La nacionalizada será la primera en sumar activos no convencionales. Los resultados, en petróleo y gas, se contabilizarán en la valuación de la firma.
Todos saben que Vaca Muerta está ahí abajo. También que contiene enormes cantidades de gas y petróleo. Lo que no está del todo claro, al menos hasta ahora, es cuánto de ese hidrocarburo podrá efectivamente extraerse del subsuelo neuquino a un costo razonable y con un horizonte de previsibilidad.
Pero todo podría cambiar entre marzo y abril. Según pudo saber "Río Negro Energía", YPF contrató a una prestigiosa consultora internacional con la idea de hacer la primera certificación masiva de reservas de shale oil. Hasta ahora, sólo un puñado de compañías había logrado incorporar activos no convencionales, pero en cantidades minúsculas. Fue la propia empresa nacional bajo la gestión de Repsol y la familia Esquenazi la que más avanzó en el tema, aunque sólo certificó el 1% de los recursos totales que, se estima, tiene la formación telúrica.
En YPF reina el hermetismo, pero creen que esta certificación disparará el nivel de reservas en un porcentaje con pocos antecedentes en la década. Es que no sólo sumarán a su haber los activos de Vaca Muerta. También harán lo propio con miles de barriles de petróleo que yacían escondidos en los viejos yacimientos de la cuenca y que a partir de la política de exploración capilar que ordenó Miguel Galuccio pudieron ser puestos en valor.
Según coincidieron fuentes del gobierno provincial y del sector privado al tanto de esta certificación, los resultados estarán listos en abril. Aseguran que la empresa ya acreditó a partir de auditorías propias una gran cantidad de hidrocarburos en los tres primeros trimestres del año, pero esperan los datos de los últimos estudios para cerrar el valor de un año.
El resultado de esta auditoría tendrá consecuencias técnicas, económicas y políticas. En principio, será la ratificación de que el negocio de Vaca Muerta es rentable y puede aportar al país los hidrocarburos que necesita para comenzar el largo camino al autoabastecimiento energético. De forma inmediata, si los resultados son los que espera YPF, será otro gran hito político de la gestión Galuccio: no existe en la industria petrolera una mejor manera de mostrar resultados que certificando reservas.
Desde el punto de vista económico, la incorporación de activos automáticamente revaluará la compañía, cuyas acciones protagonizaron en Wall Street una de las carreras más vertiginosas del 2013.
Reservas
La metáfora suele aplicarse en los cursos de introducción al mercado petrolero. Dice más o menos que uno puede tener un lago y la certeza que dentro suyo hay miles de peces. Inclusive pescar uno de ellos. Pero eso no garantiza que todos los anfibios que están bajo el agua terminarán en la mesa de los comensales.
Con el petróleo sucede lo mismo. En este caso, el lago vendría a ser Vaca Muerta y los peces que están dentro los "recursos". Así denomina el sector a los hidrocarburos potencialmente recuperables a base de estudios exploratorios, pero que aún no son pasibles de ser considerados comerciales porque no cierra la ecuación económica para su extracción.
Pescar un pez vendría a ser el equivalente a perforar un pozo y encontrar petróleo. A partir de diversos estudios puede inferirse qué cantidad de hidrocarburo se extraerá en los próximos años. Esa cantidad pasa a ser considerada como una "reserva": no sólo se sabe que está ahí, sino que puede ser extraída de forma rentable.
Pero inclusive dentro de las reservas hay distintas categorías, que obedecen a los diferentes grados de certidumbre que pueden tenerse sobre su puesta en valor. Esa gama de matices es la que se pone en juego cuando se acreditan estos activos, aunque existen criterios consensuados sobre cómo cuantificarlos.
El problema surge con el mundo de los no convencionales. Muchos de los esquemas de previsión que se aplicaban a los viejos yacimientos ya no sirven para el shale, y determinar sus reservas de manera unánime y con el aval de alguna consultora internacional puede representar un desafío. Además, la actividad es relativamente nueva y existen pocos pozos con historia como para calcular tendencias.
YPF ensaya entonces su propio camino: busca patrones de desarrollo en áreas pequeñas, de unos 150 ó 200.000 metros cuadrados. Allí realiza algunas perforaciones para analizar sus perspectivas. Ya existe un centenar de pozos sobre el shale de Vaca Muerta en Loma Campana y la información que produjeron será clave para la certificación de reservas. Sobre todo la referida al "pozo modelo", que la operadora de bandera ya tiene cuantificado: creen que en toda su vida útil (35 años) una perforación vertical devolverá 293.000 barriles de petróleo, que en valores internos actuales dejarán una factura de unos 24 millones de dólares. En el caso de una horizontal, la extracción y el dinero se duplican.
YACIMIENTOS MADUROS
Pero no todo es shale en Neuquén. Galuccio dio a sus equipos la orden expresa de que revisen palmo a palmo cada campo de la petrolera en Neuquén. Para eso, creó pequeñas unidades de negocio que desempolvaron viejos estudios técnicos para estimular esos campos.
El caso más emblemático es el del Octógono Fiscal en Plaza Huincul, el yacimiento más viejo de la provincia. Allí se pusieron en producción nuevas formaciones y locaciones que antes no se habían perforado. Inclusive se consiguió petróleo con surgencia propia, algo en la cuenca.
Extraño mundo el de las certificadoras de reservas. Algunos pocos actores, al igual que como ocurre con las calificadoras de riesgo, tienen el poder de cuantificar las reservas de las empresas petroleras. Esto se debe a que cumplen estándares de la Securities and Exchange Commission (SEC), el órgano que coordina todos los mercados de valores de Estados Unidos.
Allí cotizan las principales empresas de hidrocarburos del planeta, entre ellas YPF. Y la mejor prueba de su sanidad financiera es la incorporación de reservas a los libros públicos, lo que inmediatamente repercute en el valor de su acción y les permite acceder a un mejor financiamiento. El ideal, aseguran, es poder recuperar en reserva cada metro cúbico de crudo o gas extraído. Mientras mejor sea esa relación, más valdrá la compañía.
En el mundo existen cientos de consultoras privadas o públicas que certifican reservas, pero apenas un puñado representa el grupo de elite cuyo veredicto es casi inapelable. Se anotan en ese club Sproule, DeGolyer and MacNaughton, Ryder Scott y Netherland, Sewell & Associates, entre otras. En general tienen oficinas en todo el mundo y dependen de forma directa o están asociadas a grandes bancas transnacionales o a grandes petroleras.
En la Argentina, la Secretaría de Energía obliga a las empresas a acreditar reservas una vez por año bajo estándares propios, que no difieren en gran medida de los internacionales. También aquí hay certificadoras públicas y privadas autorizadas por Nación, mientras que las empresas realizan sus propias auditorías, de donde salen los datos para ser relevados.
Lo curioso, coinciden fuentes del sector, es que la Secretaría aún no definió estándares especiales para la acreditación de reservas shale.
La estatal YPF busca terminar de forma anticipada con la sociedad que mantiene junto a Petrobras en el yacimiento Puesto Hernández, a pocos kilómetros de Rincón de los Sauces. Para eso, comprará los activos y la porción del contrato que la compañía brasileña tiene en ese campo con la intención de tomar el control de la producción lo antes posible.
Según confirmaron a "Río Negro" dos fuentes al tanto de la operación, YPF afina por estas horas el número que ofrecerá a Petrobras, que tiene interés en desprenderse de esa participación. La UTE conformada por ambas firmas se vence en 2017.
La empresa que conduce Miguel Galuccio es la concesionaria del yacimiento y tiene el 60% del contrato. Con su minoritario 40%, sin embargo, es la petrolera brasileña la que opera el área. La proximidad al fin del acuerdo mantiene al campo, uno de los más viejos de la provincia, en una suerte de parálisis productiva.
Al tratarse de una zona madura, exige grandes niveles de inversión que no se están realizando. Pero YPF está dispuesta a revivir Puesto Hernández, donde cree que hay un enorme potencial, aunque busca hacerlo en solitario.
De hecho, cuando la concesión del área se extendió hasta 2027 a partir de la ley 2615, la operadora, que entonces era manejada con Repsol, se encargó de dejar afuera a Petrobras a partir de 2017, año en el que caerá el contrato de forma automática.
Pero YPF no está dispuesta a esperar e irá por el control total antes de esa fecha. Es que, al igual que lo que sucedió con yacimientos muy antiguos como Octógono Fiscal, mantiene la política de exprimir al máximo las zonas donde ya existe infraestructura a través de diversas técnicas de recuperación y de exploración en formaciones que antes no tenían interés.
Pese a la idea de Petrobras de desprenderse de este contrato, la firma abandonó sus planes de retirarse de la cuenca neuquina. Tras el arreglo con la provincia por las áreas Parva Negra y Veta Escondida, se espera que el directorio apruebe en febrero una millonaria inversión en no convencionales.
Puesto Hernández se descubrió en la década del 30 y llegó a ser uno de los yacimientos petroleros más importantes del país. La concesión a YPF fue otorgada por Nación en los 90, mientras que el contrato de UTE se firmó con la vieja Pérez Companc, más tarde absorbida por Petrobras.