Los miembros de la tripulación del rompehielos Arctic Sunrise, de Greenpeace, entre ellos los argentinos Camila Speziale y Hernán Pérez Orsi, ya pueden volver a sus países de origen cuando lo deseen, después de que la justicia rusa retirara ayer todos los cargos contra ellos en virtud de una amnistía general aprobada la semana pasada.
Veintinueve de los 30 tripulantes del rompehielos, que pasaron dos meses en prisiones rusas, fueron notificados ayer sobre la finalización de la causa penal por la que habían sido acusados de piratería y vandalismo.
Sólo el marinero italiano Cristian D'Alessandro no pudo completar ayer, por falta de traductor, el procedimiento legal que da por terminada la desventura de los ecologistas en Rusia en virtud de la amnistía general aprobada la semana pasada por la Duma con motivo del 20° aniversario de la Constitución rusa.
"Es raro para mí recibir esto hoy, en Navidad. Pero no lo veo como un presente, no deberíamos recibir este presente en absoluto, deberíamos estar en casa con nuestras familias hoy -comentó Speziale, de 21 años, tras notificarse de la decisión de la justicia-. Es ridículo haber sido arrestados por una protesta pacífica. Ya parece lejano haber estado en el Arctic Sunrise y es increíble que [la firma rusa] Gazprom ya haya empezado a explorar en el Ártico."
Speziale y Pérez Orsi, de 40 años, llegarían a Buenos Aires en las próximas horas, tras ser archivada la causa penal por la que eran acusados. A diferencia de la mayoría de los tripulantes del rompehielos, que pasaron los últimos tres meses en Rusia tras ser detenidos por intentar escalar a una plataforma petrolífera en aguas del Ártico, los activistas argentinos, así como la brasileña Ana Paula Maciel, no necesitan visado de tránsito para cruzar la frontera rusa.
Tanto la Argentina como Brasil tienen sendos acuerdos bilaterales de exención de visados con Rusia, al igual que Ucrania y Turquía, que también cuentan cada una con un activista entre la tripulación del barco de Greenpeace.
Los treinta tripulantes del Arctic Sunrise pasaron dos meses en prisión preventiva en cárceles de las ciudades de Murmansk y San Petersburgo tras ser acusados de piratería, primero, y vandalismo, después.
Por el momento, permanecen todos en la antigua capital imperial rusa, donde, según comentó un vocero de Greenpeace, se reunieron ayer para celebrar juntos la Navidad. "Algunos activistas han recibido la visita de sus mujeres, maridos, hijos y hermanos", afirmó.
La amnistía general pone fin a la persecución judicial de los activistas y permite que los llamados "30 del Ártico" -procedentes de Rusia, Estados Unidos, la Argentina, el Reino Unido, Canadá, Italia, Ucrania, Nueva Zelanda, Holanda, Dinamarca, Australia, Brasil, República Checa, Polonia, Turquía, Finlandia, Suecia y Francia- puedan volver con sus familias antes de Año Nuevo.
La misma amnistía permitió también la liberación esta semana de las dos integrantes del grupo punk femenino Pussy Riot, e igualmente, en virtud de la amnistía, saldrán de prisión preventiva una docena de opositores acusados de "participar en desórdenes públicos" durante la multitudinaria manifestación contra el Kremlin que tuvo lugar el 6 de mayo de 2012 en el centro de Moscú.
Mientras tanto, el consorcio gasístico ruso Gazprom, cuya actividad quería denunciar Greenpeace, sigue trabajando en la plataforma del Ártico, donde planea comenzar la producción de petróleo en el primer trimestre de 2014, lo que, según la ONG, aumenta el riesgo de que se produzca un vertido de petróleo en un área que contiene tres reservas naturales protegidas por la propia legislación rusa.