Humberto Campodónico/ Columnista

La reciente postergación hasta junio (estaba programada para este mes) de la licitación del Gasoducto sur peruano (GSP) ha dado lugar a protestas masivas de la población cusqueña. El Ministerio de Energía y Minas ha señalado que esto se debe a reiterados pedidos de los postores y que “se necesita tiempo” para la formación de consorcios.

Sin embargo, solo hace dos semanas el Minem promulgó el Reglamento de Desarrollo de gasoductos en el sur del Perú (DS 005 2014 EM), instrumento indispensable para las bases de la licitación.

 El GSP debe formar parte de un proyecto integral desde el inicio. Y tomar en cuenta la demanda de gas natural en el sur peruano, que ahora ya cuenta con el Nodo Energético: se van a construir dos centrales térmicas a gas de 500 MW cada una (una en Ilo y otra en Mollendo) a la que se suma la existente de Enersur de 500 MW.

 A esto se agrega la puesta en marcha de la industria petroquímica (PQ), que produce polietileno a partir del etano del gas (genera 12 veces más valor agregado que quemarlo, que es lo que sucede ahora). Esta industria puede, y debe, ser la piedra angular del Plan Industrial del presidente Humala y, también, del Polo de Desarrollo del Sur anunciado por el premier Villanueva.

 La industria PQ es perfectamente factible, a pesar de las críticas de sus detractores. Afirman, por ejemplo, que existe una sobreoferta mundial que la haría inviable. Lo que no dicen es que el precio del polietileno se compone, en un 70%, del precio de la materia prima, que es el gas natural. Como el gas de Camisea tiene precios competitivos a nivel mundial (sobre todo del Lote 88), eso juega a favor de la PQ nacional.

 El otro factor clave es el precio del etano que se obtiene del gas. Los elementos para su formación están ya determinados por la legislación existente (Leyes 29163, 29690 y 29970 y sus reglamentos). Es aquí donde es clave una política de Estado para esta industria naciente, como sucedió con Camisea.

 Al Lote 88 se le otorgó la depreciación acelerada (en solo 5 años), pago fraccionado de aranceles (hasta 7 años), devolución anticipada del IGV y un contrato de venta sí o sí (take or pay) por Electroperú. Para el gasoducto hubo Garantía de la Red Principal (contribuyeron todos los usuarios de electricidad). Medidas ad hoc como estas también se necesitan para el GSP y la PQ.

 En la PQ participan muchas pequeñas y medianas empresas. Según el último Censo Industrial (2007), existen 35 empresas que producen plástico en su forma primaria y 916 empresas en producción de manufacturas. De estas, el 77.8% son microempresas, mientras que 19.7% y 2.5% son medianas y grandes. ¿Qué producen? Pues toda clase de artículos plásticos, comenzando por las bolsas hasta envases. Como siempre, casi todas están en Lima. Esto cambiaría, contribuyendo a la descentralización.

 Otro tema clave es que no existe industria PQ en la costa del Pacífico, desde México hasta la Patagonia: todos importan la materia prima o el producto terminado. Las ventas internas de Colombia y Perú ascienden a 335,000 y 239,00 toneladas de polietileno, mientras que las ventas de Chile y Ecuador llegan a 395,000 y 138,000 toneladas. A un precio de US$ 1,500 la tonelada, tenemos un mercado potencial total de US$ 1,665 millones anuales (una parte sería cubierta por la PQ nacional) que va a seguir creciendo. En el 2012, el Perú importó US$ 395 millones de polietileno.

 Para que todo esto se logre, la clave es un proyecto integral que comprenda la oferta de gas, la separación del etano (que está dentro del gas natural), la construcción del gasoducto y la propia industria PQ. Es indispensable, también, un ducto de líquidos al lado del ducto de gas.

 ¿Es que así está siendo concebido el proyecto por la consultora Wood McKenzie, que elabora el proyecto para Proinversión? No. Otro tema: la estatal china CNPC ha comprado a Petrobras el Lote 58, que abastecería el GSP. La cuestión es que si los chinos deciden no hacerlo, eso lo avala la Ley de Hidrocarburos 26221 de 1993. ¿Y dónde quedó Petroperú? Además, el impulso a la PQ tiene que hacerse con la necesaria convocatoria a privados. ¿Qué se está haciendo al respecto?

 La gran oportunidad para abastecer de un combustible barato y más limpio para el parque automotor del sur, así como asegurar la demanda eléctrica, asentar la descentralización e impulsar la diversificación productiva están a la mano. El Estado no puede abdicar de su rol de impulsor de políticas públicas. Proinversión debe decir qué tipo de proyecto va a licitar y debe haber un amplio debate nacional. Es mucho lo que está en juego.