“La producción de cobre que explica el 90% del PIB de este sector productivo, entre el año 2004 y 2012 se mantuvo prácticamente constante, pues pasó de 5.420.000 toneladas a 5.455.000, respectivamente, período en el cual se invirtieron US$54.000 millones”, afirma el gerente de estudios de Sonami.
“Actualmente, uno de los aspectos que más inquietan a la industria minera en Chile, es la pérdida de competitividad, expresada fundamentalmente por un importante aumento de costos y disminución de los niveles de productividad”. Así asegura a ESTRATEGIA el gerente de Estudios de Sonami, Álvaro Merino, agregando que los factores más relevantes que han incidido en el incremento de costos en los últimos años, dicen relación con la disminución de las leyes de los minerales, el valor de la energía y el alza en el gasto laboral ante la escasez de personal calificado. “La producción de cobre que explica el 90% del PIB de este sector productivo, entre el año 2004 y 2012, se mantuvo prácticamente constante, pues pasó de 5.420.000 toneladas a 5.455.000, respectivamente; período en el cual se invirtieron US$54.000 millones, en tanto que el personal ocupado aumentó sustancialmente”, describe.
Frente a esto, detalla los principales aspectos que hacen que la pequeña, mediana y gran minería privada y estatal “hayan aumentado sus costos de tal forma que, en muchos casos, ponen en riesgo su continuidad operacional, especialmente en las empresas mineras de menor escala productiva”.
Revisión y postergación de proyectos: “En septiembre del año 2012, teníamos una carpeta de inversiones por US$110.000 millones para los próximos diez años, de los cuales hoy US$43.600 millones están en proceso de revisión o se ha postergado la fecha de puesta en marcha, es decir, un 40% de la proyección inicial”, detalla, lo que se traduce en menor crecimiento, empleo y desarrollo.
Sostenido aumento de los costos: Esto ha sido consecuencia de numerosos factores que están restando rentabilidad y aumentando los riesgos, tanto en la operación de los actuales como en los futuros yacimientos. El primero tiene relación con la continua disminución en las leyes del mineral, incrementando los costos de operación, transporte y proceso. En 2005 la ley promedio de cobre de Chile era 1,07% y en el 2012 llegó a 0,86%, es decir, experimentó una caída de 20%.
Precio de la energía: “En Chile, su valor es el doble en relación a otros países de la región. Este insumo básico es el principal costo de la industria”, afirma Merino. El índice de costos de la energía se ha más que duplicado entre el 2006 y 2013. En el Sistema Interconectado del Norte Grande (SING), su valor se incrementó de 100 en 2006 a 202 en 2013, lo que se traduce en un incremento de 102%, mientras que en el Sistema Interconectado Central (SIC) el aumento fue de 151%.
Agua: Es escasa, especialmente en la zona norte. “Frente a esto, se ha propuesto que la industria obtenga este recurso del mar, lo que sin duda es técnicamente viable, pero es necesario tener en consideración que ésta vale 4 veces más que el agua fresca”.
Recursos humanos: “Lamentablemente no ha ido acompañado de igual crecimiento de la productividad. En los últimos diez años, el índice de costo de remuneraciones del país con base 100 en el año 2003 registra 174 en el 2013, es decir, ha crecido en 74%. Sin embargo, el mismo indicador para la minería en dicho periodo, aumentó más del doble alcanzando un valor de 209 en el 2013, esto es un incremento de 109%, treinta y cinco puntos más que el promedio nacional”, describe Merino.