La estratégica ubicación geográfica de la península de Crimea la convirtieron históricamente en un botín apetecible para cualquier imperio. El lugar fue dominado por griegos, romanos, germanos, eslavos, mongoles y turcos, en sucesivas etapas. Hoy, el conflicto tiene como principales protagonistas a dos estados, Ucrania y Rusia y a tres pueblos, dos de origen eslavo, los rusos y los ucranianos y uno turco, los tártaros crimeos. Estos últimos poblaron la zona desde los tiempos de las invasiones turco mongolas, cuando fundaron el Kanato de Crimea en 1475.
Los eslavos llegaron mucho más tarde a partir de las apetencias del imperio ruso que desde siempre buscó una salida al Mar Negro, algo que recién consiguió en 1777 con Catalina la Grande.
En ese lugar se desarrolló la guerra de Crimea, famosa por ser la primera guerra moderna de la historia y fue el sitio favorito para veranear de zares y nobles rusos. Más tarde allí habitó el principal foco de resistencia a la revolución rusa.
En 1921, el gobierno comunista soviético convirtió a Crimea en una de las Repúblicas de la URSS. Pero durante la Segunda Guerra Mundial los tártaros crimeos fueron acusados de colaborar con los nazis y Joseph Stalin ordenó el traslado de todos los tártaros al Asia central. Por ello la población actual es rusa y su idioma es el mayoritario.
Uno de los hechos más célebres de la historia sucedió allí: la Cumbre de Yalta entre Roosevelt, Churchill y Stalin.
Con la intervención del presidente soviético Nikita Kruschev llegó el dominio de Ucrania. En 1954 ordenó traspasar el territorio a esa República, sin sospechar que la Unión Soviética se desintegraría años más tarde.
Con la independencia de Ucrania en 1991 el enclave tomó la configuración actual. Aunque Rusia reclamó con posterioridad la devolución de un territorio que considera suyo, los ucranianos lograron imponer la voluntad para defender la integridad de su territorio. Aún así no pudieron convencer a la población rusa que busca pertenecer al país donde tiene sus raíces. Algo que no comparten las minorías ucranianas y las tártaras crimeas, que regresaron del exilio en los últimos años, y que amenazan con ser otro problema mayor a resolver.
Las disputas geopolíticas tienen una vez más su foco de conflicto en la histórica península. El control del Mar Negro nunca fue un tema menor.