Nueva ofensiva mexicana. Abril es la fecha que se ha marcado Pemex para cambiar la cúpula directiva de Repsol, tal y como lo viene intentando sin éxito desde septiembre de 2011. Para amarrar en esta ocasión el tiro, la empresa mexicana mantiene conversaciones muy avanzadas para que Juan Miguel Villar Mir les ayude a tomar la gestión de la petrolera española, gracias a las excelentes relaciones que el presidente de OHL tiene con el Gobierno de México, con el de España, con La Caixa y con Banco Santander.
Fuentes financieras han confirmado que Emilio Lozoya, director general de Pemex, se ha sentado en varias ocasiones con Villar Mir y algunos de sus ejecutivos más próximos para evaluar la forma en la que el holding del veterano empresario puede apoyar el plan del Gobierno mexicano para tener más influencia en Repsol, de la que dispone de cerca del 10% del capital. Las mismas fuentes indican que el dueño de OHL ha dado su visto bueno a respaldar la iniciativa, en la que lleva colaborando varios meses. Villar Mir cree que es estratégico que España potencie su alianza con México dado el intercambio de intereses comunes entre los dos países.
Las conversaciones se basan en las excelentes relaciones del grupo español con México, con Pemex, con el nuevo presidente de la república latinoamericana –Enrique Peña Nieto– y con el nuevo director general de la petrolera azteca. Debido a los grandes intereses que la compañía española tiene en México, donde obtiene el 69% del beneficio operativo, Villar Mir fue de los pocos empresarios españoles que estuvo presente en la toma de posesión de Peña Nieto a finales de 2012.
Además, la cercanía con Enrique Lozoya, el nuevo primer ejecutivo de Pemex, es tal que el mexicano fue consejero de la filial local de OHL, en cuyo órgano de gobierno –la sociedad cotiza en bolsa– estuvo sentado hasta que a mediados de 2012 fue nombrado responsable de Asuntos Internacionales del Gobierno de transacción de Peña Nieto. Después, ascendió a la dirección general de Pemex, desde donde ha coordinado las conversaciones con Villar Mir. Una de las condiciones que ha solicitado el constructor es que se le conceda una salida digna a Antonio Brufau. Pemex, según las fuentes, estaría dispuesta a abonar la indemnización de 30 millones que le correspondería en caso de destitución.
Las mismas fuentes apuntan a que la petrolera latina quiere utilizar las fluidas relaciones del empresario español con el Gobierno de Rajoy para allanar su estrategia de cambiar al presidente de Repsol. Y no sólo con el Ejecutivo del PP, sino también con La Caixa, que es el primer accionista de la petrolera con cerca del 12%, y con Banco Santander. Villar Mir es socio del banco con sede en Barcelona desde que compró el 15% de Abertis y es consejero del grupo financiero presidido por Emilio Botín. Por si fuera poco, la entidad catalana es accionista de Inbursa, el brazo financiero de Carlos Slim, el mexicano que tiene el honor de ser el más rico del mundo. A Lozoya le gustaría que alguien del equipo más próximo a Villar Mir formase parte del futuro consejo de administración de Repsol.
El calendario de Pemex es conseguir sus objetivos antes de abril, mes para el que se está preparando la primera visita oficial de Peña Nieto a España. Para esa fecha, a los ejecutivos de la empresa pública latinoamericana les gustaría tener cerrada la salida de Brufau, cuya gestión ya fue reprobada en el consejo de administración celebrado en noviembre, en el que también se sometió a votación el pacto con Argentina sobre la compensación por la expropiación de YPF. El resto de accionistas de referencia, incluido La Caixa, le apoyó.
Pemex perdió 7.015 millones de dólares en los nueve primeros meses de 2013, periodo en el que acabó con una deuda de 53.331 millones de dólares. Por su parte, Repsol obtuvo un beneficio de 1.410 millones de euros entre enero y septiembre, con un pasivo financiero de 7.117 millones si no se tiene en cuenta la parte correspondiente a su participación de Gas Natural. Los últimos datos del Grupo Villar Mir se corresponden al cierre de 2102, ejercicio en el que ganó 746 milloens, con una deuda de 5.970 millones.
Vuelo a Buenos Aires y contraataque
Antes debe estar cerrado el principio de acuerdo con el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Para ese fin, Nemesio Fernández Cuesta, número dos de Repsol, viajó ayer a Buenos Aires con su equipo de juristas para limar las diferencias con el Ministerio de Economía argentino de Axel Kicillof. Las posturas están aún distantes por la exigencia de la española de tener garantías suficientes de cobro, debido a que el valor de los bonos que recibiría en compensación es muy inferior al de mercado.
A causa de estos tiras y aflojas, no se prevé que Fernández Cuesta vuelva de Argentina con el acuerdo totalmente cerrado para que fuera sometido a aprobación el próximo 29 de enero, día en el que se el consejo de Repsol se reúne para analizar la situación. Según fuentes próximas a las conversaciones, se prevé que la firma se rubrique a lo largo del mes de febrero, antes de la presentación de los resultados anuales.
Conocedor de los planes de Pemex, Repsol no se va a quedar parada. La compañía tiene previsto adelantar la junta general de accionistas a finales de marzo, en lugar de celebrarla bien adelantada la primavera, como es habitual. Brufau no se quiere quedar con los brazos cruzados ante lo que considera un movimiento hostil de un accionista de referencia.