Según la flamante medición, los precios subieron 3,7% en enero; Kicillof presentó un nuevo índice para medir el costo de vida junto a Ana María Edwin y Norberto Itzcovich, los encargados de liderar la intervención de Guillermo Moreno en el Indec
Después de siete años, el Gobierno reconoció ayer que la Argentina tiene una inflación muy alta. Lo hizo al presentar el nuevo índice de precios al consumidor nacional urbano (IPC-NU), que elaboró bajo la supervisión del Fondo Monetario Internacional (FMI). Según el indicador, los precios subieron en enero 3,7% respecto de diciembre, la mayor suba mensual en 12 años.
"Es un número creíble, incluso para los privados", dijo Ramiro Castiñeira, de Econométrica. "Es un primer aporte para recomponer la confianza en las estadísticas públicas. Porque la confianza se destruye de un solo golpe y se construye con el tiempo", agregó.
La presentación del indicador, que a diferencia del IPC anterior, tiene cobertura en todo el país, corrió por cuenta del ministro de Economía, Axel Kicillof, y, curiosamente, de las dos personas que fueron las encargadas de la intervención del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) desde enero de 2007: Ana María Edwin y Norberto Itzcovich. Una señal contradictoria considerando que quienes administran el nuevo indicador deberán dar garantías de que todos los meses seguirán publicando un número real, no importa cuál sea.
"Era imperioso actualizar el índice de precios por los cambios de estructura productiva, los cambios en regiones, de poder adquisitivo de los salarios y en estructura de consumo", esgrimió Kicillof, que recordó que el índice anterior estaba hecho sobre la base de una encuesta de gastos de 2004 (el nuevo se basa en 2012-2013). Y aclaró: "El IPC-NU no es un índice que continúe al anterior".
El ministro reconoció que los índices de precios se habían transformado en una "cuestión de polémica", pero no por la manipulación de las cifras oficiales, que hasta él había cuestionado desde el Cenda, el think tank que había creado cuando trabajaba como economista en el sector privado, sino por las consultoras que presentaban índices con "un fuerte contenido político" y con "escasísimo rigor".
Francisco Gismondi, de la consultora Empiria, señaló, no obstante, que la variación del IPC-NU es apenas un punto más baja que la publicada por el Congreso. "Las consultoras tenían la metodología del Indec, que contemplaba el área metropolitana, y ahí el aumento del transporte pesó mucho en enero. Si se diluye la incidencia de los colectivos, que no aumentaron en todos los distritos, da un número de inflación muy similar", explicó. Para el Congreso, la inflación había sido de 4,6%, y para la ciudad de Buenos Aires, 4,8 por ciento.
El IPC-NU toma como base 100 el último trimestre de 2013 y contempla a todos aquellos que viven en localidades de 5000 habitantes o más (el 86,7% de la población). Para ponderar el consumo de los distintos bienes, tomó como base la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGH) realizada entre 2012-2013. El IPC-NU surge, a su vez, de un relevamiento mensual de unos 230.000 precios en más de 13.000 locales en todo el país, y se conocerá entre 8 y 10 días hábiles después de vencido el mes.
En enero, según el IPC-NU, el rubro de alimentos y bebidas subió 3,3% con respecto a diciembre de 2013, mientras que el de indumentaria aumentó 0,8%; vivienda y servicios, 2,2%; equipamiento y mantenimiento del hogar, 4,3%; atención médica y gastos para la salud, 5,9%; transporte y comunicaciones, 5,4%, y esparcimiento, 4,8 por ciento.
Más abrupta fue la suba de los precios mayoristas. En enero, el índice de precios internos al por mayor (IPIM) avanzó 4,9%, mientras que los productos nacionales subieron 4,8% y los importados, 6,1 por ciento.
"[El IPC-NU] está dentro del rango máximo que uno podría esperar como creíble", opinó, por su parte, Maximiliano Castillo, director de ACM. "Lo que vimos como no tan bueno es que se siguió insistiendo en que la inflación es producto de actitudes especulativas. Todo ese argumento ya se demostró que no resuelve los problemas."
Al igual que la presidenta Cristina Kirchner, un día antes, Kicillof dijo ayer que el Gobierno había sido "víctima de una campaña fuerte, furiosa", en la que empresarios habían aprovechado para hacerse de "ganancias extraordinarias que no tienen justificación".
En ningún momento explicó cómo la inflación llegó a transformarse, ahora oficialmente, en una de las más altas de la región ni qué planeaba hacer para morigerarla. Tampoco qué va a hacer el Gobierno con el resto de los indicadores cuestionados, como el PBI, o incluso con la proyección de 10,4% de inflación que incluyó para todo el año en el presupuesto nacional 2014, ya muy lejana, aun, a la del Indec.
El Índice de Precios al Consumidor Nacional urbano (IPCNu) marcó en enero, en su debut, una inflación mensual del 3,7%, informó ayer el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). El dato da cuenta del comienzo del sinceramiento de las estadísticas públicas que impulsa el ministro de Economía Axel Kicillof tras siete años de manipulación, pero se trata del incremento de precios más alto desde mayo de 2002 y el cuarto más elevado desde el fin de la convertibilidad.
Los datos estuvieron más en línea con las mediciones privadas, fustigadas por Kicillof, que con el viejo IPC del área metropolitana. El IPCNu mostró variaciones respecto de diciembre del 3,3% en Alimentos y Bebidas, del 4,3% en Equipamiento y mantenimiento del hogar, del 5,9% en Atención médica y salud , del 5,4% en Transporte y comunicaciones y del 4,8% en Esparcimiento, entre otros rubros.
Al desagregar el indicador por productos, se relevaron fuertes variaciones en Fideos (3,9%) y Carnes (3,1%), Productos medicinales, como medicamentos (8,3%), Turismo (10,3%) y Transporte público de pasajeros (13,9%). Esos incrementos coinciden con los relevados por los consultores.
El nuevo indicador fue presentado ayer por la tarde en conferencia de prensa por Kicillof y la cúpula del indec, los directores Ana Edwin y Norberto Itzcovich, en medio de una gran expectativa, en un salón de conferencias del Palacio de Hacienda colmado de trabajadores del Indec y funcionarios de Economía. El IPCNu consta de 6 canastas regionales con 520 variedades y se relevaron 230.000 precios en 13.000 comercios de 146 localidades de todo el país, detalló Itzcovich. Eso lo hace representativo de más del 85% de la población, agregó.
El Indec no publicó ayer las canastas de pobreza e indigencia, que solían acompañar a la difusión del IPC-GBA y también eran discutidas. Según el organismo, la pobreza alcanzaba al 4,7% de la población en diciembre. Al actualizar esa canasta con índices provinciales de inflación, la cantidad ascendía a 23%.
Kicillof, visiblemente incómodo entre Edwin e Itzcovich, aprovechó la presentación para fustigar a las mediciones privadas. Son índices que tienen un fuerte contenido político, dijo. No recordó que él fue uno de los primeros críticos a la intervención del Indec por parte del ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno, y quien propuso desde el Cenda conformar un índice alternativo con mediciones provinciales. E insistió en el discurso oficial que responsabiliza a los empresarios por la inflación. Aumentan por las dudas, dijo.
El ministro dejó en claro que no habrá empalme ni revisión de las mediciones del antiguo IPC-GBA, tal como reclamaba el Fondo Monetario Internacional (FMI). Argumentó que los índices son incomparables por medir universos distintos y por estar basados en Encuestas de Gastos de Hogares distintas, la de 2004/2005 el viejo y la de 2012/2013 el nuevo. Entre una Encuesta de Gastos y otra ha cambiado mucho el país, afirmó. Era imperioso actualizar el índice de precios. Imperioso, concluyó.
De todas maneras, en Economía admitieron que sincerar los números del Indec era primordial en el plan económico de Kicillof, que espera que Edwin e Itzcovich den un paso al costado. Él y el secretario de Política Económica, Emmanuel Álvarez Agis, estuvieron encima de la cúpula del Indec. Este era uno de los ejes. No se podía salir adelante sin esto, afirmaron cerca del ministro.
En esa línea, el Indec también difundió ayer el Índice de Precios Mayoristas. Este indicador no se discontinuó, pero aumentó sensiblemente. El incremento de enero, del 4,9%, contrasta con los datos de 2013, año en que varió entre 1 y 1,5%.
El nuevo IPC era un reclamo del FMI, que en febrero pasado sancionó al país con una mo ción de censura. Técnicos del organismo participaron de la elaboración del índice. El vocero del Fondo, Gerry Rice, dijo que el directorio toma nota de su puesta en marcha.
El debate que se instaló en Chile en diciembre pasado, sobre la posibilidad de que una variación de precios del 0,6% mensual estuviera mostrando señales de un "brote inflacionario" o un recalentamiento de la economía, podría dar alguna idea de la magnitud del problema local: la Argentina ya tiene, según el propio Gobierno, una inflación que es tres veces mayor al promedio de la región o más de cuatro, si se excluye de esa medición a Venezuela. El dato sincerado ayer por el Ministerio de Economía permite hacer la comparación entre "datos oficiales" por primera vez en seis años.Con factores globales comunes, pero decisiones monetarias que toman diversas formas en cada país, la inflación se ubicó en un promedio del 1,07% durante enero (o 0,8%, excluyendo a Venezuela). Las dos economías más populistas de Sudamérica mostraron, en este período, niveles similares tanto si se considera la cifra mensual, como si se la anualiza: en Venezuela fue en enero del 3,3% y el 47% anualizada y en la Argentina, del 3,7% y un 54,6%, respectivamente. La reversión del flujo de capitales que recibía el mundo emergente debilitó las monedas y alimentó las presiones inflacionarias en los países de la periferia. Y los obliga ahora a hacer frente a la escalada de precios con una menor generosidad en el reparto de la liquidez de sus bancos centrales: todos ellos aplicaron en los últimos meses una política de ajuste monetario a través de la suba de tasas de interés. El antídoto parece reconocer causas de origen monetario en la inflación, antes que una responsabilidad del sector privado como la que ayer denunció el ministro de Economía, Axel Kicillof. Los países menos afectados por la suba de precios de enero fueron Chile (0,2%), Bolivia (0,26%), Perú (0,3%), Colombia (0,49%) y Brasil (0,55%). Los más apremiados, en cambio: la Argentina, Venezuela y Uruguay (2,44%).
El Gobierno reconoció la mayor inflación de los últimos 12 años. Fue tras dar a conocer el nuevo Indice de Precios al Consumidor Nacional (IPCNu), que según el INDEC, arrojó un incremento en los precios en enero del 3,7%. La última vez que el Gobierno informó un alza superior fue en mayo de 2002 cuando el aumento fue 4%.
La presentación fue encabezada por el propio ministro de Economía, Axel Kicillof.
Lo hizo junto con los directores del INDEC Ana María Edwin y Norberto Itzcovich, que encabezaron la intervención del organismo, que comenzó en enero de 2007 y tornó cuestionables los datos oficiales.
Para justificar el lanzamiento y esquivar las críticas, Kicillof sostuvo que la necesidad del nuevo índice responde a la diferencia en las prioridades de gasto de los habitantes según las regiones y los cambios observados en la sociedad entre la última y anteúltima encuesta permanente de hogares.
“El anterior índice se estructuró en base a la encuesta de 2004. Ahora tomamos el peso de la distribución del gasto de la última encuesta y muestra el cambio de calidad de vida de los habitantes, la modalidad del gasto y el dinero disponible, que se han modificado en función de la distribución del ingreso”, explicó.
En los últimos días se especulaba con la cifra que el Gobierno estaría dispuesto a reconocer sin quitarle credibilidad al debutante índice. Es que la inflación que miden consultoras privadas e informan diputados de la oposición fue 4,6% en enero. Ayer por la mañana, Jorge Capitanich criticó este indicador al que calificó de “mamarracho”. “El IPC Congreso es un índice político, que le permite a la oposición tener una unidad de criterio”, dijo el funcionario en su conferencia.
Tampoco Kicillof quiso quedarse atrás y en su presentación en el ministerio de Economía, se refirió al tema: “Esas consultoras, que muchos toman como serias y válidas, informaron un índice de inflación del 5%, o 6,1%, 3,5% o 4,4%, respectivamente. Es decir que la variación entre sí es del doble o la mitad”. Y agregó: “Son mediciones con oscuras metodologías.
Por ejemplo una consultora informa que toma precios solamente de comercios del microcentro. Otra de dos supermercados de Buenos Aires. Otra dice tener siete personas para elaborar su índice”.
Según informó ayer Itzcovich, el IPCNu releva todos los días hábiles del mes más de 200.000 precios en 13.000 locales de 146 ciudades con un equipo de 290 personas.
Por su parte, Edwin, dijo ayer que en la elaboración del nuevo índice “hubo un intercambio” con este organismo y con el Banco Mundial. El FMI había hecho cuestionamientos a las cifras del INDEC y ayer dijeron que el directorio “examinará” la publicación del nuevo IPC (ver “El FMI dijo...”).
El titular del Palacio de Hacienda evitó referirse a la incidencia que tendrán los productos acogidos a la campaña oficial de “Precios cuidados” en la nueva medición, pero si hubo lugar en su exposición para criticar a los empresarios que aplicaron aumentos en el último mes. “Tomaron la cotización del dólar ilegal, el legal y el ‘por las dudas’ para fijar la suba en los precios”, sostuvo de ministro.
Para el INDEC, en enero el rubro que mayor incremento registró fue el de atención médica (5,9%) y gastos para la salud (casualmente las prepagas reclaman un alza del 11,5% en los aranceles por la devaluación registrada el mes pasado). Le siguen el sector de transporte (5,4%), esparcimiento (4,8%), mantenimiento del hogar (4,3%) y alimentos y bebidas (3,3%).
Había tres filas reservadas para funcionarios del gabinete nacional. Sólo fue Juan Carlos Pezoa, secretario de Hacienda. Los periodistas fueron invitados a sentarse en esos lugares para que no quedara evidente el vacío. Una vez terminada la conferencia, que duro una hora, Kicillof cruzó a la Casa Rosada y se reunió con la Presidenta Cristina Kichner.
El Indice de Precios al Consumidor Nacional Urbano (IPCNu) debutó con una variación mensual de 3,7 por ciento entre diciembre y enero. El nuevo indicador releva precios en todas las provincias e incorpora las diferencias existentes en las estructuras regionales de gasto. El índice reemplazará las deslegitimadas mediciones para el Gran Buenos Aires del Indec. El indicador está compuesto por seis canastas: Noroeste, Noreste, Cuyo, Pampeana, Metropolitana y Patagonia, cada una con 520 variedades (159 productos) entre bienes y servicios de cada región. La presentación estuvo a cargo del ministro de Economía, Axel Kicillof, y las autoridades del organismo estadístico, Ana María Edwin y Norberto Itzcovich. La medición fue elaborada con la colaboración técnica del FMI, que amenazó con sancionar al país por la calidad de sus estadísticas. La cifra difundida ayer dio cuenta de los movimientos de precios en alimentos, bebidas y electrodomésticos registrados luego de la devaluación. Los incrementos autorizados en transporte público y prepagas también fueron reflejados en el índice. El IPCNu, entienden en el equipo económico, permitirá comenzar a reconstruir la legitimidad y credibilidad de las estadísticas públicas, aunque los problemas al interior del Indec todavía no fueron resueltos.
“El IPCNu no representa la continuidad de la medición anterior, es distinto cualitativa y cuantitativamente. Lo central es que la cobertura es nacional. La metodología de elaboración ha sido una empresa faraónica”, afirmó Kicillof. “No es lo mismo lo que consume una familia del norte o una de la ciudad de Buenos Aires. La canasta tiene en cuenta todas esas diferencias”, señaló el funcionario ante un auditorio desbordado con equipos técnicos del ministerio y el organismo estadístico. Por ejemplo, en las regiones de menores ingresos del país el gasto en alimentos tiene un peso significativamente superior al del Gran Buenos Aires.
El nuevo indicador es una respuesta del Gobierno ante el problema de credibilidad del IPC-GBA. Ninguno de los funcionarios hizo referencia a los cuestionamientos, pero enfatizaron la “robustez” del IPCNu. El ministro y el director técnico del Indec explicaron que el cambio no sólo amplía la cobertura, sino que contempla modificaciones en los patrones de gasto. El índice reemplazado se basaba en la encuesta de gastos de los hogares de 2004, mientras que el IPCNu utilizó el relevamiento realizado en 2012. “Era imperioso cambiar el índice de precios. Entre las dos encuestas cambió mucho la distribución del ingreso, la estructura productiva y la calidad de vida de los argentinos. Eso explica que los gastos en los hogares sean distintos”, indicó el titular del Palacio de Hacienda.
Desde el equipo económico reconocen que el índice debutó con un guarismo elevado, en sintonía con los abusivos aumentos observados desde finales del año pasado. Aunque no es correcto comparar el IPCNu con el viejo indicador, la última vez que el IPC-GBA arrojó una variación de esa magnitud fue a mediados de 2002. Por eso, los funcionarios entienden que, pasada la turbulencia macroeconómica de enero, será central controlar la dinámica de precios de los bienes de consumo masivo para garantizar una mejora (o preservación) del poder adquisitivo de la masa salarial, condición necesaria para la sustentabilidad del proyecto.
“No todo es una excusa válida para modificar precios. Existió un acomodamiento de precios especulativo, en lo que estamos trabajando para que se retrotraigan, eviten o denuncien, pero el Gobierno no puede hacerlo en soledad, sino que necesita de los gobernadores, intendentes, organizaciones sociales y consumidores para que no naturalicen y deglutan cualquier precio, sino que denuncien. El Estado va a actuar tomando medidas”, advirtió Kicillof. Página/12 pudo saber que en pocos días Comercio comenzará con las multas a las empresas que abusaron y remarcaron después de la devaluación.
Junto con los productos que se relevan en los comercios, otro insumo del índice son los “precios de registro”, como tarifas de luz y gas que no requieren recabarse tocando timbres. En Economía explicaron a este diario que las listas de precios acordadas en las diferentes versiones de Precios Cuidados –cadenas de supermercados, corralones o útiles escolares– no serán utilizadas como “precios de registro”, sino que el precio será el que tomen los encuestadores en los locales.
Durante su intervención, el ministro cuestionó a las consultoras privadas y sus metodologías: “Una dice que toma precios de alimentos y bebidas sólo en el microcentro; otra, que sólo releva dos supermercados de Buenos Aires. Son índices con fuerte contenido político, por eso no tienen rigor técnico. La idea es ver quién dice el número más alto”, afirmó al referirse a cinco “variopintas estimaciones” que arrojaron en enero alzas mensuales de entre 3,5 y 6,1 por ciento. Los cuestionables indicadores diseñados por las consultoras del microcentro porteño emergieron y ganaron visibilidad como consecuencia de la pérdida de legitimidad y credibilidad del Indec que comenzó siete años atrás. El equipo económico parece convencido de que ayer se dio el puntapié inicial de una nueva historia.