La mandataria sostuvo que “tenemos algunos chispazos e ideas (…) de que se gastó más plata en estos dos meses y 10 días”.
Por Ángela Chavez M.
“Hay una situación económica menos auspiciosa de lo que le tocó al gobierno anterior y de lo que probablemente quisiéramos”, reconoció ayer la presidenta Michelle Bachelet en la primera conferencia de prensa que ofreció a los medios nacionales y extranjeros, en uno de los patios del palacio de La Moneda y a un día de haber asumido su segundo mandato.
El reconocimiento hecho por la mandataria -que estuvo precedido por el primer consejo de gabinete que encabeza en este, su segundo periodo a la cabeza de la nación-, da cuenta que junto al cumplimiento de las promesas hechas durante la campaña y a intentar responder a las altas expectativas que se han cifrado en torno a su administración, la jefa de Estado también deberá sortear una situación económica compleja y en desaceleración.
En ese sentido, la misma Bachelet admitió que, sin embargo, el escenario económico “no es algo que nos llene de sorpresas, porque la desaceleración de la economía viene desde el primer trimestre del año pasado, antes siquiera que yo fuera candidata”.
De ahí que también sostuvo que la tendencia que muestra la economía local “es algo que hemos estado previniendo”, aludiendo con ello a la primera instrucción dada a los ministros en orden a llevar adelante en cada repartición una suerte de “auditoría”, para conocer el estado en que recibieron el gobierno de manos de la pasada administración.
Y si bien para hacer dicha revisión se acordó que se fijaría un criterio, además que aún no está claro si esas auditorías las harán los propios ministerios o algún organismo externo, en lo central la idea -se les dijo- es que se pueda establecer el estado de presupuesto con que cuenta cada repartición, las licitaciones pendientes y los contratos vigentes.
Sólo una vez conocido el resultado de esas revisiones es que se podría definir dónde se realizarían algunas reasignaciones que permitan contar con mayores recursos. “Tenemos algunos chispazos e ideas, algo que algunos ministros ya les dijeron en el traspaso a alguno de los nuestros, la percepción de que se gastó más plata en estos dos meses y 10 días, que habíamos pedido que se gastara proporcional”, dijo.
Y agregó que existe “la sensación de que hay mucho elemento del presupuesto que se quedó amarrado, que quedó licitado, pero todas esas cosas hoy son percepciones”.
Costo del bono marzo
será de US$ 300 millones
Más temprano y en el marco del consejo de gabinete, citado a partir de las 07:45 horas, la mandataria les habría recordado a los secretarios de Estado que el sello de este gobierno es el “sentido de urgencia” y que el objetivo era que buena parte de esas 56 medidas estuvieran cumplidas antes del 21 de mayo, por lo que los conminó a “trabajar, trabajar y trabajar” bajo la perspectiva transformadora que fue plasmada en el programa de gobierno.
Antes de esa instancia con los ministros, la presidenta firmó el proyecto de ley que crea el aporte familiar permanente de marzo, más conocido como “bono marzo”, que beneficia a cerca de un millón 600 mil familias.
La iniciativa que también incorpora la restitución del “bono de invierno”, explicó el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, tiene un costo “en torno a US$ 300 millones”, mientras que el paquete de medidas comprometen alrededor de US$ 720 millones.
Al ser requerido por si los compromisos programáticos se verían afectados por la caída del precio del cobre, Arenas aclaró que “la agenda de las 56 medidas tiene un costo fiscal en torno a los US$ 720 millones. Esos US$ 720 millones están plenamente financiados en el Presupuesto de 2014 donde se van a utilizar los fondos de libre disponibilidad, las facultades extraordinarias de reasignación y las facultades para proyectar el Presupuesto. No hay ninguna duda esos recursos están financiados”.
Diálogo presidencial entre Bachelet y Mujica reafirma foco del gobierno en integración regional
Por Matías Jullian
"Chile en los últimos años ha perdido presencia regional y sus vínculos se han realizado exclusivamente con una visión economicista". Así definió ayer Michelle Bachelet su vi sión sobre la relación del país con las naciones vecinas en u encuentro realizado en Cepal. La mandataria habló después del jefe de gobierno uruguayo, José Mujica, y planteó la integración regional como uno de los focos de su mandato.
La sesión estuvo moderada por Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, mayor representante de las Naciones Unidas en la región, quien se mostró agradecida por la disposición de ambos presidentes para exponer sus visiones para el continente.
Bachelet se refirió a las tres grandes propuestas de su gobierno -reforma educacional, tributaria y constitucional-, sin dejar de lado la política exterior. "Nuestro país va a recuperar, bajo mi mandato, su papel como promotor de la convergencia y la integración de América Latina", dijo.
Además, agregó que evitará un desbalance en su relación con los países de la región. "Sin duda que vamos evitar el sesgo ideológico en nuestras relaciones externas y queremos avanzar en la convicción sobre diversidad con pragmatismo, pero con firme voluntad política de integración regional", expuso. El objetivo de esto es, según la mandataria, lograr una voz regional propia y fuerte, con confianza mutua y que genere convergencias a partir de la diversidad. "Una América Latina unida e integral", resumió.
Mujica y el futuro
En primer turno habló José Mujica, a quien Bachelet destacó como el "líder progresista más admirado por los jóvenes". El uruguayo manifestó su preocupación por el futuro de la región, y del mundo, en términos ecológicos. "Nunca habíamos tenido tantos recursos, tantos desafíos y tantas posibilidades. La crisis es de carácter político y no ecológica, tenemos que pensar como especie", afirmó. "Son problemas de la humanidad, y la humanidad necesita una agenda de problemas mundiales y como tal los debe tratar. Si no lo hace, tarde llegaremos", agregó.
Terminó diciendo que lo que actualmente está en juego es la prosecución de la vida. Ante esto, Bachelet fue enfática en concordar con Mujica: "Tenemos un futuro común o una ausencia de futuro común".
Expertos se muestran divididos por la política de bonos anunciada ayer
Por Cristián Bastías Flores
Una dispar reacción tuvieron los expertos económicos al ser consultados por la política de bonos que aseguró Bachelet. Mientras algunos destacan que es adecuada para ayudar a las familias de menos recursos, otros destacan que es dinero mal gastado y que no soluciona el problema de fondo.
Precisamente, una de las que no ve la medida con buenos ojos es la economista de Libertad y Desarrollo (LyD), Cecilia Cifuentes. A su juicio, el monto que deberá costear el gobierno (US$ 300 millones) es casi idéntico al que gasta el Ejecutivo en capacitación.
"Si a uno le interesa el tema de la equidad, es evidente que los recursos gastados en capacitación laboral es mucho más efectivo que los recursos gastados en un bono, porque la capacitación es lo que le permite a la gente superar la pobreza, no un bono", afirmó Cifuentes.
En la misma línea, agregó que "el principal logro de este tipo de política es lograr popularidad (...) nosotros fuimos críticos cuando se dio este bono en marzo del año pasado, pero hacerlo permanente es más grave, porque compromete ingresos fiscales permanentes y le quita recursos a otros programas".
Algo parecido señaló el economista de Econsult RS, Gonzalo Sanhueza, quien agregó además que los US$ 300 millones, en un contexto de desaceleración es una cifra considerable. Y es que, según él, el efecto en las arcas fiscales podría llegar a un 0,3%.
Desde la vereda contraria, el decano de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad San Sebastián, Hugo Lavados, destaca que el bono sí es una política adecuada, ya que "si miramos las cifras de Chile queda claro que las transferencias de dinero son muy importante como componente de ingreso para las familias de menos ingresos".
Solo destaca que podrían hacerse dos reparos. En primer lugar, que "al ser permanente se genera una obligación y eso en determinado momento puede ir en contra de la política fiscal que se desee". En segundo lugar, le preocupa que "este tipo de medidas no vayan acompañadas de políticas que traten de generar capacidad para que los sectores más vulnerables puedan generar mayores ingresos".
Al igual que Lavados, el ex gerente de la ABIF, Alejandro Alarcón, también se mostró de acuerdo con los bonos y agregó que "en la medida en que esté financiado y que no provoque una amenaza al déficit, me parece que es excelente para complementar el ingreso mínimo, ya que esto se le da a personas que son muy pobres".