Por Carlos MIranda Pacheco*

Este siglo, algo similar está sucediendo, pero a la inversa: Rusia está tratando de tomar Europa utilizando la provisión de gas natural en vez de fuerzas armadas. La ex Unión Soviética inició la provisión de gas a Europa. La Federación Rusa, con Putin al mando, continúa con empeño por ser fundamental en los designios de devolver a Rusia su rol protagónico. Al presente, casi 30 por ciento de la energía que consume Europa depende del abastecimiento del gas ruso.

Ucrania ha sido el primer gran obstáculo en la toma gasífera rusa de Europa. La URSS exportaba gas a Europa utilizando gasoductos que atraviesan Ucrania, construidos para abastecer el consumo de la entonces República Socialista de Ucrania.

La ausencia de Ucrania en la Federación Rusa presentó dos problemas: continuar el abastecimiento de Ucrania como Estado socialista y el dejar la exportación de gas a Europa a su arbitrio. No obstante  los bajos precios iniciales, la deuda de Ucrania llegó a cifras siderales.

La existencia en Ucrania de silos nucleares no desmontados salvó a este país de un trato similar de Chechenia por parte de la federación.

Como una solución, la federación, a través de Gazprom, decidió eludir Ucrania y conectarse directamente con Alemania con grandes gasoductos por el lecho del Báltico, Sistema Nord Stream.

Solucionado temporalmente el problema de Ucrania, Gazprom concentró sus esfuerzos en la construcción del Sistema de gasoductos del Sur (South Stream). El sistema que transportará gas ruso, atravesando el mar Negro, cruzará varias naciones hasta llegar a Viena, para conectar con el sistema de gasoductos europeos.

La Comunidad Económica Europea (CEE) veía con preocupación la creciente provisión de gas ruso.

Sus temores se confirmaron: todo indica que Rusia ha influido para que Ucrania rechace financiamiento de la CEE.  Gazprom y la compañía de transporte de gas de Ucrania formaron una sola empresa. Ucrania tendrá precios reducidos y provisión permanente de gas. No se publicó, pero también se sospecha que se hicieron algunos arreglos sobre los silos.

Para tratar de evitar la construcción del Sistema del Sur, capitales norteamericanos y europeos impulsaron la línea Nabuco con un trazo prácticamente paralelo al Sistema del Gas del Sur. Después que Gazprom ganó la dura y silenciosa batalla, Putin en persona ha inaugurado su construcción. Parece que en esta región se respeta y teme más la mano de Putin que la de Obama, quien, abiertamente, apoyó el proyecto Nabuco.

Pero el tema no es tan sencillo. En 2012 Gazprom tuvo que devolver a la CEE tres a 4.000  millones de euros (5.440 millones de dólares) por prácticas anticompetitivas.

Explicable porque Rusia, hace poco, ha logrado su ingreso a la Organización Mundial de Comercio (OMC). En sus Estados miembros, esta organización sanciona prácticas anticompetitivas y prohíbe el funcionamiento de monopolios.

En gas natural el monopolio clásico se presenta cuando un productor transporta y comercializa su producción, como se planea hacer con el gas ruso en la Corriente del Sur.

La semana pasada, el embajador ruso ante la CEE ha informado que la Corriente del Sur empezará a funcionar parcialmente a partir de  2015, para estar a total de su capacidad en  2018. A su vez, la CEE ha notificado al ministro ruso de energía que los acuerdos alcanzados con Austria, Bulgaria, Hungría, Grecia, Eslovaquia, Croacia y Serbia tienen que ser revisados.

La primera reacción rusa a esa notificación proviene de Putin, que considera que las revisiones serían injustificadas e intolerables.

Gazprom aduce que para financiar el proyecto Corriente del Sur, se han suscrito convenios bilaterales justamente con los países que piden su revisión.

De todas maneras, sin perjudicar la construcción, la CEE y Rusia están ingresando a un periodo de negociaciones. No se puede anticipar los resultados ni el tiempo que ellos tomen, pero es previsible que Rusia demore por lo menos hasta los primeros meses de 2015 para reforzar su equipo negociador con su General Invierno.

*Ingeniero petrolero