Los dos mineros clandestinos fallecieron el domingo en la mina de Gravelotte de la localidad de Benoni, a solo dos kilómetros de la explotación abandonada de Kleinfontein de la que han sido rescatados desde el domingo 25 mineros ilegales atrapados bajo tierra.

Según las primeras informaciones, las dos víctimas habrían fallecido tras colapsar uno de los niveles de la mina. La Policía solo ha conseguido sacar del subsuelo uno de los dos cuerpos.

El otro cadáver permanece bajo tierra, ya que las autoridades consideran "demasiado peligroso intentar" bajar a la mina a rescatar el cuerpo.

Mientras, un número indeterminado de mineros ilegales permanecen bajo tierra en la otra mina de oro de Kleinfontein.

Los siniestrados fueron encontrados el domingo por los equipos de emergencias de la zona y se niegan a ser rescatados para evitar ser detenidos por actividades de minería ilegal, como ha ocurrió con sus 25 compañeros que sí han aceptado salir a la superficie y que comparecen esta semana ante el juez.

Según algunas estimaciones, podría haber más de 200 obreros clandestinos en el interior de la mina de Kleinfontein. Ante la negativa de los mineros de salir al exterior, las autoridades han comunicado a los trabajadores atrapados que el agujero de entrada a la mina será sellado el 3 de marzo si no acceden a subir antes a la superficie.

Un grupo de agentes de Policía hace guardia junto al agujero de entrada a la mina para detener a los obreros una vez salgan. La explotación no regulada de minas aparentemente abandonadas es un fenómeno habitual en Sudáfrica y en todo el continente africano.

Sin las más mínimas medidas de seguridad ni ningún control legal sobre la extracción, los trabajadores clandestinos faenan en minas que a menudo son propiedad de empresas que no las explotan.

Los mineros pueden pasar semanas sin salir a la superficie, para lo cual bajan a las explotaciones con ingentes cantidades de comida. El valor del oro extraído de las minas ilegales en Sudáfrica supera cada años los 400 millones de euros, que nutren una red mafiosa nacional e internacional.

Este mismo mes, ocho mineros perdieron la vida en una explotación de Doornkop, al suroeste de Johannesburgo, tras haber quedado atrapados dos días en su subsuelo.