La minería, reconocida como principal fuente de generación de ingresos fiscales para Chile, constituye el más sólido pilar en que se sustenta el desarrollo del país.
Por ello resulta preocupante constatar que, de los aproximadamente 4.000 MW adicionales en capacidad de generación eléctrica que requerirá el país para cubrir la demanda de los nuevos proyectos mineros y ampliaciones proyectadas hacia el año 2021, actualmente se encuentra en construcción una capacidad que representa sólo 1.500 MW en centrales de base, es decir, aquellas que pueden abastecer la demanda durante todas las horas del día, mayoritariamente concentradas en el Sistema Interconectado del Norte Grande (SING).
Lo anterior se ha traducido en que, de los proyectos mineros, particularmente aquellos que se conectarán al Sistema Interconectado Central, la gran mayoría están actualmente paralizados o postergados, entre otras razones porque no cuentan con suministro eléctrico para la fecha en que tienen previsto el inicio de sus operaciones.
Para cubrir esta brecha en la demanda energética del sector minero, muchas personas han puesto su mirada en el desarrollo de proyectos de Energías Renovables No Convencionales (ERNC). No obstante, si bien los proyectos ERNC del tipo eólico y solar fotovoltaico presentan costos de desarrollo competitivos, tienen la debilidad que representa la variabilidad de sus recursos primarios, el viento y la radiación solar.
Para asegurar la concreción de los proyectos mineros en carpeta al 2021, que en conjunto suman una inversión cercana a los US $ 112 mil millones, lo ideal es contar con un abastecimiento basado en una combinación de fuentes de generación, que incluya ERNC competitivas y además centrales de generación con un factor de planta alto, que puedan compensar el balance de energía en el mercado spot. Estas son características propias de las centrales termoeléctricas, que utilizan carbón o gas natural como combustible, y en menor medida de las centrales hidroeléctricas de embalse.
En cuanto a la paralización que han sufrido algunos proyectos debido a la presentación de recursos ante la justicia, ha surgido la propuesta de realizar un ordenamiento territorial en donde se identifiquen por parte del Estado las zonas más adecuadas para la instalación de nuevas centrales, dejando claramente establecida su condición con instrumentos legales, sociales y económicos, e impedir de esta forma que sean bloqueadas iniciativas de generación en ellas.
En ese mismo sentido, se ha planteado la idea que el Estado desarrolle proyectos de generación en sus etapas iniciales, incluyendo permisos ambientales e ingeniería básica, para luego licitarlos a privados, mitigando de esta forma el riesgo que se percibe actualmente en esa crítica fase.
La complejidad de estas consideraciones y sus múltiples aristas, necesarias para llegar a buen puerto en los procesos de toma de decisiones, ha llevado a incluir el tema de los “Desafíos Energéticos en Minería” en el programa del Congreso Expomin 2014, una instancia de debate y análisis donde participan renombrados especialistas a nivel nacional e internacional, que se desarrollará entre los días 21 y 25 de abril en Espacio Riesco bajo la organización de FISA, en el marco del mayor evento ferial de la minería a nivel latinoamericano.
La oportunidad de contar en el Congreso con este panel de expertos será el marco adecuado para profundizar en los desafíos del sector, como son la competitividad del mercado eléctrico y la innovación energética en minería, con la finalidad de dar cobertura a los proyectos que están por venir.
La discusión sobre el aporte que puedan hacer a la matriz final las centrales termoeléctricas, hidroeléctricas o de ERNC, como la que tendrá lugar en el Congreso Expomin 2014, es una demanda absolutamente vigente, que debemos llevar adelante si queremos alcanzar un adecuado suministro para los proyectos mineros que en el futuro han de devolvernos la mano, financiando el desarrollo de Chile.