Extrañeza y preocupación generó entre los gremios del empresariado nacional, la idea emanada desde la nueva administración de acelerar los plazos de la reforma tributaria.

Esto, luego de que en la edición de ayer de PULSO, fuentes ligadas al proceso confirmaran que la idea es que el proyecto de ley sea enviado al Congreso la segunda quincena de marzo, excluyendo una coordinación previa con académicos y empresarios, ya que el debate se generaría solo desde el Parlamento.

En este sentido, desde el mundo empresarial, si bien reconocen que no existe una obligación del nuevo gobierno por llegar a consensos en esta materia, advierten que es una mala señal la imposibilidad de poder debatir y analizar antes una propuesta que, a su juicio, es inmensamente relevante para el futuro del país.

Patricio Crespo, presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), reconoce que “tenía la sana expectativa de que esto se debatiera antes, porque hicimos un esfuerzo de hacer un estudio del más alto nivel y transversal posible de modo de ser un aporte a la reflexión. Esto nos habría gustado poder compartirlo antes de que se envíe el proyecto al Congreso para evitar eventualmente una discusión muy ácida que pudiera incluso retrasar el dictamiento de la norma”.

En esa línea, sostiene que “cuando no hay diálogo, cuando hay desconfianza y no hay apertura para escuchar las sensibilidades de todos, la gente se retrae, no se aventura, no invierte. Me gustaría que se tenga más confianza en los empresarios, que estamos genuinamente con la idea de ser un aporte”.

Por su parte, Pedro Corona, Tesorero de la Cámara Nacional de Comercio (CNC), advierte que “no me parece que esto sea una buena señal para el país. Es mejor que el proyecto sea conocido y que se escuche la opinión de la gente, porque equivocarse es muy fácil y arreglarlo cuesta mucho”.

Añade que “entiendo es que con esto se quiere decir que ellos quieren hacer las cosas como les parece, sin escuchar a los demás y eso es muy malo. Al final, es lo mismo que se le criticaba a este gobierno de que manda proyectos de ley sin consensuarlos antes, o sea no tiene sentido”.

Con todo, Corona insiste que la reforma puede tener impacto en muchos ámbitos pero especialmente en el empleo y el consumo. “No tiene sentido, desde mi punto de vista, creerse el dueño de la verdad y que no le pregunto a nadie”.

En tanto, otras fuentes desde la cúpula empresarial, afirman que se sorprendieron con la notica, considerando que habían muchas expectativas de debatir antes el proyecto, sobre todo por los efectos de segunda vuelta que podría tener la iniciativa.

En ese sentido, comentan que el tema será prioritario en la próxima reunión del comité ejecutivo de la CPC, que se efectuará el próximo martes y que será la primera cita de 2014. Mientras, desde las Pymes también manifestaron su preocupación.

Juan Araya, vicepresidente de la entidad gremial comenta que “nosotros no conocemos el proyecto y no sabemos qué van a mandar. Sería absolutamente relevante conocerlo antes porque nosotros las Pymes no estamos ni en las cómicas y capaz que en esta reforma quedemos en peores condiciones que los grandes, entonces nos tiene muy preocupados”.

Asimismo, precisa que “o hemos tenido ningún contacto con el futuro gobierno, y no queremos que sea una sorpresa. La idea no es necesariamente consensuar algo, pero al menos que nos expliquen lo que quieren y lo que nosotros queremos”.

El equipo que prepara la reforma tributaria de Michelle Bachelet trabaja a toda máquina para tener en dos semanas el borrador del proyecto y así comenzar a discutirlo con los parlamentarios de la Nueva Mayoría, buscando consensuar el mensaje que llegará al Congreso.

Según cercanos al proceso, así como ya se zanjó la idea de que el Impuesto de Primera Categoría subirá a 25% y que se mantiene a firme la eliminación del FUT, el grupo también determinó tres áreas prioritarias en las que se están afinando cambios a la propuesta inicial: alcoholes, PYME e impuestos medioambientales.

El proyecto original que presentó la entonces candidata el 20 de junio de 2013 contempla reemplazar el actual impuesto a las bebidas alcohólicas por un tributo específico, igual a 20 UTM por cada 100 litros de alcohol puro incluido en cada tipo de bebida. La idea es estandarizar el impuesto a un nivel similar al de los países de la OCDE.

Pero la medida no dejó indiferente a los productores nacionales de vino y pisco, principalmente, quienes hicieron varias advertencias al respecto (ver nota secundaria). Lo cierto es que el grupo encabezado por el futuro ministro de Hacienda, Alberto Arenas, y que además es compuesto por el próximo subsecretario de esa cartera, Alejandro Micco; el experto tributario, Michael Jorratt; y los abogados Alberto Cuevas y Fernando Dazarola, conscientes de que algunos rubros podrían verse afectados por algunas distorsiones, se abrieron a diferenciar, por ejemplo, el impuesto para vinos, pisco y cervezas.

La idea que se baraja es aplicar un gravamen al precio final de esos productos y así evitar incrementos excesivos en el valor de estos.

Complemento para la depreciación instantánea


En materia de PYME, al mecanismo de depreciación instantánea se sumarán otras medidas tributarias para evitar cuestionamientos que ya han comenzado a aparecer de parte de los dirigentes PYME, quienes se han mostrado contrario a algunas propuestas, por considerar que afectarían a su sector, que da el 80% del empleo del país.

Por ello, el grupo de trabajo busca diseñar un paquete de herramientas complementarias a las que ya se conocer, para incentivar la actividad de la pequeña y mediana empresa, y de paso, evitar las críticas de este sector, cuando el proyecto esté en discusión en el Parlamento.

En tanto, en materia medioambiental lo que se ha conversado apunta a mostrar cierta apertura a hacer modificaciones en la misma línea del impuesto a los alcoholes, es decir, diferenciando a los sectores afectados. La propuesta original del programa tributario incluye desincentivar la compra de vehículos particulares que utilizan petróleo diésel y también aquellos de alta cilindrada; y eliminar la devolución del impuesto al diesel para la industria. Este último punto sería particularmente complejo para el sector privado y el núcleo duro que trabaja la reforma estudiaría retrasar su puesta en marcha y realizarla de manera gradual.

Desarrollo del trabajo


Para realizar el proyecto de reforma tributaria el trabajo de los especialistas no ha consistido solo en la elaboración de borradores, sino que, entre enero y febrero, miembros de la comisión realizaron consultas a otros expertos tributarios sobre propuestas presentadas entre 2012 y 2013 en materia impositiva.

Otro factor de discusión y que ha sido parte del análisis son algunas señales de legisladores de la Nueva Mayoría en relación a incluir nuevos aspectos en la propuesta tributaria, algo que no ha sido recibido de buena manera al interior del grupo, dado que se quiere ingresar la reforma tributaria al Congreso con los puntos que ya se comprometieron y no agregarle otros temas -se mencionan los tributos específicos a los combustibles-, dado que el cálculo indica que esas peticiones, al ser temas de coyuntura, contribuirán a retrasar la discusión parlamentaria.