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ANÁLISIS
"La devaluación y la suba de subsidios a la energía"
23/01/2014

Devaluación y la suba de subsidios a la energía

Ámbito Financiero. Por: Fernando Navajas

La evolución del dólar oficial, que es el que determina el valor en pesos de las exportaciones e importaciones de bienes y servicios, es la variable nominal más destacada en la macroeconomía argentina de estos días. Sin definirlo explícitamente, el Gobierno se lanzó a devaluar diariamente el peso como parte de un proceso necesario de corrección macro frente a una pérdida de reservas que no se detiene. De todas las opciones abiertas luego de las elecciones de octubre, se terminó privilegiando una estrategia gradual frente a otras alternativas. Los riesgos de esta maniobra son bien conocidos para el caso de una economía en donde las variables fiscales y financieras crean una inconsistencia fundamental. Pero el Gobierno parece haber querido evitar cualquier cosa que se parezca demasiado a un plan explícito y a generar cambios bruscos. Al hacerlo, y asistirse solamente con un control selectivo de precios que busca definir un corredor de expectativas en la formación de precios, la apuesta del Gobierno está muy jugada a correr una carrera, durante el verano, para llegar a marzo o abril con una devaluación del peso muy significativa y luego anunciar algún anclaje del tipo de cambio para que ese anuncio, y una baja traslación a precios, sea lo que aplaque las demandas salariales y de ese modo conseguir una devaluación real que "alcance". Una vez que el anclaje se anuncie, y se puedan acomodar las demandas salariales a la inflación no oficial del año que termina en marzo, las presiones para subir la tasa de interés serán menores. Esto que acabo de describir es simplemente lo que yo creo que se revela de lo que está haciendo el Gobierno.

En la descripción anterior hay una omisión importante que es nada menos que el nivel de las tarifas asociadas al costo de la energía y a cuantiosos subsidios. El Gobierno parece tener guardada una corrección tarifaria "para después" de tanta devaluación y de modo compatible con el cierre de la negociación salarial. Un problema importante aquí, y que señalamos hace bastante, es que la devaluación eleva considerablemente los subsidios a la energía. Lo hace porque la Argentina, luego de una década de errores de política energética, terminó dolarizando bastante los costos de la energía, al depender crecientemente de energía importada para abastecer el mercado de gas y para generar energía eléctrica. Esto no es sólo una cuestión de importaciones. Los precios que surgen de los acuerdos firmados por el Gobierno para revertir la caída de la oferta doméstica no están fijados en pesos sino en dólares. Por ello es un insulto a la inteligencia que los responsables de tamaña dolarización de los costos de la energía descalifiquen a los que critican la política energética diciendo que se pretende dolarizar los precios de la energía que paga la demanda.

Los precios de la energía que paga la demanda siempre estuvieron, y van a estar, en pesos. Eso se aprendió de la crisis de la convertibilidad. En cambio, el problema es haberse hecho tan vulnerable a los precios internacionales y terminar ofreciendo precios en dólares para movilizar la oferta doméstica. Eso es dolarizar.

¿Qué sabemos de los efectos de la devaluación sobre los subsidios a la energía? Trabajando con datos de precios y cantidades de la energía observamos que en 2013 el costo del gas natural y el costo variable de generación de energía eléctrica consumidos sumaron (para ponerlo en números redondos) 100 mil millones de pesos, de los cuales la demanda pagó un tercio, siendo dos tercios puestos como subsidios por el Estado. A los propósitos fiscales es irrelevante que los recursos para pagar las importaciones sean pesos que salen de Hacienda o dólares que salen del BCRA. El problema es que mientras los precios de oferta (representativos de los costos) suben por la devaluación del peso, los que paga la demanda no se mueven, por ahora. Así, una devaluación del 40% respecto del nivel promedio del tipo de cambio oficial para 2013 (vale notar que ya hemos recorrido casi un 70% de este salto imaginario) y suponiendo los mismos precios internacionales de la energía (que en realidad están subiendo) y la misma demanda o consumo, implica un aumento de subsidios a la energía del orden de los 34 mil millones de pesos (ocasionado más en gas que en electricidad, por su distinto contenido de importaciones). Como los precios de la energía que paga la demanda están tan abajo respecto de los costos o precios de oferta (que se mueven por la devaluación), el aumento requerido en esos precios que paga la demanda para que los subsidios no aumenten es considerablemente mayor a la tasa de devaluación, aun suponiendo algún impacto sobre el consumo. Es decir que ojalá los precios de la energía que paga la demanda pudieran seguir la devaluación del peso. Van a tener que ir por arriba si se quiere al menos estabilizar los subsidios.


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