Desde aquel fatídico 11 de octubre de 2013 hasta su vuelta a San Juan, José Luis Gioja escribió un capítulo inolvidable en la historia de San Juan. Fueron 119 días en total, de los cuales pasó 44 en el Hospital Rawson y 75 en Buenos Aires, contando 59 jornadas en la Terapia Intensiva del Hospital Italiano.
Desde aquel día de octubre cuando el helicóptero se precipitó saliendo de Valle Fértil en plena campaña por las legislativas, el mandatario estuvo en coma inducido hasta el 17. Era justo el Día de la Lealtad, el primero en décadas que lo encontraba lejos de la mística peronista y en una cruzada personal: peleando por su vida. Ese día él se despertó por primera vez desde la tragedia y largó un lagrimón, frente a su esposa Rosita.
Fueron días largos en el Hospital Rawson. “Ahí pasamos de todo, porque en Buenos Aires ya era otro paciente. Pasamos el momento todos juntos, gracias a Dios”, contó Gastón. En el Rawson, la familia tenía una oficinita cerca de Terapia Intensiva, donde ponían imágenes de vírgenes y santos y cosas que le llevaba la gente al Gobernador. Ahí rezaban a toda hora, participaban de misas a diario. A los pocos días del accidente, los sanjuaninos fueron a abrazar el Hospital, y ahí pidieron a Dios, tomados de la mano junto a la familia, por la salud del grave paciente.
En medio de la pena, Rosita encabezaba las cadenas de oración junto a su hija Flavia, que es monja y siempre conservó el perfil bajo misionando fuera de la Provincia. En el Hospital, la joven era uno de los pilares emocionales más importantes para su padre. Para venir a San Juan, la única hija mujer del Gobernador pidió un permiso especial para poder estar dando su apoyo hasta que haya recuperación total. Sin fecha de regreso.
Por las noches siempre alguien de la familia se quedaba, tratando de que sean los varones de la familia. Eran jornadas angustiantes, con momentos de mejorías esperanzadoras y, de repente, una complicación que le helaba la sangre hasta a los médicos más avezados, que luchaban contra las infecciones en el golpeado cuerpo de Gioja. “Un día hasta estaban por darle el alta y todo se complicó de nuevo, fue tremendo. Iba y volvía con el coma”, recordó Gastón.
En medio del trance fueron las elecciones generales del 27 de octubre. Ese domingo, la familia armó un operativo especial para que el paciente estuviera al tanto pero conservando la calma. Mario y Gastón entraban de a ratos a la habitación y le contaban de los resultados. Gioja no podía hablar porque tenía la traqueotomía, pero se hacía entender con gestos y alguna palabra escrita en una pizarrita que le llevaron. Al final de la jornada, cuando el Frente para la Victoria remontó los votos de la interna de agosto y consiguió mantener los dos escaños, José Luis, satisfecho, levantó el pulgar.
“Hemos pasado por momentos, hay montón de cosas lindas también pero son muy personales. Me acuerdo cuando mi viejo lo vio a mi hermano Franco –que tiene Síndrome de Down- por primera vez, que fue muy emocionante”, apuntó Gastón.
En su estadía en el Hospital Rawson recibió visitas de políticos de peso. El primero en pisar San Juan fue el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Julián Domínguez, seguido por el gobernador de Salta Juan Manuel Urtubey, el puntano Luis Beder Herrera, el entonces jefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina y, todos juntos, 7 gobernadores la semana siguiente al accidente, además del vicepresidente a cargo de la Presidencia Amado Boudou. Ninguno pudo pasar a la habitación del sanjuanino, simplemente saludaron a la familia.
En el Italiano, cuesta abajo
El 24 de noviembre lograron trasladarlo. “Mi viejo no quería que lo llevaran a Buenos Aires, quería quedarse en San Juan, con su gente, pero en Buenos Aires había mejores para atenderlo, porque era otro paciente, que se podía trasladar y estaba estable”. Gioja no viajó consciente, una vez más subía a un avión poco después de la tragedia aérea (la primera vez había sido apenas se accidentó, en su traslado desde Valle Fértil al Hospital Rawson). “Se despertó al otro día que llegó, no quería ir pero se le explicó todo porque habló el doctor San Román con él. Y él asintió, porque entendió que su evolución en Buenos Aires iba a ser mucho más rápida. Y así lo fue”, evaluó Gastón.
La internación en el Hospital Italiano implicó el traslado de toda la familia directa de Gioja para allá. Se quedaron en el colegio de la Congregación Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús, orden a la que pertenece Flavia, que tiene instalaciones en Palermo donde pernoctan las monjas. Allí se fue a vivir Rosita con todos sus hijos: además de Gastón y la joven religiosa, fueron Camilo y Franco. También, Gastón mudó a su esposa e hijos pequeños sin saber cuánto duraría el cambio. El custodio del Gobernador, Freddy Funes, estuvo en Buenos Aires, asistiendo a la familia, sobre todo a Franco. Los Gioja pasaban gran parte del día en el cuarto piso del Italiano, a veces almorzaban donde lo hacían los empleados hospitalarios y otras veces se duchaban y comían en un departamento chico que alquilaron cerca del Italiano.
Por allá de vez en cuando reportaban hermanos del Gobernador como Juan Carlos y Mario, y una catarata de funcionarios provinciales y nacionales, aprovechando que la mejoría del paciente permitía visitas más largas. “Los que vinieron mucho fueron (el secretario general de Presidencia Oscar) Parrilli y (el gobernador de Buenos Aires) Daniel Scioli”, afirmó Gastón. Rosita recibió un llamado de Cristina Fernández preguntando por el enfermo.
Juan Carlos contó que pasaban ratos jugando a los naipes: “Nos pusimos un día a jugar al Tute y siempre sale en la primera mano el que tiene el 4 de oro, entonces estaba jodido José Luis y yo tiré una carta para salir y no tenía el 4 de oro. ‘Me dijo no seas boludo, levantá que al 4 de oro lo tengo yo’”.
Además de las elecciones, a Gioja le tocó pasar en cama momentos especiales como su cumpleaños y las Fiestas. Justo el 4 de diciembre, el día que cumplió 65 años, juraban los diputados nacionales Daniel Tomas, que se había accidentado con él, y Daniela Castro, que entró en reemplazo de Margarita Ferrá, fallecida en el accidente. Ambos pasaron a saludarlo.
Para Tomas fue muy fuerte, lloraron juntos: “Yo le llevé por su cumpleaños un juego de copas de regalo que dice ‘te espero para brindar cuando vuelvas’, en una caja de madera con la foto de los dos de campaña. Estaba chocho”, contó el legislador nacional. Castro recordó que “la verdad que me emocioné mal y respiré antes de entrar, mi profundo deseo era darle la mano. Fue así. Le llevé una foto de la JP que salía él. La segunda vez que lo vi ya me empezó a preguntar qué iba a hacer y hablamos mucho de Margarita”.
En Navidad y Año Nuevo, la familia consiguió un permiso especial para estar en la Terapia junto al paciente, que en ese entonces no se alimentaba por boca. Y lograron brindar unidos: “Fue un momento muy emocionante, estuvimos un ratito a medianoche y luego nos fuimos. MI viejo estaba consciente, no podía comer ni tomar nada. Nos emocionamos hasta las lágrimas”, contó Gastón. En la víspera de Año Nuevo, el Gobernador logró dar un mensaje a los sanjuaninos a través de Radio del Sur y Diario de Cuyo, donde se lo escuchó esperanzado y sereno.
El día después de su cumpleaños, Gioja recibió la visita de dos entrañables amigos: Walter y Marcelo Lima. El secretario General de la Gobernación y el intendente de Capital pudieron verlo al Gobernador y se emocionaron hasta las lágrimas en el Italiano.
A Gioja le sacaron la traqueotomía unos días antes de que le dieran el alta. “Hablaba lo justo y necesario con nosotros”, recordó su hijo. Además, empezó a empaparse de noticias nacionales y locales, y a tener un contacto más asiduo con sus funcionarios, sobre todo con el vice Sergio Uñac, a cargo de los destinos provinciales. “Siempre estuvo muy confiado de su gente”, aseguró Gastón.
Uno de los visitantes fue el intendente nuevejulino Walberto Allende, quien recordó como anécdota que “yo lo vi cuando había pasado la primera noche sin respirador. Y hablaba con gestos. Yo le conté que habíamos festejado los 100 años de 9 de Julio y que el padre Miguel se había acordado de él. Ahí él me pone las manos como haciendo un techo, y es que ratificaba un compromiso que asumió de construir la nueva iglesia en la villa cabecera”. Otro, el chimbero Mario Tello, contó que el Gobernador le hacía chistes con el Carnaval de la comuna.
En la antesala del alta, que obtuvo el 22 de enero, Gioja estaba eufórico. “Fue una alegría total, algo que esperábamos hace mucho tiempo. Él quería salir caminando del hospital y logró su objetivo”, subrayó Gastón.
El Gobernador pasó del Hospital a la casa de las monjas. Allí siguió su riguroso tratamiento y empezó a compartir momentos intensos con su familia, como almuerzos y cenas preparados por Rosita. En rehabilitación kinesiológica pasaba dos horas en la mañana y tres horas en dos turnos durante la tarde. Gioja, dentro y fuera del hospital, siempre fue un paciente colaborador. “El kinesiólogo me dijo que en 50 años no había visto un tipo que saliera de Terapia Intensiva y que a los 10 días estuviera caminando como él. Y son las ganas de mejorar que tiene”, aseguró Gastón. Según los cálculos de la familia, en todo el proceso, el Mandatario perdió unos 20 kilos y recuperó alrededor de 8 en las últimas semanas.
Fuera del hospital, los Gioja se quedaron 16 días más en Buenos Aires. En la semana de su regreso a San Juan, lo visitó su director de Prensa, Luis Márquez, a quien apenas llegó le preguntó si había traído la computadora y ahí mismo le empezó a armar la gacetilla para los medios anunciando que el viernes 7 de febrero a las 18 volvía a su terruño, despierto, en avión, sin miedos: “Mi viejo ya ha superado todos esos inconvenientes”, evaluó su hijo mayor. Pensando en la vuelta a su gente, que lo esperaría por la ruta con las pancartas y las manos en alto, accedió a una foto, sonriente, abrazado con Uñac.
Bien cuidado
La recuperación de Gioja en San Juan va a estar supervisada por el médico personal de Gioja, Jorge Figueroa, el terapista Matías Espejo, además de Marta Torrado y Daniel Crossara, entre otros profesionales que ya lo atendieron en el Hospital Rawson, según dijo Gastón Gioja.
Palabra de hijo
“Para que mi viejo mejorara fue clave el amor de su familia y de la gente”.
“Mi papá ha cambiado mucho, todo esto le ha enseñado mucho”.
Gastón Gioja.