Le pedirá que interceda ante el Club de París para avanzar en el pago de la deuda y mejorar el clima de negocios.
Preocupada por generar un nuevo clima de negocios frente a la falta de dólares y llevarse alguna señal de apoyo, Cristina Kirchner buscará hoy en su encuentro con el presidente François Hollande una gestión de Francia para que interceda ante los miembros del Club de París que mantienen las posturas más duras contra el Gobierno.
En su segundo día en esta ciudad, la Presidenta apenas se mostró. Fue durante la media hora que duró la ceremonia de honores militares a la que asistió en el Palacio Nacional de los Inválidos, donde está la tumba de su admirado Napoleón Bonaparte.
El día, nublado y helado, terminó con poco para mostrar por parte de la comitiva. Imprevistamente, la anunciada reunión de Cristina Kirchner con el CEO de la petrolera Total Austral, Christophe de Margerie, se postergó para esta tarde, aún sin horario ni lugar.
La escasa comitiva oficial huye cada vez que puede por entre los pasillos repletos de orquídeas del hotel Le Grand Intercontinental, donde se hospeda la delegación.
Apenas el canciller Héctor Timerman salió del bar del lobby principal, escondió bajo su campera verde oliva una carpeta de tapas azules cuando vio aparecer frente a él a los periodistas que cubren la gira presidencial.
Como es su costumbre, se negó a sentar posición sobre la expectativa con la que llega la Casa Rosada a la reunión con Hollande y traspasó las consultas al vocero presidencial. Alfredo Scoccimarro sólo atinó a informar con una frase de rigor. "El encuentro será a agenda abierta", repitió. Al instante recibió una llamada de Cristina y desapareció.
Total es la única compañía con la que la Presidenta se reunirá en su gira que la trajo anteayer aquí tras su reunión en el Vaticano con el papa Francisco. Estará hasta mañana, cuando inaugure el Salón del Libro de París.
Con una agenda marcada por el hermetismo y los sorpresivos cambios, la única certeza es el almuerzo con Hollande, en el que el eje estará marcado por la negociación con el grupo de países acreedores de la Argentina.
Francia mantiene una postura más amigable tanto en el Club de París como en el juicio con losholdouts.
Es, en rigor, el único país con el que Cristina Kirchner puede intentar negociar una gestión para suavizar la postura más dura que mantienen los Estados Unidos, Alemania y Japón.
El camino para el acuerdo se desbloqueó el viernes pasado, cuando el organismo aceptó debatir la propuesta argentina que trajo en enero el ministro de Economía, Axel Kicillof.
Fue sólo el primer paso. Ahora la Casa Rosada deberá convencer uno por uno a sus acreedores. El Gobierno sostiene que quiere pagar siempre que tenga con qué. Por eso el interés de la Presidenta en pedir ayuda para destrabar inversiones externas.
Cristina Kirchner llega al encuentro con Hollande con un inesperado auxilio: se trata de su reciente voto en contra en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en relación con el plebiscito en Crimea para su anexión a Rusia.
Esto la ubica del lado de Europa y los Estados Unidos en el cada vez más tenso conflicto internacional. Podría haber, según detallaron a LA NACION fuentes del gobierno francés, un pedido de Hollande para que la Argentina se mantenga en esa postura contra el presidente ruso, Vladimir Putin.
La reunión con el presidente francés comenzará a las 13, con una audiencia en el Palacio del Elíseo. Ambos darán una declaración a los medios, en la que hasta ayer no estaban previstas preguntas. Después almorzarán a solas.
Otro de los temas que podrían abordar es el demorado acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea.
La segunda parte de la agenda económica que mantendrá la Presidenta será con el presidente de la francesa Total, que, a pesar de que tenía juicios contra la Argentina ante el tribunal arbitral del Banco Mundial (Ciadi), hizo el año pasado uno de los más importantes anuncios en materia de inversiones en hidrocarburos, unos US$ 1000 millones en el yacimiento Carina, en Tierra del Fuego.
Hablarán, se descuenta, del posible acuerdo para que la petrolera ingrese como socia de la estatizada YPF para explotar Vaca Muerta.
Ayer, la Presidenta pasó casi todo el día en su suite del piso cuarto, bastante dolorida por el esguince (ver información aparte), y sólo se mostró por la tarde. Sin contacto con la prensa, sí recibió a sus funcionarios.
Quien debería estar en zona es el ex ministro de Economía, Hernán Lorenzino, hoy embajador ante la Unión Europea, con sede en Bruselas, y negociador de la deuda argentina.
Por lo menos hasta ayer no se lo vio circulando por la rue Scribe, sobre la entrada principal del hotel que eligió Cristina.
Una hora y media después, los jefes de Estado brindarán una declaración común ante la prensa (sin preguntas) en las escalinatas del Eliseo, otra tradición protocolar para las visitas oficiales en Francia.
Luego de la reunión, la Presidenta regresará al hotel y por la tarde se reunirá con representantes de la petrolera Total, la empresa privada más importante de Francia, según confió el secretario de Comunicación Pública, Alfredo Scoccimarro a la prensa argentina en el hotel Intercontinental, designado por el gobierno francés para recibir a sus invitados oficiales.
Dentro de una agenda cargada, el jueves la Presidenta tendrá una nueva jornada con importantes eventos y reuniones.
Por la tarde, Cristina se reunirá con el primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, en el palacio de Matignon, sede del premier galo.
Al concluir la reunión, Fernández de Kirchner y Ayrault saldrán -cada uno en su vehículo- hacia la inauguración del Salón del Libro, en el parque de exposiciones de la puerta de Versalles, en el límite suroeste de la capital francesa.
A las 17 hora francesa (13 de Argentina), la Presidenta llegará al pabellón argentino (500 m2) del prestigioso Salón francés, uno de los más importantes del mundo y en el cual Argentina es nuevamente un invitado destacado.
Por la mañana, funcionarios de protocolo y de seguridad de ambos países, recorrieron el centro de exposiciones de la puerta de Versalles sede del Salón del Libro para verificar las condiciones de seguridad y ceremonial para la inauguración de uno de los eventos culturales más importantes de Francia.
Ayrault y Cristina brindarán un discurso para inaugurar el Salón del Libro, en el que estarán presentes más de 40 autores nacionales que viajan para presentar sus obras y donde se realizará una gran muestra sobre Julio Cortázar a 100 años de su nacimiento.
Además del homenaje a Cortázar, la 34ta edición del Salón del Libro, que abrirá al público el viernes por la mañana hasta el lunes por la noche, incluye en su nutrido programa 50 actividades y eventos centrados en las figuras de Quino, Juan Gelman, Juan José Saer, Atahualpa Yupanqui, El Eternauta, entre otros, y tendrá conciertos de Susana Rinaldi y Raúl Barboza.
Asimismo, se realizarán numerosas actividades paralelas, en la Embajada argentina o en centros académicos que, centradas en la Argentina, tendrán lugar en los próximos días en París, una ciudad donde las principales librerías se encuentran decoradas con los colores celeste y blanco y las vidrieras invadidas por libros de autores argentinos.