El proyecto Corani, ubicado en el departamento de Puno, es hoy uno de los ejemplos más claros de cómo empresa y comunidad pueden trabajar en conjunto y en armonía.

La receta, una buena comunicación,  clara y directa. “Lo normal cuando se inicia un proyecto es ofrecer beneficios y regalos, pero la gente duda de ellos. Nosotros creemos que para tener una buena relación con la gente, lo mejor es que sepan qué hacemos y cómo lo hacemos”, explica Andrés Franco, Vicepresidente de Desarrollo corporativo de Bear Creek.

De forma muy sencilla y con elementos didácticos y propios de la zona les explicaron cómo trabaja Bear Creek, lo que además de despejar dudas, propició el aprendizaje de la comunidad. 

“Para nosotros, lo fundamental era ofrecerle nuestro proyecto a la comunidad y lograr que se identifiquen con él. Después de demostrar que no los afectamos, recién les mostramos lo beneficios, de modo que sin dudas y con buenas oportunidades, el pueblo de Corani dijo sí al proyecto”, afirma Franco.

La contaminación del agua ha sido una las preocupación principales del pueblo de Corani, ya que albergan  un alto ídice de pasivos ambientales dejados por operaciones anteriores. 

Franco explica que toda minería moderna recircula el agua, por eso actualmente en el Perú, por  una ton de tierra se está usando 0.9 ton de agua. En el caso de Corani, no solo utilizarán un sistema de recirculación de alta tecnología, con lo cual reducen el consumo de agua a solo 0.5 de agua, es decir la mitad por cada proceso, sino que además el agua será tomada de una pasivo ambiental, que en época de lluvias rebalsa afectando a la comunidad. Esto ayudará además a corregir los problemas ambientales que tiene Corani al utilizar en sus procesos estas aguas ácidas.

Corani es uno de los distritos más más pobres del Perú con un Índice De Desarrollo Humano (IDH) de 0.48.  Para esta comunidad, la llegada de la empresa minera es la oportunidad de salir de ese estado de pobreza y generar sus propios recursos, de crecer.

Bear Creek ha destinado 4 millones de soles anuales a un Fondo Social. Existe una gran confianza entre la población y la empresa. “Ellos han elaborado un estudio de línea base que identifica sus principales problemas en educación, salud y economía. Si bien nosotros los hemos orientado, se ha demostrado con datos concretos qué es lo que está pasando”, explica Franco.

Esta semana durante la Convención Minera en Toronto, mucho se habló de las mesas de desarrollo, lo mencionó el Ministro Mayorga, el Vicemnistro Shinno, Huaroc… varias presentaciones hondaron en este tema, y algo que dejaron en claro es que ya la PCM no solo interviene cuando existe el conflicto, sino también apoya a aquellas empresas que tienen una buena relación con la comunidad. 

El tema que si empresa y Estado no van de la mano, más que una ayuda podría ser una intervención negativa. Corani tuvo una de las Mesas de Desarrollo más exitosas. En líneas generales estas mesas de desarrollo construyen una expectativa bastante interesante y si la expectativa no va de la mano con la percepción se genera mucha decepción. Por ejemplo, en este caso, hace ya algún tiempo atrás, fue un ministro a inaugurar la mesa y se comprometió que en 4 meses iba regresar e inaugurar obras, y no hay nada hasta ahora. Hoy Corani, sigue adelante sin complicaciones, pero existen ciertas  dificultades  en que la mesa realmente apunte  a dar el respaldo que se quiere.

“La ventaja es que hay ministros como el de agricultura que si son conscientes y están a poyando a la comunidad en la elaboración de sus expedientes técnicos”, explica el ejecutivo minero.

Corani está en fase de factibilidad, donde se estima una producción anual de más de 13 millones de oz/plata (además de contenidos de plomo y zinc) para los primeros cinco de los 22 años de vida útil pronosticados.

Actualmente el proyecto Corani avanza con la obtención de diversos permisos para su construcción, la cual costará unos US$600 millones. la inversión más alta que se ha hecho hasta el momento en la Región Puno. Vale aclarar que el proyecto ya cuenta con la buena pro del MEM, que aprobó el ESIA.

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