende de la cantidad de gas consumido. Así, mientras los hogares más chicos –R1 y R2– pagan menos de un dólar por el fluido, los más grandes –R34– abonan casi 2 dólares.
La tarifa del hidrocarburo está determinada por diferentes cargos, entre los que figuran el precio del fluido en boca de pozo, el cargo para financiar el gas importado (creado a través del Decreto 2067 de 2008), el monto fijo establecido por la resolución 2047/2012 del Enargas y las remuneraciones correspondientes a la distribución y transporte.
Petrecolla estima que el costo de operación del sistema gasífero ascenderá este año a US$ 9.400 millones. De ese total, las distribuidoras recaudarán US$ 3.100 millones a través las tarifas (domiciliarias, industrias, GNC y eléctricas), en tanto que los US$ 6.300 millones restantes serán desembolsados por el Estado en concepto de subsidios.
Si se retiraran esas subvenciones, el precio medio del gas saltaría hasta los US$ 4,80 por millón de BTU, según calculó el especialista de GPR Economía. La cifra surge de ponderar el valor del gas producido localmente (ronda los US$ 2,50) con el del fluido que llega desde Bolivia (US$ 10,40) y del LNG que llega por barco (US$ 16,70).
Sobre la base de ese nuevo precio de referencia del hidrocarburo, los usuarios residenciales, que hoy pagan en promedio $ 0,401 por metro cúbico (m3) consumido del fluido, tendrían que abonar $ 1,548, es decir, 286% más. Sin subsidio, el gas que llega a los hogares aumentaría 300% para los hogares, 75% para usinas y 40% para industrias (el fluido, que hoy les cuesta $ 0,87 por metro cúbico, aumentaría hasta 1,611 peso).
Luz. El atraso cambiario de las tarifas de luz –que se originó con la devaluación de 2002– tiene algunas particularidades. El valor de la energía varía de manera significativa por provincia. Como la potestad de fijar el importe de las tarifas está en manos de las gobernaciones, a nivel nacional se registran desfases muy evidentes. En Córdoba, por ejemplo, un usuario que demanda 600 kilowatt de energía por mes (Kw/m) recibe una factura de $ 372. Y en Santa Fe, la EPE (empresa provincial de energía) recibe 356 pesos. En Buenos Aires, en cambio, en las áreas de concesión de Edenor y Edesur, las únicas dos distribuidoras que permanecen bajo la órbita del Gobierno central, la tarifa no supera los 72 pesos.
La problemática se repite: lo que recauda el sistema por tarifas no alcanza a cubrir lo que vale producir la electricidad. El costo de generación ascendió en 2013 hasta los $ 390 por megawatt por hora (MWh), mientras que las distribuidoras recibieron $ 97, es decir, sólo una cuarta parte.
En caso de retirar totalmente los subsidios (se retirarían en parte), el Gobierno empezará por recortar beneficios a los sectores de más altos ingresos, y las tarifas domiciliarias de luz se incrementarían entre el 100% y el 400%, según las zonas de concesión. Las mayores alzas se registrarían en el área de Edenor, que debería quintuplicar el valor medio de sus facturas. La seguiría Edesur, que cuadruplicaría su tarifa. Las distribuidoras de Córdoba y Santa Fe, donde es más caro el servicio, serían, por el contrario, las que sufrirían menos cambios en su esquema tarifario.
Cammesa y Enarsa son las empresas controladas por el Estado que reciben mayores subsidios. La primera, que se encarga de la importación de gasoil y fueloil para generar energía, recibió transferencias del Tesoro por US$ 6.186 millones en 2013. La segunda, que compra el gas de Bolivia y el LNG, recaudó US$ 5.692 millones. “Entre las dos explican el 70% de los subsidios al sector energético, que totalizaron US$ 16.958 millones el año pasado, el equivalente al 3,68% del PBI”, detalló el economista. “Lo interesante es que reduciendo el nivel de subsidios se incentivaría la inversión en la producción local de gas, lo que permitiría reducir el déficit de la balanza energética de US$ 6.754 millones en 2013 a alrededor de US$ 3 mil millones en un período de tiempo no tan lejano”, indicó Petrocolla. “Además, las subvenciones al transporte y a la energía se reducirían a 2,8 puntos del PBI, contra los 5,2 puntos del año pasado”, concluyó.