Además, según información oficial de Edenor y de Edesur, se duplicó la cantidad de horas al año que los consumidores carecen del servicio; todos los datos están en poder del Ente Regulador de Energía
Más allá de la guerra de declaraciones que propuso el Gobierno esta semana para conducir toda la responsabilidad de los cortes de luz hacia las compañías eléctricas, ningún funcionario de jerarquía de la administración de Cristina Kirchner puede sostener de manera convincente que desconoce el deterioro del servicio público en los últimos años. Basta con echar una rápida mirada a los números que las propias empresas, Edenor y Edesur , les hacen llegar a los organismos de control para tomar nota de ello.
En sus estados contables de 2012, Edenor, la distribuidora que atiende a una parte de la Capital y el Gran Buenos Aires, cuenta cómo se deterioró la calidad del servicio en el último lustro. Según sus números, sus clientes registraron, en promedio, 7,13 interrupciones del servicio en el año, un 25 por ciento más que las 5,71 ocasiones en que sufrieron el mismo problema en 2008. Si bien esa cifra muestra oscilaciones a lo largo de los últimos cinco años, el porcentaje registra el promedio de dificultades más alto de la serie.
La mayor dificultad para los usuarios, además, es la duración de los cortes, en los que hubo un incremento mucho más fuerte. En 2008 la extensión de las interrupciones, en el promedio anual, era de 13 horas, se duplicó en los últimos cinco años y llegó a las 26 horas.
Las cifras de calidad de servicio, en ambos casos, no sólo incluyen áreas de trabajo propias de la distribuidora, sino también dificultades -por ejemplo, problemas en el servicio de alta tensión- que le son ajenas, pero que impactan en su calidad del servicio.
Según los especialistas, Edesur, cuyos números no están presentes en sus últimos estados contables, tiene una situación similar.
"Tanto la frecuencia de las interrupciones como la duración han desmejorado en forma notable entre 2008 y 2012", explicó Jorge Lapeña, secretario de Energía durante el gobierno de Raúl Alfonsín. Lo explica en el lenguaje propio del sector eléctrico: "El indicador FMIK [veces que se produce una interrupción por año y kilovatio instalado] aumenta de 3,92 ocasiones a 6,29, es decir, casi se duplica. De la misma manera, el indicador TTIK [tiempo total de la interrupción en horas por kilovatio instalado] aumentó de 8,06 horas a 17,54 horas en el mismo período.
"Los valores eran públicos y, por lo tanto, conocidos por el Gobierno. Es inadmisible que todas sus dependencias intenten desligarse de sus propias responsabilidades", sostuvo.
Como consecuencia de las altas temperaturas que se registran en todo el país hace más de diez días y el mayor nivel de actividad, se rompió la marca anterior del domingo 15 de diciembre de 2013, cuando a las 21:35 horas había totalizado 19.733 megavatios.
"Cabe destacar que el sistema opera con normalidad y cuenta con una reserva adicional de 4.000 megavatios", señaló la cartera que conduce Julio De Vido.
Además, el Ministerio señaló que, ante la extensa ola de calor que afecta a gran parte nuestro país desde hace diez días y que se extenderá durante la próxima semana, "agradece el esfuerzo que realizan en estos días los trabajadores tanto del gremio de Luz y Fuerza como los de Uocra para reparar y reestablecer el suministro eléctrico como consecuencia del fuerte crecimiento de la demanda de energía que hizo que se batan nuevos record de consumo histórico tanto para días hábiles, sábados y domingos".
De la misma manera el Ministerio de Planificación Federal agradece el esfuerzo de Marcelo Montero, coordinador del grupo de trabajo para el seguimiento de los servicios públicos, y de sus colaboradores quienes estuvieron siempre a disposición para resolver los inconvenientes y que continuarán trabajando mientras dure la ola de calor y la consecuente mayor demanda eléctrica.
Los cruces entre el Gobierno que amenazó con reestatizar el servicio de distribución eléctrica en Capital Federal y GBA, y las empresas Edenor y Edesur, pareció entrar en pausa en las últimas horas, pero ni las advertencias oficiales ni una mayor premura de las compañías para solucionar las averías, pueden disipar el peligro de nuevos cortes de luz. La desinversión en las redes del área metropolitana es de tal magnitud que en lo inmediato todo dependerá del clima y de la demanda del público.
Según el pronóstico meteorológico, empieza otra semana con altas temperaturas máximas, superiores a 32°, y mínimas de 22° y 23° hasta el miércoles incluido en Capital Federal y Gran Buenos Aires , y una situación similar en todo el litoral y centro del país. Esto anticipa que el consumo de electricidad se mantendrá en los niveles de la semana anterior, aunque relativamente aliviado por el asueto de la administración pública que a último momento se extendió a la tarde de hoy (empieza a las 12) y dura hasta el viernes, y porque mañana no habrá actividad bancaria.
La demanda también debería disminuir porque muchas familias se trasladaron a la zona atlántica y otros puntos turísticos, pero esto es más relativo, porque los que permanecen en los hogares tienen más tiempo disponible y además en estos días hay más reuniones familiares que conducen a prender los aparatos de aire acondicionado por más horas.
Como contrapeso, las distribuidoras empezarían la semana sin fallas pendientes. En Edenor dijeron que "la operación está normalizada" , lo que significa que hay fallas "pero no hay stock pendiente". En Edesur afirmaron que están resolviendo los últimos problemas que surgieron la semana pasada. En ambos casos, se levantaron los asuetos del 24 y el 31 para todo el personal, y están dispuestas guardias de emergencia para el 25. En este último aspecto, en las empresas indicaron que las cuadrillas técnicas ya vienen sobrecargadas desde el temporal de viento del 2 de este mes en el Gran Buenos Aires y que esperan que no surjan conflictos gremiales. En Edesur, además, indicaron que dispusieron nuevas ubicaciones para los grupos electrógenos de auxilio para ahorrar tiempo en los traslados a partir de esta semana.
Las redes de distribución en la zona metropolitana tienen pocos lugares resguardados. Es el caso de Puerto Madero donde se hicieron todas las instalaciones nuevas incluyendo una significativa reserva que preveía el crecimiento, y de algunos countries que prefirieron cableados subterráneos como en Capital Federal y no aéreos como hay en el GBA , y pagaron la diferencia por esas instalaciones incluyendo una mayor capacidad. Los edificios nuevos además cuentan con cámaras propias, con lo cual no corren el riesgo de una falla en el cable que conduce la electricidad desde el transformador al domicilio, aunque pueden también sufrir si se cae el cable de media tensión que llega hasta el inmueble.
En cambio, la situación más complicada se registra en los barrios más viejos de la Capital donde las instalaciones pueden llegar a tener una antigüedad de más de 50 años, mientras la demanda creció exponencialmente por la introducción del aire acondicionado en forma masiva. A nivel país, la situación es similar en las principales ciudades aun cuando las tarifas son más altas que en Capital y GBA. En algunas capitales de provincia hay cortes programados para aliviar la presión sobre las redes.
En cuanto a la disponibilidad de energía del sistema interconectado, las reservas son acotadas: mientras la demanda ya superó los 23.400 megavatios, hay capacidad para unos 24.900 según las expresiones oficiales, y eso utilizando las máquinas más viejas y de mayor costo que hay en existencia. Esto significa que si una de esas usinas térmicas tuviera una falla, habría que hacer un corte forzoso en la demanda.