La obra de Chihuido I transita un camino sinuoso que lleva unos cinco años. Sin embargo, el proyecto es mucho más viejo.

La estatal Agua y Energía terminó el plano definitivo en 1977. Existía por entonces una curiosa competencia con Hidronor, que ya había desarrollado la presa de El Chocón, aunque esta última sí vio desarrollarse algunas de sus ideas en la región.

Como un presagio de lo que sería su destino décadas más tarde, el proyecto durmió en un cajón durante toda la dictadura militar y el inicio de la democracia y recién se publicó en 1991. Lo que la megaobra no esperaba era que todas las empresas públicas iban a terminar privatizadas y la gran mayoría de la infraestructura pensada desde el Estado sucumbiría a la lógica más cruda del capital.

El proyecto original sirvió de base para el actual, pero difería en varios aspectos técnicos. El más relevante, según recuerda el titular de Emhidro, Elías Sapag, era la cota de inundación que llegaba a niveles mucho más altos que la que se prevén ahora. "Se iba a genera un lago extraordinario, que inclusive llegaba hasta el pie de Las Lajas. Con ese proyecto íbamos a tener que relocalizar a cientos de personas más", recordó el funcionario. De los 670 metros de cota inicial, se bajó finalmente a 630.

Según recuerda la presentación de la obra que realizó el Ministerio de Planificación y a la que accedió "Río Negro Energía", la Chihuido originaria iba a estar construida de material suelto con núcleo de arcilla. "Este tipo de presa tenía prevista una compleja construcción porque en todas las capas horizontales se trabajaría con tres tipos distintos de material que requerirían tres tipos distintos de transporte y compactación", indica la presentación.

A su vez, recuerda que los principales cambios aplicados cuando se actualizó el proyecto en el 2008 fueron a partir de las revisiones de los estudios hidrológicos.