Cómo es comprar por primera vez una moneda virtual, en qué se puede gastar y cuál es su futuro inmediato en el país.
En el segundo capítulo de la quinta temporada de The Big Bang Theory, Howard y Raj se besan utilizando un dispositivo de besos por Internet. Ese aparato en realidad existe. La Red nos ayuda a imaginar cosas que antes parecían imposibles, como los besos a distancia o Bitcoin, una criptomoneda destinada a cambiar el mundo que hace cinco años ni siquiera existía.
Dicen que puede llegar a conectarnos de una forma inolvidable, por eso me acerqué a la primera Feria Bitcoin de la Argentina. Quédense tranquilos. No aparecieron hordas desesperadas por adquirir dinero digital para escapar de la inflación. Tampoco narcos interesados en lavar dinero o traficantes de armas en busca de clientes, como los mitos populares sugieren. Entre los 50 asistentes a la feria sí hubo emprendedores, abogados, programadores y estudiantes apasionados por la moneda virtual que durante los últimos años viene creciendo con ímpetu en América latina.
Un vistazo relámpago alcanza para identificar gente de todas las edades: van desde los 20 hasta pasados los 50 años.
“Es la primera vez que organizamos algo así, fue bastante experimental”, cuenta Francisco Dosca, uno de los organizadores del evento, mientras la gente se despide en el salón principal de La Maquinita, el espacio de trabajo compartido ubicado en Palermo Soho que la Fundación Bitcoin Argentina eligió para organizar esta primera feria en el país. Una o dos veces por mes organizan pequeños encuentros informales a través de Meetup, pero quieren escalar y potenciar los eventos.
“La idea es hacer cada tres meses un encuentro más grande. La dinámica de feria nos permite mostrar a las Pymes pioneras en el uso de Bitcoin y articular el espacio con charlas explicativas", aclara Dosca. El ingreso a la feria requiere una pequeña colaboración que se puede hacer en bitcoins o en efectivo. Allí todo puede abonarse de estas dos formas. Para almorzar tres empanadas con una bebida basta con sacar el teléfono, escanear un código QR y realizar la transferencia instantánea de 0.015 bitcoins o pagar $26. También se pueden comprar cuadros, accesorios para bicicletas, bisutería artesanal, cursos de educación e incluso invitar amigos a un restaurante como El Histórico, en San Telmo, que acepta la moneda electrónica.
Antes de comenzar las charlas, Marcos y Luciano, dos estudiantes de administración de empresas de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) me invitan a responder una encuesta. Al tratarse de una moneda anónima y descentralizada (carece de un ente central que la regule o la respalde), los datos sobre su uso son escasos. Las últimas estimaciones de la Fundación indican que la comunidad de usuarios en la Argentina ronda las 5 mil personas, de las cuales unas 400 operan habitualmente. Pienso en la importancia que tienen estos datos para que las criptomonedas (Bitcoin es la más popular pero existen otras alternativas, como Litecoin ó Namecoin) continúen expandiéndose. Es probable que la encuesta de estos estudiantes, que a su vez es parte de una tesis, sea la primera referencia académica al respecto en el país. Como sea, en el ambiente se respira ansiedad por descubrir más sobre un tema tan complejo como controvertido.
La experiencia de adquirir bitcoins por primera vez Cada uno de los asistentes a la feria recuerda precisamente el momento en el que dio el salto, consiguió una billetera digital y obtuvo su primer bitcoin. La mayoría de los usuarios —me cuenta Dosca— comienza de forma paulatina, primero se informa y después hace una prueba. "A mí, por ejemplo, me ayudó un amigo que era más ducho técnicamente. Fue todo virtual y para experimentar. Lo hicimos a través de Paypal, con una tarjeta precargable del banco”.
La experiencia inicial más curiosa de todas las que escuché fue la de Rodolfo Andragnes, vicepresidente de la Fundación Bitcoin. "Hace muchos años tenía un proyecto que se llamaba igual y por el que registré el dominio bitcoins.com. En 2011 conocí esta gran idea y decidí meterme activamente. Con la transferencia del dominio conseguí mis primeros bitcoins", me cuenta con una sonrisa de orgullo. Existen tres formas básicas de obtener bitcoins: convertirse en “minero” (aportar poder de cómputo a la red para obtener una ganancia), comprarle bitcoins a otras personas u ofrecerle al mundo productos para que alguien pague por ellos en moneda digital.
Diego Gutiérrez Zaldívar, presidente de la Fundación y creador de Restocoins, un sistema que le permite a los restaurantes recibir pagos en bitcoins, aclara: "desde nuestra perspectiva la mejor manera de conseguirlos es ofreciendo algún tipo de bien o servicio, porque a la vez ayudamos a construir su economía, es decir, la base que necesita para crecer”. Ariel Aguilar es uno de esos pequeños emprendedores.
“Cuando me enteré de la feria hice algunos cuadros específicos para el evento. Vendí seis, estuvo bastante bien", confiesa mientras envuelve uno con la máscara de Guy Fawkes —la que popularizaron los miembros de Anonymous— construida sólo con tipografías. "Cada vez que Bitcoin sube de valor llama la atención de los medios. Eso a su vez despierta el interés de la gente que se informa y termina dándole una oportunidad a la moneda virtual", me explica. En el medio de la sala de exposiciones hay un pizarrón con la inscripción ‘Zona de trading’.
Allí se informan los precios de un bitcoin en servicios internacionales como MTGox o BitStamp para tener como referencia. Hoy está entre 180 y 191 dólares. En la pizzara la gente anota sus ofertas de compra y venta junto a su nombre —una forma muy analógica de acceder a una moneda digital, claro—. El último en inscribir su oferta de venta es Franco Amati, otro de los organizadores del evento.
Franco vende 1 bitcoin a $1750 pesos y cuando me acerco me explica que anda sin efectivo. A él le compré mi primera fracción de bitcoin, unos 0.05714285 para ser preciso (equivalente a $100 pesos). Realizamos la transferencia en menos de 5 minutos utilizando una netbook y un smartphone. Fue tan simple como pasarle la dirección de mi billetera virtual para que me envíe la transferencia desde su teléfono. Muy parecido al ejercicio de enviar un mail.
Fue todo instantáneo. Tanto que todavía me cuesta entender qué hicimos o cómo fue posible, pero como bien dice el dicho: para todo hay una primera vez. Mineros del siglo XXI y el marco legal en la Argentina Javier Segura es un emprendedor que se dedica a la minería de criptomonedas. Es un buscador de oro del siglo XXI, sólo que en vez de explorar bajo tierra por el precioso metal utiliza computadoras para descifrar monedas virtuales.
“Los mineros utilizan PCs para procesar bloques, que son como una línea en el libro contable de Bitcoin. Lo hacen a través de operaciones algorítmicas muy complejas que requieren mucho poder de procesamiento — explica mientras pregunta si todos entendemos de qué está hablando—. Por hacer este trabajo, cuando procesan un bloque completo reciben una recompensa en bitcoins”. Al comienzo, en 2009, era relativamente sencillo “minar” bitcoins.
Cualquier persona podía utilizar su computadora personal para hacerlo. Hoy es una actividad más costosa. Se necesitan equipos dedicados que llegan a costar algunos miles de dólares (1700 los más accesibles, por ejemplo). A eso hay que sumarle que la dificultad para descifrar un bloque cada día se hace más difícil mientras que la recompensa es cada vez más pequeña.
“Hoy, con una computadora normal podrías tardar años en procesar un bloque para conseguir alrededor de 25 bitcoins”, ejemplifica Javier. Si se compara con el oro y el dólar, Bitcoin tiene algunas ventajas básicas sobre ambos. Gutiérrez Zaldívar las enumeró durante su presentación: se trata de un bien escaso, debido a que habrá un máximo de 21 millones de bitcoins disponibles; no se degrada con el tiempo ni ocupa espacio físico para ser almacenado o transportado; es divisible y uniforme, ya que puede ser dividido hasta en 8 decimales y 1 siempre será 1 dividido 21 millones; y tiene la mejor tecnología disponible para evitar la falsificación.
Visto así son todas buenas noticias, pero las criptomonedas no están exentas de dificultades. Una de ellas es su situación legal en distintas partes del mundo. A este tema dedicó su charla Andrés Chomczyk, un jóven abogado miembro de la Comisión de Derecho de Alta Tecnología del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires y colaborador legal de la Fundación Bitcoin.
Chomczyk identificó dos grandes corrientes a nivel global, ambas orientadas a la regulación de la moneda virtual por parte de los estados con un gran aporte de la comunidad. La primera en EEUU, en donde existe una tendencia a considerar Bitcoin como una moneda privada, es decir, a tomarlo como dinero pero no de curso legal forzoso.
La segunda en Europa, impulsada por Alemania, en donde se considera Bitcoin como un instrumento financiero y no como dinero per se por la competencia que implicaría con el Euro. “Aunque aún es muy temprano para juicios categóricos, en nuestro país existe una inclinación hacia la corriente estadounidense”, explica Andrés que habla muy rápido, como los buenos abogados.
En el mundo, por el momento, no hay ninguna prohibición con respecto a Bitcoin. “En la Argentina no hay regulación específica, pero tomando en consideración el artículo 19 de la Constitución Nacional, Bitcoin es absolutamente legal”, aseguró Chomczyk. El artículo indica que “ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe.”
Una conferencia para cambiar el mundo La próxima cita también será una primera vez. En diciembre llega laBITconf, la primera Conferencia Latinoamericana sobre Bitcoin, una oportunidad única para pensar y debatir de la mano de una veintena de invitados internacionales. “Queremos que la Argentina esté preparada para las economías descentralizadas, que los argentinos tengan la posibilidad de acceder a estas herramientas antes que el resto del mundo”, me dice Rodolfo Andragnes con optimismo al terminar el encuentro.
El futuro dirá si mi primer criptomoneda quedará entre las cosas inolvidables de mi vida o si se convertirá en una simple anécdota para contar entre amigos. En el interín pienso ahorrar en bitcoins para comprar el dispositivo de besos a la distancia.