En Santa Cruz, la obra de la central termoeléctrica de Río Turbio alcanzó un progreso de 88 por ciento, por lo que se calcula su inauguración para diciembre de este año. Esta usina, que es la más austral del mundo, se alimentará con el carbón de la mina local, generando electricidad para abastecer dos veces el consumo de esa provincia. El Estado invirtió 700 millones de dólares en el proyecto, con el objetivo de diversificar la matriz energética, encontrar un uso estratégico para el recurso natural de la zona y reimpulsar el trabajo y el consumo de una pequeña población de 20 mil habitantes. A su vez, hizo una fuerte compra de maquinaria y equipos para ampliar la capacidad de producción de la minera estatal Yacimientos Carboníferos Río Turbio, con lo que se alcanzó el autoabastecimiento de carbón para la termoeléctrica.
La localidad de Río Turbio se encuentra en la frontera con Chile y a pocos kilómetros del océano Pacífico. A partir del inicio de la construcción de la usina en 2009, el pueblo tomó un nuevo dinamismo, con la apertura de hospedajes, restaurantes y comercios. La obra, que se extiende por un predio de 29 hectáreas, emplea a 1300 personas día a día, al tiempo que acumulará cerca de 7,5 millones de horas hombre de trabajo hasta su finalización. El viento de la zona alcanza ráfagas de 170 kilómetros por hora, con temperaturas varios grados bajo cero durante el invierno. Esas asperezas del clima aumentan los costos del proyecto y ralentizan los tiempos de la edificación.
La central tendrá capacidad para inyectar 240 megavatios a la red nacional eléctrica, lo cual alcanza para cubrir la demanda de energía de una población de alrededor de 600 mil habitantes. En 2013, el consumo eléctrico del país alcanzó picos de 24 mil megavatios. La española Isolux, con obras en cuarenta países, está a cargo de la construcción de la usina, al tiempo que se encargará de la operación durante los próximos dos años, con el objetivo de capacitar a los técnicos locales.
La tecnología de la central se encuentra entre las más desarrolladas del mundo en materia de producción eléctrica a partir de carbón, un recurso que genera el 40 por ciento de la energía en el mundo. La particularidad de la usina de Río Turbio es que utiliza un sistema de calderas adaptadas para quemar el carbón en estado puro (directo de la mina), cuando la mayoría de estos establecimientos trabajan con el mineral purificado (refinado y lavado), lo cual produce fuerte contaminación de los ríos. En el Ministerio de Planificación se tomó la decisión de emplear esta técnica de producción limpia, con el criterio de garantizar la sustentabilidad medioambiental de la zona. Alemania, Polonia, España y Chile son los únicos cuatro países del mundo que operan con esta clase de centrales. Otro punto importante es que el desecho de la usina será una ceniza en forma de yeso, lo que puede comercializarse para la industria de la construcción.
El funcionamiento normal de la planta, que sólo puede ponerse en marcha en base a carbón, requerirá 1,2 millón de toneladas del mineral por año. La firma estatal Yacimientos Carboníferos, ubicada a pocos kilómetros de la usina, se encargará de proveer el recurso natural a través de una cinta mecánica que se conecta en forma directa con las calderas. Esta minera realizó fuertes aportes de capital durante los últimos años, para incrementar la capacidad de extracción de carbón y alcanzar los volúmenes de producción que garantizan el autoabastecimiento de la central termoeléctrica. Por caso, el año pasado YCRT registró desembolsos de fondos por 4 mil millones de pesos.
Las reservas probadas de la mina de Río Turbio alcanzan 427 millones de toneladas, al tiempo que las reservas estimadas ascienden a 700 millones, lo que equivale a más de 300 años de explotación del mineral. El punto adquiere relevancia si se tiene en cuenta que la planta de generación eléctrica ofrece un uso estratégico para este reservorio de carbón, debido a que sus características químicas (poca eficiencia calórica) y su ubicación geográfica (elevados costos de transporte) lo hacen poco competitivo para la comercialización en el mercado mundial.