La exploración minera en Argentina bordeará una inversión de US$ 50 millones, como producto de la marcada retracción en el mundo y de las complicaciones de la economía y de la política argentina. Las mineras exploradoras conocemos la actividad está absolutamente resentida y no esperamos cambios en el primer semestre del año que viene. En el mundo, todos los gurúes están hablando de los precios iguales o a la baja de los commodities, con la consiguiente falta de mercado de capitales y de inversores en fondos de inversión.

Tenemos efectos colaterales de leyes en las provincias, como Santa Cruz, donde el nuevo gravamen sobre los recursos hizo que se pare la exploración alrededor de los yacimientos y para descubrir nuevo. Santa Cruz tiene un panorama malo por lo dicho, Salta tiene un par de empresas que harán desarrollos pequeños de exploración. En San Juan hay otro pocos proyectos en exploración, y Jujuy tiene la posibilidad de recibir algunas inversiones en Chinchillas y algún otro proyecto pequeño cercano, como Loma Blanca, de Borax. En las otras provincias hay una marcada parálisis.

Había muchas esperanzas con el cambio ministerial en el área económica, pero las medidas que esperábamos no se dan. Seguimos con el doble cambio, el cepo al dólar, la inflación ingobernable y eso está afectando a todos los sectores, no sólo a nosotros. Se le suman factores importantes que también afectan a la exploración y a la minería, como la liquidación rápida de las utilidades y la conversión a pesos. Y eguimos teniendo el impuesto a las sociedades, que es otro gravamen que paga la minería”.

Es detacable que en el festejo de CAEM, su presidente, Martín Dedeu, manifestó que los problemas no son sólo internacionales. Y que tenemos que buscar la solución entre todos para devolverle competitividad a la Argentina y lo que fue la plena vigencia de la Ley 24.196, que se tradujo en los números que ha expresado en diversas oportunidades el secretario de Minería, Jorge Mayoral. Pero esas cifras de inversión pueden ser reales en lo que respecta a los últimos años, pero a partir de este año no es así así.

El secretario Mayoral habló de una serie de proyectos que están, pero los montos que citó para el año que viene no coinciden con sus puestas en marcha, pensadas para 2015 o 2016, unos, y otros para 2018 o 2019. Decir que las inversiones estarán en miles de millones de dólares es temerario. La realidad nos dice otra cosa: que los proyectos van a ir de a poco, los inversores verán cómo evolucionan sus decisiones.

No son momentos para la famosa pelea del vaso medio lleno o medio vacío. No tenemos continuidad en la exploración pura, incluso en la avanzada, y lo vemos con mucha preocupación. Las inversiones citadas por el gobierno no son para el año que viene, sino para mucho más allá, con valores muy menores de lo que se dice. Hay que ser cautos porque genera expectativas infundadas en provincias aquejadas por esta coyuntura.

Esos pronósticos son hoy meros deseos. No hay que engañarse cuando las cosas no salen. Estamos en riesgo de perder todo lo que hemos logrado: el número y valor de las minas en producción nos hacen un país con minería, pero no un país minero.

Hasta octubre, la exploración internacional, por efecto de la caída de la burbuja de los commodities había caído casi en un 35%, pero en Argentina estaba en un 60%-70%, por las razones apuntadas.
¿Cómo se revierte esta situación? Volviendo a demostrar que Argentina da seguridad jurídica y fiscal como fue la 24.196. En todo su esplendor, sin condicionamientos, y reuniéndose las cámaras empresariales con el Estado Nacional, las provincias y los sectores profesionales ligados a universidades y otros entes. Ver cómo ponemos en marcha la Ley 24.196 de nuevo y todos los necesarios acomodamientos para atraer a la inversión, como antes. Pero debe ser un diálogo entre todas las partes para que funcione, no un diálogo entre un sordo y un monólogo.

*Presidente de GEMERA