Entre el desconcierto y el reclamo para que haya un plan integral antiinflacionario y la búsqueda de financiamiento , economistas del oficialismo reaccionaron preocupados ante la disparada del dólar de las últimas horas.
Dentro del Gobierno, todas las miradas convergieron hacia el ministro de Economía, Axel Kicillof. "No es posible que lo deje solo a Fábrega [Juan Carlos] en este contexto tan complejo. Medidas puramente cambiarias no alcanzan; se necesita algo de orden macroeconómico, básicamente para controlar el déficit fiscal", indicaron cerca de un importante funcionario. De inmediato defendieron al jefe del Banco Central, blanco de todos los ataques: " Las reservas se caían a pedazos en diciembre y se frenó la corrida, pero en estos meses hay muchos vencimientos y ningún ingreso de dólares. El Central no cree ni dice, a diferencia de lo que afirman otros funcionarios, que esta suba del dólar sea estacional o que no haya que prestarle atención", agregó. Además, aclararon que, contra lo que se afirma, "el ministro de Economía ya aceptó que hay que subir las tasas de interés, tal como se refleja en la suba de las últimas semanas", aunque por debajo del ritmo de la devaluación y de la inflación. En cambio, desde el Banco Central se limitaron a señalar a LA NACION que ayer "se continuó con la política de flotación administrada" y juraron que la intervención de la entidad fue de US$ 100 millones. Ayer, Fábrega habló con la presidenta Cristina Kirchner, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y con el ministro de Economía.
Con menos parsimonia, cerca del vicepresidente Amado Boudou admitieron su "total desconcierto" por la adopción de las últimas medidas cambiarias. "No tiene ningún sentido ni lógica; ¡veníamos criticando a Pro porque pedían una devaluación y hacemos esto!; ponerlo a $ 7,50 podía servir para incentivar a los exportadores a liquidar, pero ahora ya no se sabe cuál puede ser el techo", indicó a LA NACION un economista de ese sector. En esta coyuntura, afirmó, "es difícil pensar que se puede derrotar a los especuladores cuando hay varios tipos de cambio; aunque hagan bajar el oficial o el paralelo de golpe en los próximos días, los inversores simplemente se cruzan al otro billete y no pierden".
Al respecto, recordó que en la presidencia de Néstor Kirchner "tenía sentido subir el dólar para después bajarlo en forma violenta, porque había un solo tipo de cambio". Pero en esta coyuntura, confesó, "todo esto se va a precios, sobre todo antes de las paritarias, en las que ya se venía pidiendo un 30 por ciento de aumento salarial" por parte de todas las centrales gremiales. A la presión del mercado, agregó, se le sumó el efecto del fallido anuncio en torno a un acuerdo con el Club de París por parte de Kicillof, luego del viaje del ministro a la capital francesa.
En tanto, Pablo Tigani indicó que está claro que "el Gobierno resistió, pero finalmente cedió con el tipo de cambio que pedía la oposición; pero, salvo que surjan torpezas nacionales, luego de las turbulencias, no debería haber problemas para encauzar el rumbo, ya que ahora con menos dólares el Central compra más pesos y puede esterilizar y bajar el dólar".
Según Tigani, tampoco debería haber un gran "pase a precios" de esta depreciación, porque "los precios acordados ya anticiparon la devaluación". Así, "si el tipo de cambio se actualiza como viene, en poco tiempo estaremos muy competitivos, con una deuda que ahora es mayoritariamente en pesos y que mejora su relación con el PBI aun más". Otro efecto positivo, indicó, es que "al aumentar el dólar baja proporcionalmente la relación con la base monetaria, crecerá la recaudación por las retenciones y los derechos de importación, mientras que el fisco tendrá menos necesidades de financiamiento".
El presidente de la Fundación Esperanza sugirió "crear una comisión de precios y salarios como tenía Perón, para que estas mejoras no vayan en contra de la capacidad de compra, ya que el empleo no está en riesgo". Por otro lado, consideró necesario "arreglar con el Club de París, y la inversión se destrabará, acudiendo al BID y al Banco Mundial, pero no al FMI". "Antes de tomar dólares al 15 por ciento, es preferible otro tipo de suicidio", concluyó, al descartar que el Gobierno tenga que emitir deuda en el mercado voluntario.
Equidistante, el economista justicialista Eduardo Curia pidió "un plan integral, porque en este cambio de la política gradualista de minidevaluaciones a un shock, se van generando presiones adicionales".
