La presidenta Cristina Kirchner ordenó enmendar el último gran desarreglo que dejó el ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno. Así, en las próximas horas el gobierno actualizaría los precios del biodiesel para el mercado doméstico, inexplicablemente congelados desde noviembre pasado.
La situación ya provocó que unas 20 Pymes dejasen de producir y hasta que las grandes cerealeras amagaran detener su fabricación.
No parece haber proyecto gubernamental más virtuoso que el de permitir que una porción del gasoil que se importa al país por cifras multimillonarias sea reemplazado paulatinamente por biodiesel, un biocombustible elaborado en base al aceite de soja, algo que en la Argentina sobra a precios competitivos. Esa industria nació en 2007 y avanzaba a grandes pasos hasta que Moreno, en agosto de 2012, metió sus narices en el asunto, quitando poder de decisión al ministro Julio De Vido y la Secretaría de Energía. Los productores de biodiesel recuerdan muy bien que fue entonces que comenzaron sus problemas.
Lo cierto es que desde que se fue Moreno del gobierno solo se actualizó en una ocasión el precio al que las petroleras (fundamentalmente la estatizada YPF) deben comprar el combustible a los fabricantes (ya sean grandes aceiteras o Pymes que compran el aceite para luego elaborar el combustible) para el corte del 10% del gasoil.
En el medio hubo una devaluación que desajustó todo y básicamenteelevó el precio de la materia prima.
Mientras el aceite de soja se disparaba (en pesos y en dólares), el valor oficial para el biodiesel quedó congelado en 4.533 pesos por tonelada para las grandes cerealeras y en 5.684 pesos para las 26 Pymes que lo producen.
De este último grupo, veinte empresas cerraron sus puertas y amenazan despedir a su personal. Aunque los grandes jugadores tiene otra espalda y pueden seguir exportando el aceite, el presidente de Carbio, la entidad que los nuclea, Luiz Zubizarreta, advirtió ayer que no se estaba cumpliendo con la mezcla de 10% con biodiesel. “Se está cortando muy por debajo del 5% porque las plantas no entregan al mercado doméstico, ya que el precio no tiene relación con los costos”, explicó a Reuters.
Con Moreno ya lejos del gobierno, las quejas de los productores por el retraso en la actualización de los valores apuntaron contra el ministro Axel Kicillof y el secretario Augusto Costa, que integran junto a los representantes de De Vido la Unidad de Monitoreo creada para actualizar mensualmente los valores. Según fuentes del sector, la crisis avanzó tanto que la propia Presidente debió intervenir y los nuevos precios del biodiesel (al menos los correspondientes a diciembre y enero) deberían conocerse en las próximas horas.
El retraso en la actualización de los precios internos y la devaluación le dieron otro sacudón a la industria local del biodiesel que redujo la entrega para corte obligatorio del gasoil muy por debajo de lo exigido, lo que podría disparar las importaciones del combustible.
En diálogo con Urgente24, el presidente de la Cámara Argentina de Biocombustibles (CARBIO), Luis María Zubizarreta, confirmó que las empresas están entregando al mercado producción para cubrir apenas un 5% del corte, cuando éste debía ser del 10% a partir de febrero.
Zubizarreta explicó que el precio oficial del mercado interno quedó retrasado respecto al aumento de los costos de fabricación del biocombustible, costo que luego se disparó por la devaluación de enero que llevó al dólar de los $6,80 a los $8 en apenas 48 horas.
De acuerdo a la página web de la Secretaría de Energía, desde noviembre el precio de la tonelada de biodiesel quedó congelado en $4.533,04 para las grandes empresas. El presidente de Carbio dijo que las primeras que dejaron de entregar el producto fueron las pequeñas refinadoras, cuyo precio quedó en $5.725,64.
Por otro lado, una fuente de la industria del biodiesel que pidió reserva sobre su identidad, reveló a este medio que el precio debería rondar los $7.000 por tonelada. "No sube porque las petroleras se quejan por el aumento de sus costos y el Gobierno no se anima a que suba el precio en los surtidores, aunque la incidencia del biodiesel es marginal", aseguró.
La merma en la entrega del producto podría disparar las importaciones de gasoil, ya que el biodiesel resultó una sustitución de ese derivado del petróleo que no se produce en la Argentina en los volúmenes que requiere la demanda. Esto le pondría mayor presión a una economía que sufre de escasez de dólares.
Zubizarreta habló en este sentido. "Es una lástima la pérdida de la oportunidad. El biodiesel es mucho más barato que el gasoil", manifestó. En esa línea también se expresó la fuente del mercado consultada por Urgente24 al asegurar que "debería dispararse" la compra externa en desmedro de "una producción más barata y nacional".
La situación interna de la industria del biodiesel no es el único frente abierto para el sector. Aún permanecen las trabas impuestas por la Unión Europea para el ingreso de la producción argentina por las que el Gobierno hizo una presentación formal ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Mala relación
Desde que Axel Kicillof y el exsecretario de Comercio Interior Guillermo Moreno intervinieron en el mercado del biodiesel, desplazando al ministro Julio De Vido, la situación de las empresas inició una cuesta abajo. En 2012, el tándem económico dispuso el fin de la promoción a la industria, modificaciones en los precios internos y la suba de retenciones a la exportaciones.
Tras el impacto, Kicillof, entonces viceministro de Economía, tuvo que rever la medida: se aplicaron retenciones móviles y se segmentaron los precios internos acorde al tamaño de las plantas.
Una fuente de la industria consultada por Urgente24 admitió que tras esa intervención, presumiblemente parabajar los costos de la recientemente estatizada YPF, las relaciones entre el sector y el Gobierno nunca volvieron a ser las mismas.
"Desde que Kicillof y Moreno patearon el tablero todo se hizo más difícil", graficó.
Por otro lado, la fuente se quejó de que el Gobierno no abrió más oportunidades de mercado:"Nunca se implementó la incorporación del biodiesel a la generadoras eléctricas y el aumento del corte se aplicó tardíamente".
El informante aseguró que los puentes de diálogo con el Gobierno quedaron rotos y que ante tanto desplante cambió su postura de buena predisposición: "La decisión de la industria fue dejar de quedar bien" con la Casa Rosada, aseguró.