La historia del PCB llegó a su fin en Sierra Grande. Tras años de espera por parte de la comunidad, ayer se llevaron 70.000 kilos de residuos contaminados con el tóxico que el sábado saldrán del puerto de Buenos Aires con destino a Bélgica para su disposición final.
Los vecinos que siguieron de cerca el proceso de retiro celebraron ayer con emoción el paso de los camiones por la ruta 3. Pero Río Negro no queda aún totalmente libre de PCB porque todavía hay transformadores con restos de esas sustancias en la provincia, en localidades como Catriel y Bariloche.
Ayer temprano la empresa Ashwell, adjudicataria de las tareas, y bajo la supervisión de autoridades de Medio Ambiente de la provincia terminó de cargar los camiones.
Estaba previsto que el PCB saliese de Sierra Grande a las 12 del mediodía pero el auto en el que viajaban agentes de la Aduana se rompió camino a San Antonio Oeste donde debían ir a firmar una serie de autorizaciones. Mientras, la espera fue larga y tensa en los polvorines, hasta que pasadas las 17 pudieron partir los camiones custodiados por vecinos en caravana y algunas bocinas se escucharon.
El proceso en terreno empezó en mayo del año pasado cuando la empresa que ganó la licitación pública para el retiro del tóxico, trasvasó todo el aceite contenido en transformadores, capacitores y otros contenedores a tambores aprobados por Naciones Unidas que reúnen la tecnología de seguridad para su exportación.
También todo elemento sólido que había tenido contacto con el PCB fue depositado en unas cajas metálicas (allí fueron a parar contenedores, ropa de trabajo, mangueras, adoquines), "incluso toda la tierra donde pudo tener contacto el PCB", señaló la titular de Medio Ambiente Laura del Valle Juárez.
La denominación PCB (bifenilos policlorados) es genérica para una serie de compuestos químicos creados por el hombre para uso industrial -aceites refrigerantes en este caso- que son altamente nocivos para la salud humana y del medio ambiente. Actualmente su fabricación está prohibida en casi todo el mundo.
Ayer "Río Negro", recorrió con el titular de la ex Hiparsa, Rubén Ortiz, y funcionarios de Medio Ambiente los túneles de los polvorines construidos bajo un cerro donde estuvo guardado el PCB. En ese lugar no quedó ni un rastro, sólo roca. "Ahora seguramente la minera MCC utilizará este lugar como polvorín otra vez", señaló Ortiz.
En otro polvorín distante a unos 50 metros del primero, quedan unos 60 transformadores vacíos que según Laura Juárez se trabajará para que sean sometidos a un proceso para retirar los vestigios de PCB y que luego sean reutilizados por la comunidad de Sierra Grande.
El retiro definitivo tuvo un costo cercano a los 4 millones de pesos. La cifra inicial era de 2,2 millones pero se tuvo que readecuar el presupuesto.
Tomás Olmedo, integrante de Ashwell señaló a este medio que el destino inmediato será el puerto de Buenos Aires y de allí se trasladarán los contenedores a la ciudad de Amberes, en Bélgica, y luego a Grinbergen, donde está la planta de disposición final, llamada Indaver. "Ellos cuentan con la tecnología y los hornos de altas temperaturas para erradicar el PCB", añadió.
Ayer a la mañana hubo un acto en los polvorines con la presencia del vicegobernador Carlos Peralta, que expresó que el retiro "obedece a la tarea en conjunto del gobierno provincial, la secretaría de Ambiente, el intendente y legisladores provinciales", afirmó.
"Parece que es un largo sueño"
Río Negro. "Aún no caigo, parece que es un largo sueño", señaló Griselda Vargas ayer cuando veía pasar los camiones por la ruta 3, junto a la legisladora Roxana Fernández, el liquidador de Hiparsa, Rubén Ortiz, y otros vecinos.
La mujer tuvo un rol preponderante porque minuto a minuto siguió de cerca las maniobras tras haber sido elegida por la justicia como veedora en representación de los vecinos, ya que fue una de las amparistas.
Ayer le brotó la emoción y pudo decir "tarea cumplida". Dejó compromisos, familia, y todo para pasar días enteros custodiando en nombre de los vecinos que la empresa Ashwell haga la tarea de manera efectiva y bajo protocolos.
Un momento emotivo fue cuando ayer por la mañana se fundió en un emocionado abrazo con Carlos Arce, hijo de Fidel Arce.
El muchacho siguió de cerca el acto protocolar. ¿Por qué viniste a este lugar? preguntó este cronista: "Por mi hija, por mi madre que no puede venir y por la memoria de Fidel", señaló.
En su pecho llevaba una remera con la leyenda "Saquen el PCB" y pasó largo rato dialogando con otro amparista, Gustavo Cifuentes, sobre este asunto.
Permaneció al lado de los camiones un rato, como custodiando el momento "quise venir a ver que se vayan los camiones".
Carlos recuerda cómo su padre vivió sus últimos días y su pedido para que se llegue a fondo con la investigación sobre si el PCB le causó cáncer. Esto quedó pendiente.