La moneda virtual Bitcoin pasó de valer US$ 100 en agosto a más de US$ 500 actualmente. Un campo desregulado, con partidarios y detractores, empieza a ganar terreno y adeptos en Chile.
Los simpatizantes de Milton Friedman pueden añadir un ítem más a su lista de cualidades: la de oráculo. En 1999, cuando el acceso a internet era conmutado y Google tenía apenas ocho empleados, el padre de los neoliberales anticipó el surgimiento de una moneda cibernética para realizar transacciones en Internet.
“Una cosa que falta, pero que pronto van a desarrollar -anticipó Friedman-, es un e-cash (dinero electrónico) confiable, un método a través del cual uno pueda transferir fondos desde A a B sin necesidad de que A conozca a B o B a A, de la misma forma en que yo puedo pasarle a usted un billete de US$ 20, y que usted lo reciba sin que sepa quién soy yo”.
Quince años después, nació esa moneda con el nombre de Bitcoin, el único continente donde no se usa es la Antártica y en algunos lugares en Chile empieza a ser pan de cada día. Sin mediar sencillo o tarjetas de crédito, el consumo de una cerveza en Santiago se puede pagar haciendo que un smartphone “lea” el código QR que posee el precio a pagar. Automáticamente, ese valor se deduce del saldo en bitcoins que el usuario guarda en su “billetera electrónica”.
También pueden transferirse fondos denominados en bitcoin a través de un computador común y corriente, y adquirir una parcela en Curacaví, pagar clases de taekwondo en Viña o una jornada de sanación temazcal en Macul.
De acuerdo a coinmap.org, en Chile hay 10 lugares donde Bitcoin es bienvenida como medio de pago. Además, existen otros tantos traders que compran y venden la moneda en Chile como negocio.
En Argentina, la penetración de Bitcoin es 10 veces mayor y en el mundo anglosajón el uso llega a tal punto, que la semana pasada se publicaron videos de gente destruyendo sus iPhones, luego de que Apple bloqueara el uso de una popular aplicación de Bitcoin.
Tomando en cuenta lo anterior, la penetración de Bitcoin en Chile es baja, pero “la adopción está creciendo muy rápido”, dice Austin DeLonge, gerente de operaciones de Coin4ce (Coin Force), la principal plataforma del país para transar con esta moneda.
“Algunas de las empresas más grandes del país se nos han acercado por la posibilidad de integrar Bitcoin como un método de pago o inversiones”, afirma DeLonge, sin revelar nombres.
Alto precio
Bitcoin es una moneda digital, inmaterial y no está bajo el control o la tutela de nadie, ni bancos, ni gobiernos, ni empresas.
El concepto fue por primera vez explicado hace cinco años por Satoshi Nakamoto, a esta altura un personaje legendario, de quien ni siquiera se sabe si es una persona o un grupo de gente.
En un paper de ocho páginas, Nakamoto propuso un sistema para hacer pagos en línea entre A y B sin necesidad de que un intermediario, como el emisor de una tarjeta de crédito, valide la transacción. Esto es, el intermediario ya no está llamado a evitar que el registro que deja un pago electrónico se ocupe dos veces.
Evita ese problema de “doble gasto” una red de computadores que intercambian información en todo el mundo, y que valida las transacciones basada en un protocolo que impide a un atacante adulterarlas.
Esa actividad se remunera con nuevas monedas digitales; este es el mecanismo a través del cual las bitcoins son creadas.
Aunque es distinta a cualquier otra moneda, Bitcoin se parece al oro, en cuanto a que se usa como medio de pago y su cantidad es limitada. Actualmente, hay un poco más de 12 millones de monedas en circulación y se asegura que sólo existirán 21 millones.
De eso surge uno de sus atributos más notorios, que se ha hecho evidente en los últimos meses: períodos de gran valorización, pero asociada a una volatilidad extrema. Entre agosto y diciembre, el precio de una bitcoin pasó de US$ 100 a US$ 1.200. Una rentabilidad de 1.100% en cuatro meses.
Desde ese peak, sin embargo, el precio ha caído 54%, para reducir la rentabilidad a casi 500%.
Al tratarse de una nueva tecnología, el precio está altamente correlacionado con el tipo de publicidad que recibe.
“Una oferta limitada, mucho bombo publicitario y demanda” son las razones del alza, escribe Lars Seier Christensen, CEO de Saxo Bank, en una columna enviada a este diario.
La reciente baja está asociada a dos factores: el arresto hace unas semanas de uno de los promotores más notorios de esta moneda (por cargos de lavado de dinero usando precisamente Bitcoin) y la decisión de Apple de eliminar a Blockchain de su App Store.
Con todo, una cotización cinco veces más alta que hace seis meses indica que de todas maneras “la gente está empezando a aprender sobre Bitcoin y qué tan buena es como medio de pago y depósito de valor. A medida que más personas compren y vendan bitcoins, el precio subirá, porque hay un monto limitado”, dice DeLonge.
Sin regulación
La popularidad entre los usuarios y proveedores de bienes y servicios radica en los bajos costos de operar con Bitcoin.
Al eliminar la intermediación financiera, con esta moneda se pueden hacer y aceptar pagos de cualquier persona, desde cualquier parte del mundo, con una comisión ínfima. Para pagos internacionales, esto tiene mayor sentido, ya que comerciantes y consumidores pagan comisiones adicionales por el uso de tarjetas de crédito.
“Cuando un comerciante acepta una tarjeta de crédito como forma de pago, debe pagar una comisión de alrededor de 3%, dependiendo de la parte del mundo donde está. También debe lidiar con las devoluciones de cargos, fraude y robo de identidad. Con Bitcoin, la comisión en este momento es de 0,0001 bitcoins por transacción, independientemente del tamaño de la compra”, explica DeLonge. Esto equivale a unos $ 30.
Del otro lado de la ecuación, sin embargo, se encuentran múltiples detractores, entre ellos, los organismos de supervisión financiera de varios países. Para algunos, el nuevo mercado estaría dejando a ciertos operadores no afectos a impuesto (las casas de cambio por monedas nacionales, por ejemplo). Otros acusan problemas con el flujo de capitales y otros sostienen que Bitcoin ni siquiera es una moneda.
Islandia considera que la compra de bitcoins a entidades extranjeras genera salida de capitales, lo que viola los controles de capital que se implementaron tras la crisis bancaria de 2008.
En Tailandia, debido a los controles de capital, a la falta de leyes aplicables y a las múltiples facetas financieras de Bitcoin, las actividades con ésta se declararon ilegales en julio pasado.
Ahora último, el banco central de Finlandia declaró que Bitcoin “no es una moneda”, lo cual no contribuye a construir un marco legal en torno suyo, pero no impide que en Helsinki haya incluso cajeros automáticos para adquirirla.
Claro, las autoridades críticas no son todo lo que hay. En noviembre último, siendo aún presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben Bernanke envió una carta al Senado de ese país sobre las monedas virtuales con una opinión más optimista: “Mientras este tipo de innovaciones pueden presentar riesgos relacionados al cumplimiento de la ley y en términos de supervisión, también hay áreas en las que puede presentar una promesa de largo plazo, particularmente si las innovaciones promueven un sistema de pagos más rápido, más seguro y más eficiente”.
Bernanke estaba citando a otro economista prominente: Alan Blinder, académico de Princeton, cuando en su calidad de vicepresidente de la Fed se refirió a las monedas virtuales en 1995.
El sueño de Chicago
Mientras el fenómeno trata de encajar, algunos adeptos a Bitcoin ven en ella el símil de un “sistema monetario libre de la arbitrariedad estatal y en el que la cantidad de dinero se regula sola” pregonado por la escuela de Chicago, en palabras del fallecido ex presidente del Banco Central de Chile Alvaro Bardón.
El más famoso proponente de un sistema tal es el padre del euro, Robert Mundell, a través de su trabajo sobre las áreas monetarias óptimas. Al recibir su Premio Nobel en 1999, Mundell echó de menos la ausencia de una moneda internacional.
Esta, a su juicio, estaría asociada a grandes áreas de transacción, un sistema monetario estable, ausencia de controles, bajas tasas de interés y la baja probabilidad de que una moneda se desplome “si un país es atacado”, entre otras características.
Con todo, “yo no diría que la falta de bancos centrales hace felices a todos los ‘Bitcoiners’”, dice DeLonge.
“La demografía de los usuarios de Bitcoin está cambiando rápidamente”, agrega. “En el inicio del sistema, la mayoría de los ‘Bitcoiners’ eran libertarios o anarcocapitalistas, porque veían Bitcoin como una manera de escapar de las influencias de los bancos centrales”.
Conforme Bitcoin sigue ganando adeptos en los países donde ha penetrado más fuerte (Estados Unidos, Canadá, Europa y Australia), se ve una diversidad entre los participantes del mercado que van entrando.
Entre estos, hay actores del mainstream con versiones de que la banca en Wall Street tiene los ojos puestos en esta moneda como una evolución natural del sistema de pagos, y la apuesta de los capitalistas de riesgo en Silicon Valley.
"Con Bitcoin no se necesita confiar en un gobierno o una compañía"
Nicolas Cary es fundador y CEO de Blockchain, un importante sitio de cotización e informaciones relativas a Bitcoin (”Blockchain es para Bitcoin lo mismo que Google para internet”, dice), y en las últimas semanas adquirió aún más notoriedad cuando Apple decidió sacar su aplicación desde la App Store.
Pese a lo polémico del sistema, el emprendedor lo defiende, asegurando que la moneda es tan confiable como otros sistemas establecidos.
“Hace cinco años, muy pocas personas la compraban, pero en este momento Bitcoin cuenta con una transferencia de red al mismo nivel que PayPal”, asegura.
Asimismo, Cary afirma que no hay riesgo de fraude, debido a que “todo el sistema está basado en algoritmos matemáticos”.
“Tampoco se necesita confiar en un gobierno o una compañía, y eso lo hace más democrático”, agrega.
Cary critica que “en los últimos 50 años, las compañías administradoras de tarjetas de crédito innovaron muy poco”, consecuencia de lo cual son los últimos casos de fraude en la industria.
“Las tarjetas de crédito son terribles para usarlas en internet; cada vez que se hace un pago se debe dar la dirección, el RUT... Es ridículo, y además se debe confiar en que esta compañía no va a perder la información. Con bitcoins nada de eso pasa”.
De Santiago a Curacaví... crece la revolución en Chile ¿En qué se pueden gastar las bitcoins en Chile? Uno de los lugares más conocidos es California Cantina, pub que desde este año acepta cancelar el consumo del local con cargo a la billetera electrónica empleando código QR. James Lyles, propietario del lugar, indica que el sistema no le genera costos por mantención y que no requiere una terminal de pago para gestionar las transacciones. “Ocupo como terminal mi iPad, mientras que con Transbank debemos arrendar sus máquinas”, dice.
En Curacaví, Galt’s Gulch es un proyecto inmobiliario que acepta la compra de terrenos con bitcoins, moviendo $ 800 millones sólo por concepto de pago con esa moneda, según su creador, Ken Johnson. Sin embargo, gran parte de sus clientes viene de Estados Unidos y Canadá.
Johnson explica que “reportamos todo lo que ganamos en pesos chilenos al SII, calculando el tipo de cambio y haciendo la transferencia inmediatamente”.
Martín Fernández es CEO y cofundador de BtcTrip.com, un sitio que vende pasajes aéreos a todo el mundo a través del pago con bitcoins. “Es muy diferente pagar con PayPal o una tarjeta de crédito que con Bitcoin, ya que cuando pago con esta moneda virtual soy parte de la comunidad, y eso es un cambio de paradigma, esencial en la forma en la cual nos vinculamos entre los comercios y los usuarios”, puntualiza.
Menor suerte han tenido otros. Dada una penetración que aún es chica, algunas de las compañías que aceptan pago con la moneda no han recibido aún depósitos con ella.
Arauconet lleva dos años transando con la divisa, comenta el asesor legal de la empresa. “Implementamos el pago con bitcoins hace casi dos años, pero no hemos tenido gente que compre con esa divisa. Sin embargo, ya tenemos nuestra e-wallet para recibir transacciones“.
En Hogar Impeque tampoco han visto transacciones realizadas. “Decidimos ingresar el pago con Bitcoin porque creemos que es una manera de pago revolucionaria, y quisimos demostrar nuestro apoyo y ver cómo crece en Latinoamérica”, sostienen en el sitio.