El camporista Esteban Kiper fue nombrado vicepresidente de la empresa que administra el mercado mayorista. Con su desembarco, el ministro de Economía se queda con el manejo de la energía.
El ministro de Economía, Axel Kicillof, logró un movimiento que lo dejó con el control total del mercado eléctrico. En la asamblea de accionistas de ayer de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa) logró designar a Esteban Kiper, economista y militante de La Cámpora, en la vicepresidencia.
Kiper se desempeñaba como vicepresidente de la Casa de Moneda y trabajó en el Palacio de Hacienda. La designación completó el trío que supervisa la compra de combustible al exterior. En mayo de 2012, Kicillof pasó a controlar la gerencia general, a cargo de Juan Manuel Abud, y la dirección de Finanzas.
Cammesa, participada por el Estado y cámaras empresarias del sector, es el epicentro administrativo de la generación, el transporte y la distribución del mercado eléctrico argentino. Por allí también pasan los fondos oficiales para la importación de fueloil. A causa de su gran magnitud, estas partidas son conocidas en la jerga empresaria como "el guitaducto".
La avanzada de Kicillof terminó de vaciar de poder al ministro de Planificación, Julio De Vido, en el sector eléctrico. El vicepresidente echado es José Sanz, un hombre ligado al secretario de Energía, Daniel Cameron. Su salida no estaba prevista en la orden de temas del día de la asamblea, pero la moción fue propuesta por el representante del Estado nacional.
Sanz quedó fuera de juego, aunque obtuvo una licencia con goce de sueldo para que se retire como asesor de Cameron. La asamblea fue rápida, duró algo más de una hora y contó con la presencia de Cristian Girard, alfil del ministro de Economía y coordinador de los directores estatales en empresas.
Durante la tarde, Kicillof estuvo inmerso en el sector: atendió al consejero delegado de Endesa, accionista mayoritario de Edesur, quien le detalló al gobierno nacional el plan de contingencia de la distribuidora para minimizar el riesgo de cortes de luz.
Horas antes, durante la mañana, operadores de Economía negociaron la remoción de Sanz. La Secretaría de Política Económica "juntó los votos" entre la Asociación de Transportistas de Energía Eléctrica (Ateera), la Asociación de Distribuidores (Adera) y la Asociación de Generadores (Ageera). Todas accionistas de la empresa.
El ingreso de Kiper fue un estrangulamiento del campo de acción de Luis Beuret, subsecretario de Energía y presidente de Cammesa. Con la nueva disposición de fichas en el tablero, Cameron y De Vido en la práctica ya casi no tienen injerencia en el sector eléctrico.
EL ASCENSO
El control de Kicillof en la política energética comenzó a formalizarse en julio de 2012 cuando, además de obtener una silla permanente en el directorio de YPF, quedó con la titularidad de la Comisión de Planificación y Coordinación del Plan Nacional de Inversiones Hidrocarburíferas.
Dos meses antes, en la petrolera pública Enarsa ocurrió lo mismo. Juan José Carbajales, un abogado con posgrados en regulación energética, fue ascendido por la intermediación del ministro a subgerente general para vigilar de cerca la gestión.
Enarsa es poseedora de la otra gran caja energética, ya que se encarga de las compras al exterior de gas licuado. Los cuestionamientos del directorio a Exequiel Espinosa por el precio de estas importaciones comenzaron a hacerse más intensos. Como resultado, Espinosa -que había sido designado por De Vido en 2004- renunció.
El ministro de Economía, Axel Kicillof logró ampliar su influencia en Cammesa, la administradora estatal el mercado eléctrico. Tras relegar a José Sanz, que respondía al ministro de Planificación, Julio De Vido; Kicillof impuso ayer como nuevo vicepresidente a Esteban Kiper, economista y militante de La Cámpora. Kiper -que era el segundo de la Casa de Moneda-será ahora el tercer hombre que Kicillof que desembarca en la conducción de Cammesa.
Con el sorpresivo nombramiento en una reunión de accionistas del ahora economista de La Cámpora Esteban Kiper como vicepresidente de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (CAMMESA), el poder del ministro Axel Kicillof sigue amplificándose. Ahora se queda con el manejo total de un mercado estratégico como lo es el eléctrico.
Una de las cuestiones que deja al descubierto la designación de Kiper -quien fue asesor de Hernán Lorenzino y se especializa en macroeconomía- es la ductilidad que tienen los jóvenes de La Cámpora para cambiara de función. Es que el funcionario pasa de controlar la impresión de billetes en la Casa de la Moneda a hacerse cargo de supervisar la generación de energía eléctrica a cargo de CAMMESA, un pase algo difícil de explicar.
Kicillof dio un paso fundamental para manejar el mercado de generación de energía cuando nombró en mayo del 2012 al abogado Juan Manuel Abud (también referente de la agrupación de Máximo Kirchner) como gerente general de CAMMESA, una sociedad mixta que administra el mercado mayorista. También desembarcaron por entonces los economistas Patricia Charbay y Cristian Girard.
El plan que el por aquellos días viceministro de Economía presentó en enero de 2013 consistía en un paquete de medidas para mejorar transitoriamente los ingresos de las generadoras. Pero a partir es ese momento comenzó el mayor cambio en el esquema económico regulatorio para el sector, con un total intervencionismo estatal en la venta de energía a las empresas privadas. Desde entonces, es el Estado a través de Cammesa el que le vende la energía a las empresas privadas en la Argentina.
"Es el cambio más importante en el sector eléctrico que se produjo desde 1992, cuando se privatizaron al generación, la distribución y el transporte de energía", comentó un empresario del sector consultado por Infobae.
Ese esquema, diseñado por Girard y Charvay, junto a la gerente financiera de la entidad, Paula Español, implicó que finalizaran los llamados contratos a término que utilizaban las generadoras para vender energía en forma directa a los medianos y grandes usuarios.
Ahora éstas le entregan toda la producción de energía a Cammesa, que se transformó en la única empresa que compra y vende energía eléctrica en el mercado mayorista, y por lo tanto fija el precio. Por consiguiente, las empresas tienen que negociar las tarifas con los funcionarios del estado.
El programa contempla también que las generadoras deben cumplir con metas anuales de producción y se establece una producción planificada anual para cada máquina. Si no producen lo solicitado, las generadoras son castigadas con una menor remuneración tarifaria.
"Lamentablemente la estatización de los grandes contratos de energía fue una muy mala noticia para el sector, porque las empresas son la savia de este negocio, no por los precios que se pagan, sino porque son buenos pagadores, no como el Estado", dijo el empresario que habló con este medio, quien apuntó que con esta maniobra Kicillof se queda con una caja de unos 25.000 millones de pesos anuales.