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CRISIS ENERGÉTICA
El Gobierno minimizó la crisis por la falta de electricidad. Fin de año en el infierno: siguen los cortes y piquetes

El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, aseguró que los apagones sólo afectan “del 1% al 3% de los usuarios” y se focalizan en “algunos edificios y cuadras”. Volvió a culpar sólo a las empresas.

31/12/2013

El Gobierno salió a minimizar la crisis por la falta de luz

Clarín

El Gobierno salió ayer a minimizar los cortes de luz que afectan a miles de personas en barrios de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano. Según el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, la falta de energía alcanza del “1% al 3% de los usuarios, en lugares repetidos, en algunas cuadras, manzanas y edificiosdeterminados”.

Capitanich afirmó que son “5,6 millones de usuarios”, quienes reciben el servicio de luz en el área metropolitana, de los cuales “del 1% al 3% está siendo afectado, en lugares repetidos”, por lo que se trata de “problemas de distribución debidamente focalizados”.

El ex gobernador chaqueño insistió en que la responsabilidad de lo sucedido es de Edesur y Edenor, a las que, esta vez, no nombró. “Acá no hay un problema ni de generación ni de transporte de energía, sino de distribución,que es una responsabilidad exclusiva y excluyente de las empresas que prestan el servicio”, expresó.

Aunque los cortes de luz se vienen extendiendo desde hace dos semanas y han alcanzado distintas zonas de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano en diferentes días y horarios, el secretario de Seguridad, Sergio Berni, consideró ayer que los afectados por la falta de energía son sólo 19.000 porteños.

Capitanich agregó ayer que “superada la ola de calor, el Enre (organismo regulador de las eléctricas) evaluará la aplicación de multas a las empresas de energía y resarcimiento a usuarios damnificados por los cortes de suministro” y “sin perjuicio de que los usuarios también hagan su parte”.

En la hipótesis del Gobierno, las firmas responsables de los problemas energéticos son Edesur y Edenor, pero Capitanich ni las mencionó.

Esta omisión del jefe de Gabinete fue acompañada por una nueva postura de ambas empresas, que pasaron de criticar por lo bajo al Gobierno por su “falta de previsión” a manifestar que “hay algunos problemas, aunque damos respuesta inmediata a nuestros clientes”, como afirmaron ayer desde Edenor.

Lejos de focalizarse en la responsabilidad del Gobierno en esta crisis, cuya inminencia venía siendo advertida desde hace más de un año y medio por distintos sectores (sindicatos, empresas, políticos de la oposición), Capitanich se refirió a las mejoras que tendrá el sistema eléctrico en el futuro.

“Las empresas de distribución, sean públicas o privadas, tendrán que hacerse cargo y mejorar sustancialmente los problemas de media y baja tensión ”, afirmó el jefe de Gabinete.

Durante esta quincena de problemas con el suministro eléctrico, que llevó a ancianos y personas mayores a quedar deshidratados, familias enteras que perdieron su comida en la heladera o enfermos bajo tratamiento que no sabía donde guardar medicación especial que debía estar bajo refrigeración, en el Gobierno se barajaron todo tipo de opciones con respecto al futuro de Edesur y Edenor.

Algunos barajaron la idea de una expropiación y estatización de las eléctricas. En los rumores, había más enojo oficial con Edesur, que está bajo control italiano y algunas líneas de management en Chile, que con Edenor. También se estudió la posibilidad de un traspaso de su jurisdicción y control hacia la ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, esta última posibilidad no sería posible porque ambas empresastambién prestan servicios en el conurbano, lo que implicaría que deberían traspasar el control a los municipios del conurbano.

Pero el Gobierno no habló en público de estos temas, que desataron cruces públicos (como cuando Capitanich se refirió a cortes “programados” y luego se arrepintió de haber usado esas palabras) y privados entre distintos funcionarios.

El jefe de Gabinete cerró su conferencia de ayer hablando sobre el futuro. En abril, entrará en funcionamiento la central nuclear Atucha II que “generará un cambio en la composición de la matriz energética” y producirá “energía barata y de calidad”. La obra sumará 745 megavatios de electricidad al sistema interconectado nacional.

Los piquetes se multiplicaron y salir de la Ciudad fue imposible

Clarín. Por Victoria De Masi

El semáforo titila en amarillo. Los tachos de basura están prendidos fuego, pero igual huele a podrido. Una cubierta, un zapato, retazos de una camisa cuadriculada que puede ser una manga o un cuello forman una brasa compacta, irreductible. Una montaña de cosas arde sobre la senda peatonal. Las llamas mastican a su tiempo el eslogan “Ciudad Verde” de los contenedores. En medio de todo eso, una mujer –vestida de shorts, musculosa, ojotas y sudor– golpea una flanera con un pedazo de palo de escoba: pide luz, pide agua, pide lo básico para vivir. Todo eso es una barricada, la imagen detenida que se multiplica en distintos barrios de la Ciudad y el conurbano, donde en algunos lugares llevan más de quince días sin electricidad. El corte fue el domingo y se repitió anoche, en el cruce de la avenida Entre Ríos y la calle Constitución. Ayer por los piquetes, entrar y salir del área metropolitana se volvió una misión imposible. Y el calor, que no da tregua, la volvió más difícil.

Desde hace dos días se anuncia una tormenta que no termina de llegar. Dicen que vendría con granizo y viento, que en poco tiempo caería mucha agua. No importa: ayer la térmica rozó los 41 grados, la marca más alta desde que empezó esta ola de calor. A pesar del asueto administrativo que dictaron La Nación, el Gobierno porteño y el bonaerense, y de que muchos abandonaron sus casas por falta de corriente o para pasar el Año Nuevo en distintos centros turísticos, en la hora pico no se notó. Moverse en auto o en transporte público fue un caos.

A media tarde, los cortes en las autopistas y accesos llegaron a congestionar calles y avenidas de Capital. Por un piquete en la autopista Buenos Aires-La Plata, muchos optaron por tomar el viejo puente de La Boca, pero el tránsito fue tan intenso a esa hora que colapsó la avenida Almirante Brown, incluso desde Parque Lezama. Camiones, autos particulares, micros y colectivos, tuvieron que desviar sus recorridos y complicaron el avance sobre esa avenida. El tránsito quedó parado en medio de un infierno y hubo que esperar casi una hora para hacer dos cuadras desde el parque hasta el hospital Argerich. Ante ese colapso muchos volvieron a contramano hacia Paseo Colón y retomaron por otras salidas como el puente Vélez Sarsfield o el viejo puente Bosch.

El fastidio para salir de la Ciudad se vivió sobre todo en el peaje Dock Sud, donde un grupo de personas bloqueó ambas manos. Totalmente frenados, autos, micros y camiones quedaron atascados en una fila de varios kilómetros. Y hubo maniobras para volver marcha atrás. Algo similar ocurrió en las autopistas Illia y Dellepiane, también cortadas. Los puentes alternativos colapsaron: el Pueyrredón tuvo un corte que generó colas hasta su empalme con la autopista 25 de mayo hasta San Juan. Eso generó más carga vehicular en las otras salidas hacia el Sur.

Los afectados siguen encontrando en los cortes de calles la única forma de reclamar. Por eso ayer se hicieron sentir en Almagro, Boedo, Parque Chacabuco, Flores, Floresta, Balvanera, Belgrano, Caballito, Palermo, Villa Crespo, Liniers, La Paternal, Mataderos, Villa Urquiza, Villa del Parque, San Telmo, Constitución y Lugano, que son los barrios más afectados. Hubo protestas en puntos clave de la Ciudad: Rivadavia y Nazca, Paraguay y Coronel Díaz, Angel Gallardo y Corrientes, Juan B. Justo y Murillo, Magariños Cervantes y Donato Álvarez, y Entre Ríos y Garay. En Retiro, los micros llegaron con media hora de demora porque no pudieron esquivar los cortes.

El jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, habló de cien puntos críticos de cortes de luz en 16 barrios (ver La Ciudad...). En la Ciudad hay edificios deshabitados, como el de Serrano 439, sin suministro desde hace 17 días. Casi todos los vecinos abandonaron los departamentos. Sólo vuelven para ver que todo esté en orden.

En Provincia el panorama no es distinto. Vecinos de Lanús, Avellaneda, San Martín, Banfield y Adrogué también bloquearon los accesos. La postales son tristes. Lejos de pedir que vuelva la luz, ya salen a pedir vivir con dignidad. La gente cortó Hipólito Yrigoyen al 2500, en Lanús, porque les quitaron la luz luego de devolvérsela. “Les rogamos que nos digan cuándo lo van a solucionar”, implora Erminia Di Monte, que atraviesa un apagón de quince días. Susana Frieiro, que vive en la esquina de las calles Colombia y Bolivia, asegura que las empresas no le dan respuesta. “Lo único que descubrí es que la hora en la que siempre atienden es a las 4 de la mañana. Me quedo hasta ese momento despierta para llamar e insistirles que vengan a arreglar este desastre”, dice.

En Edenor dicen que “el servicio se normalizó pero la red quedó alterada y que ahora tratan de equilibrarla”. En Edesur no dan más precisiones que ésta: “Desplazamos 135 generadores y las cuadrillas siguen trabajando”. Mientras los vecinos acumulan números de reclamo, alguien –harto, transpirado– vuelca un container sobre la senda peatonal y lo incendia. Una montaña de cosas, una brasa compacta. Son formas de pedir ayuda o al menos, una respuesta.

Arman un mapa con los 100 puntos más críticos

Clarín

El jefe de gobierno de la Ciudad, Mauricio Macri, dijo ayer que tienen identificados 100 puntos críticos en 16 barrios en los que se registraron los peores cortes de luz, es decir, los edificios en los que hace más de 15 días que permanecen sin suministro eléctrico (ver mapa).

El relevamiento no incluye aquellas viviendas en las que la luz se cortó de manera intermitente, es decir, que tuvieron luz por algunas horas o días y otros no durante el periodo de crisis. Hay una amplia franja de la zona norte de la Ciudad en la que llamativamente no se registran puntos críticos.

Entre los barrios con mayores problemas, según el mapa, están Villa Crespo, Flores, Balvanera, Almagro y La Boca.

Según el relevamiento de Clarín, las interrupciones del servicio abarcan a muchos más clientes que los que se señalan en el mapa oficial. En lo peor de la crisis energética, la semana pasada, llegó a haber 200 mil clientes sin luz (unas 800 mil personas).

El ENRE evaluará la aplicación de multas a empresas de energía

Télam

El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, aseguró hoy que a partir de enero, una vez superada la ola de calor, el Enre evaluará la aplicación de multas a las empresas de energía y resarcimiento a los usuarios damnificados por los cortes de suministro.

"Una vez superada la ola de calor, el Enre evaluará la aplicación de multas a las empresas de energía y resarcimiento de usuarios", sin perjuicio de que los usuarios también hagan su parte", dijo Capitanich en conferencia de prensa.

Agregó que en los cortes de energía que se registraron en los últimos días "se repiten lugares" y "corresponde a las empresas tomar recaudos y resolver problemas, haciendo las inversiones que tengan que hacer". 

Un comité de crisis por la situación en Buenos Aires

La Nación. Por Valeria Musse

La provincia de Buenos Aires sufre también las consecuencias de las altísimas temperaturas y la falta de suministro eléctrico. Ayer, por caso, vecinos de Avellaneda cortaron el puente Pueyrredón, que comunica con la Capital, por los cortes de luz.

En tanto, el secretario de Servicios Públicos provincial, Franco La Porta, conformó un comité de crisis con el objetivo de actuar en el restablecimiento del servicio de las zonas aún afectadas, asistir a los damnificados en los pedidos de resarcimientos y plantear los pasos por seguir para la provisión del servicio sin inconvenientes. El comité está integrado por el organismo de control provincial (Oceba), las empresas de distribución de energía EDEA, EDES, EDEN y Edelap y las federaciones de cooperativas eléctricas de la provincia.

En la capital provincial ayer seguían sin luz unos 900 hogares, según se informó. Edelap comunicó que el 23 de este mes, el día de mayor exigencia, tuvieron el pico de cortes, que alcanzó al 10% de los usuarios.

Pero detrás de los datos duros y de las acciones previstas están las historias de las personas que padecen la falta de suministro energético en medio de la más extensa ola de calor para un mes de diciembre.

Es el caso de la familia Zima, que se quedó sin luz y sin agua la víspera de Navidad a las tres de la mañana. Al ver arruinada la cena de Nochebuena, Claudia Zima arrojó los ingredientes de la comida que preparaba en el frente de la oficina comercial de Edesur situada sobre la avenida Mitre, en Avellaneda. Su casa, situada en la calle 12 de Octubre al 100, se convirtió en un horno. Su madre, Beatriz, de 72 años, no se levanta de la reposera, a centímetros del balcón, en busca de alguna brisa que alivie su agobio, mientras humedece su rostro y el cuello con una toalla mojada, y repite a la nacion: "Esto es inhumano".

"Me quedé hasta las cinco de la mañana asomada al balcón", agrega Claudia Zima, que compró colchones inflables para que ella, su madre y su hermano puedan tirarse en el piso, cerca del balcón, a descansar. Juntan agua de una canilla de la planta baja y se duchan en la casa de amigos más afortunados. Su única compañía es una radio que funciona a pilas. "Es como volver a otra época. Sin luz, sin computadora, sin Internet."

En el centro de Avellaneda, Vilma Molinari se quedó sin luz el 22. Desde entonces, la acompaña la penumbra. "Nos quedamos sin agua también. Apenas sale un hilito. Es terrible esta situación", relata Vilma, preocupada también por sus cuatro perros.

La desesperación por los momentos de calor que está atravesando, sumada a las pérdidas que tuvo en el quiosco que atiende en su propiedad, la llevó a pedir ayuda a un vecino. "Tuvimos que tirar un cable a través de nuestros patios, que se comunican por el fondo. Como él tiene luz, nos permite tener un freezer enchufado para mantener los helados y las bebidas y, además, conectamos un ventilador de pie para airear un poco." Para agradecer y "cuidar" a su vecino solidario, controla el consumo durante algunas horas.

Anteayer, Vilma recibió una comunicación de un funcionario del Ministerio de Planificación nacional. Como había realizado decenas de llamadas a los números de teléfono divulgados por ese organismo, no le sorprendió que se comunicaran; sí, que no hubiera respuestas a su reclamo. "Sólo querían saber si seguía en la misma situación... ¿Por qué no se acercan a ayudar?".


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