Con la industria estrangulada por la falta de dólares y una inflación de 56%, analistas prevén contracción para este año, después de crecer cerca de 1% en 2013
¿Cuánto tiempo más puede continuar la loca historia del mercado cambiario de Venezuela? Para Toyota de Venezuela, la respuesta es no mucho más. La semana pasada, los trabajadores de su fábrica en Cumanà dejarán las herramientas por tiempo indefinido. El motivo: se quedaron sin insumos importados o, peor, sin dólares para pagarlas.
¿Cómo hizo para quedarse sin dólares un país que asegura tener las mayores reservas de petróleo del planeta y que se calcula recibe entre u$s 80.000 y 100.000 millones anuales por exportaciones de crudo?
Es un misterio. El periodista venezolano Francisco Toro en diciembre escribió en FT: No sabemos casi nada sobre las cuentas públicas de Venezuela, incluyendo la sumas de dinero provenientes de las exportaciones de crudo y lo que gasta el gobierno en subsidiar los precios internos de la nafta, al punto de que llenar el tanque le sale a los venezolanos el equivalente a 11 centavos de dólar.
Aunque algunos indicadores están ocultos, otros se ven con total claridad. El tipo de cambio es uno. La cotización oficial actualmente es de 6,3 bolívares por dólar. En el mercado negro la divisa está a 84 bolívares, es decir 13 veces más.
Además, no se puede entrar a un banco y comprar moneda norteamericana a la cotización oficial. Se venden algunos dólares en lo que supuestamente son subastas semanales, cada una de u$s 220 millones que se asignan a importadores y otros a un tipo de cambio cercano a 11,35 bolívares por dólar. (Ese supuestamente tiene que ver con que las subastas son poco constantes y con frecuencia canceladas, si bien los analistas sostienen que se debe a ineptitud y no a escasez de dólares)
El presidente Nicolás Maduro, el líder de la revolución socialista bolivariana del siglo XXI desde la muerte su fundador Hugo Chávez, asegura que los compradores de esos dólares son parásitos burgueses.
Los tenedores de bonos venezolanos temen que haya más que ideología en la reticencia del gobierno a desprenderse de dólares, tal como puede verse en el costo de seguro contra un default durante los próximos cinco años (que actualmente está en 1.537 puntos básicos, o 15,37 % de la deuda asegurada) y en el rendimiento de su bono de referencia 2027 (que hoy está en 15,22%).
Los inversores no pueden simplemente ignorar a Venezuela. Sus bonos representan el 3,13% del índice de bonos EMBI Global Diversified de JPMorgan, contra el cual se comparan muchos fondos de inversión. Sin embargo, pese a este creciente nerviosismo, es poco probable que Venezuela caiga en cesación de pagos en el corto plazo. El país tiene reservas en divisas por u$s 20.700 millones, según el Banco Central, además de un estimado entre u$s 15.000 y 20.000 millones en activos no considerados reservas.
El costo de mantener esas reservas es inmenso. Venezuela exporta muy poco además de petróleo y emitir bonos en moneda dura le resulta odioso. Por lo tanto, las reservas de crudo deben cubrir el repago de la deuda y casi todas las importaciones. Una vez que las empresas del sector público consumieron sus dólares, queda muy poco, o nada.
La demanda de dólares es crucial. El fervor del gobierno por la nacionalización ha sido una calamidad para la productividad, lo que dejó a grandes sectores de la economía dependiendo de las importaciones. Pero como el gobierno necesita cuidar las reservas, los importadores no consiguen dólares.
Con la industria estrangulada, el resultado es la estanflación. La inflación es de 56% y la economía se contraerá este año después de crecer cerca de 1% en 2013.
Caracas quedó presa de sus propias políticas. Es difícil saber si revertirlas ahora sería más o menos doloroso que mantenerlas intactas. En un entorno de fuerte escasez de productos y galopante inflación, dejar que el bolívar encuentre su propio nivel sería un devastador golpe para la población.